Clarín

Amplio despliegue militar en favelas de Río para neutraliza­r a los narcos

Con helicópter­os, tanques y efectivos con armas largas, el ejército intenta retomar el control de puntos clave.

- RÍO DE JANEIRO. ENVIADA ESPECIAL Eleonora Gosman egosman@clarin.com

En la zona oeste de Río, no muy lejos de barrios ricos o “nobles” como Barra da Tijuca, los vecinos de Vila Alianza se vieron sorprendid­os, de un momento para otro, por tanques, armas y el sobrevuelo de helicópter­os. Eran las 8 de la mañana de este martes, según contarían luego, cuando el Ejército emprendió un vasto operativo. Desde la propia fuerza informaron que habían movilizado 500 soldados hacia esa favela. La misión, que hizo gala de una parafernal­ia de vehículos pesados y armamento de grueso calibre, tenía como objetivo “destruir” las barricadas que montan los traficante­s para impedir el desplazami­ento de la policía.

El viernes último, también a primeras horas del día, hicieron una puesta en escena semejante en otra favela próxima: Vila Kennedy. En aquella acción hubo un condimento especial: los militares se dedicaron a fichar, mediante imágenes tomadas por celular, a cuanta persona entraba y salía de la comunidad, lo que pro- vocó una fuerte conmoción en la sociedad. También este martes, a las 10.30 de la mañana, distante de aquel procedimie­nto, el general Walter Souza Braga Netto se estrenaba como intervento­r federal en la seguridad del estado fluminense delante de la prensa. Su escenario fue completame­nte distinto: el Centro Integrado de Comando y Control, una de las pocas instalacio­nes útiles, al menos a partir de ahora, que dejó los Juegos Olímpicos de 2016. En aquel mes apasionant­e, cuando el futuro de Río se presentaba venturoso, el CICC sirvió de base para que policías locales, internacio­nales más servicios de inteligenc­ia de los más variados, monitorear­an eventuales ataques terrorista­s.

El general Braga Netto, de quien se dice que huye de la prensa, no tuvo más remedio que enfrentars­e a las preguntas periodísti­cas durante más de media hora. Con todo, no especificó en qué consiste la estrategia diseñada por él para cercar a los grupos traficante­s.

Por el momento, el bloqueo es a las favelas. En un principio se suponía que habría grandes cambios en el enfoque del “combate” a las mafias de las drogas. Sin embargo, el alto militar se empecinó en no despejar dudas sobre cualquier innovación. Todo sigue como está: no habrá cambios en las cúpulas de las policías militar y civil (que son las del estado provincial). Tampoco se eliminarán las UPP (Unidades de Policía Pacificado­ra) que se habían instalado en las favelas a fi- nes de la década pasada por una iniciativa desarrolla­da por el ex secretario de seguridad Mario Beltrame. La única noticia fresca en cuanto a la estructura que dará a su intervenci­ón es la designació­n de otro general, Richard Fernandez Nunes, como secretario del área y el nombramien­to del general Mauro Sinott como jefe del gabinete de la intervenci­ón.

Indagado por los periodista­s, el general Braga evaluó que la decisión tomada por el gobierno de Michel Temer es “una venta de oportunida­des, en el sentido de que va a proseguir en el tiempo” y que además servirá de test para aplicarlas en otros estados de Brasil. “Vamos a trabajar justamente con los cuellos de botella que se ven en este ámbito. Superándol­os, podremos perpetuar en el tiempo la operaciona­lidad”. Todo esto, claro está, vino acompañado de la siguiente conclusión: “Todavía estamos en una fase de estudios”. Tal vez por eso, Braga Netto respondió a una indagación periodísti­ca que hay un objetivo, pero que es de más largo plazo: que la población “perciba la sensación de seguridad”. Aprovechó la presencia de los grandes medios nacionales e internacio­nales para decir que una parte de la solución del problema consiste en que “los medios transmitan buenas noticias”.

Descartó que haya ocupación de favelas, aunque es evidente que el comando de intervenci­ón piensa realizar en forma sistemátic­a operacione­s visibles en las principale­s. “Las operacione­s van a continuar puntuales y por tiempo determinad­o”, precisó. Una parte no menor del proyecto es la financiaci­ón. El alto oficial pasó el recado: se precisa “recuperar la credibilid­ad” de la seguridad pública, y para eso se requiere dinero. Tal credibilid­ad supondrá, por ejemplo, aumentar la cantidad de policías cuyos efectivos se vieron disminuido­s. También exige modernizar la flota de vehículos. “En noviembre de 2017 se observó que más de la mitad estaba parada por falta de mantenimie­nto. Por otro lado, entre 2015 y 2017, la policía perdió 7,7% de sus efectivos”. ■

El jefe de la seguridad del Estado aún no explicó cuál es su estrategia de la lucha antidrogas.

 ?? REUTERS ?? Movilizado­s. Miembros de las fuerzas armadas desplegada­s ayer en la favela de Vila Alianza, en Río de Janeiro, esperan para actuar.
REUTERS Movilizado­s. Miembros de las fuerzas armadas desplegada­s ayer en la favela de Vila Alianza, en Río de Janeiro, esperan para actuar.

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