Qué precio pagar para ser la mujer que una quiere ser
Directora y protagonista de “Las amargas lágrimas de Petra von Kant”, hablan de la actualidad que tiene la obra de Rainer Fassbinder, que estrenan el viernes.
Arder o durar. Ese lema que marca a fuego a los personajes de Rainer Werner Fassbinder está a la vista, casi como en ningún otro, en Petra, la protagonista de Las amargas lágrimas de Petra von Kant. La obra del dramaturgo y director alemán (que fue filmada por él mismo, en 1972) será la que inaugure, este viernes, la temporada oficial del Teatro San Martín, en una versión que dirige Leonor Manso con un elenco que encabeza Muriel Santa Ana.
En la historia, Petra von Kant es una exitosa diseñadora de moda que se relaciona con su entorno de manera compleja e intensa, hasta que se enamora de una modelo, Karin, y todo su mundo, supuestamente perfecto, tambalea. -Fassbinder escribió y filmó esta historia hace más de 45 años, pero los temas que toca se resignifican. ¿Qué enfoque le dieron ustedes? Manso: El nuestro es otro lenguaje, lejos de la película que vi muchas veces. Esta obra es tan buena que despierta la imaginación.
Santa Ana: Nos pusimos en un camino de búsqueda, la obra fue mutando y se fueron descubriendo cosas. Estoy haciendo un camino paralelo como mujer y como actriz a la par del personaje. Pasé por muchos estados, y es tan fuerte todo que no tengo certezas. Me pasa lo que le pasa al personaje; ella empieza con todo sabido, el deber ser, las respuestas para todo, cómo hay que estar en el mundo siendo una mujer exitosa y qué precio debe pagar una mujer para ser lo que quiere ser. Hasta que llega esa pasión y la necesidad de posesión: ahí se le corre el piso y llega el abismo. Manso: Es una angustia casi existencial que viven los personajes. Porque eso les pasa un poco a todas: la madre, la mucama, la hija. Todas son Petra y ella es todas a la vez. Santa Ana: Las mujeres en Fassbinder
tienen tanta vulnerabilidad como fortaleza, porque se entregan: a las drogas, o al amor, o al vacío de la vida. Cuando a Petra se le mueve todo tiene miedo, porque ya no es la que era y no sabe cómo se va a configurar de ahí en más. Es la liberación de la soledad, cuando abandonamos máscaras y mandatos. -Esta es la segunda vez que Leonor dirige en un teatro oficial, ¿cómo es la experiencia? Santa Ana: No te la imaginás, fuego. Pero tuve que convencerla porque ella no quería volver a dirigir, quería actuar.
Manso: Pero me convenció por el cariño que le tengo, y por la obra. Al principio me costó, vi la película, volví a leer la obra y encontré algo. A ella la viola su propio marido y Fassbinder cuenta eso de manera impresionante. Cuando las obras son buenas, ya desde la primera lectura encuentro algo que me da ganas de saber. Y está también muy presente el tema del poder, de Petra con su mucama y viceversa, en todos los personajes. Trabaja mucho la cues-
tión del poder, lo que implica hacer algo con el otro. Poder hacer algo bueno es genial, pero qué problema cuando se ejerce una superioridad. Y creo que también se nota porque en la obra no circula el amor, eso de preocuparse por el otro y demostrar cariño. Más se confunde con la posesión. Eso me impresiona mucho. - El tema de género y el debate sobre el feminismo están hoy en el foco de atención. ¿Cómo creen que va a repercutir la obra en este contexto?
Santa Ana: Creo que esta obra hoy funciona como un gran amplificador, adquiere una significancia que no hubiera tenido seguramente hace unos años.
Manso: Sin dudas, entre otras cosas, porque Petra es una mujer abusada. El abuso general está presente en la obra y pone en evidencia lo difícil que es marcar limites. Y dejarse dominar engendra vergüenza y culpa. Eso puede identificar a mucha gente. Es genial cuando te podés reconocer en una obra, es sanador. Cuando uno ve algo afuera, ayuda a liberarse. La ver- dad es que todo es tan intenso en el mundo Fassbinder que, por momentos, parece un culebrón. Yo quería musicalizar con boleros, pero pensé que se podía malinterpretar y desistí.
El elenco de esta puesta lo completan Belén Blanco, Marita Ballesteros (que hizo de Karin en la única versión del texto que se realizó en la Argentina en los ‘80, y ahora interpreta a la madre de Petra), Dolores Ocampo, Miriam Odorico y Victoria Gil Gaertner. El equipo técnico también es femenino: el asesoramiento coreográfico es de Roxana Grinstein, la música de Carmen Baliero, la iluminación de Eli Sirlin, el vestuario de Renata Schussheim y la escenografía de Graciela Galán. “Al principio se fue dando de manera casual, y cuando vimos que se sumaban mujeres a los distintos rubros, buscamos que se completara así”, dicen actriz y directora. Para Santa Ana, lo que em- pezó como una idea de autogestión hace casi tres años y que llevó como propuesta al San Martín, ya es un proyecto colectivo. “Tenemos un equipo genial detrás de todo esto, con un material de Fassbinder que resuena mucho en las mujeres”. Para Manso, es un hecho inédito, sobre todo para un teatro oficial y un signo
de estos tiempos. -¿Creen que esta obra hubiera sido posible en otro momento? Manso: Vivimos una época particular, con todo lo que implica el debate, de ir a los extremos, tal vez. Pero es lógico, para luego volver a un equilibrio. Cuando sale afuera algo que estuvo tanto tiempo retenido, puede ser desmedido, hasta volver a un punto justo. Santa Ana: Coincido con Leonor. Va a amplificar muchos temas y está bueno que así sea. En lo personal, lo vivo como un proceso angustiante,
es doloroso entregarse a lo que le ocurre a Petra, ponerle el cuerpo para hacerlo bien, es tremendo. Pasé noches sin dormir, con una sensación de fracaso, pero si no te corrés del lugar de la huella, no sé si podés encontrar lo nuevo. Confío en la mirada de Leonor.
Manso: Por algo eligió esta obra, ahí hay algo que ella puede encontrar.
-¿Sentís que este personaje va a ser una bisagra en tu carrera?
Santa Ana: Esta obra es un abismo, estoy totalmente revolucionada y dada vuelta, como en un trampolín del miedo. Creo que después de este personaje me despido de varias cosas, siento que va a ser un antes y después, es como mi Hamlet, la gran prueba. Petra es como una voz femenina que sale de la oscuridad.
En medio de ese abismo, hay un bálsamo: la obra estará en la sala Cunill Cabanellas, donde su padre, Walter Santa Ana actuó por última vez haciendo La última cinta de
Krapp. Y además, ocupa el mismo camarín. “Estoy como en casa”. ■
A Petra la viola su marido, y Fassbinder lo cuenta de manera impresionante. Cuando las obras son buenas, ya desde la primera lectura encuentro algo que me da ganas...”
Leono Manso. Directora.
Estoy haciendo un camino paralelo como mujer y como actriz a la par del personaje. Pasé por muchos estados, y es tan fuerte todo que no tengo certezas.”
Muriel Santa Ana. Actriz.