“En algún momento hubo una Argentina gobernada por gente honesta”
Elpidio González, vicepresidente de la Nación de Marcelo T. de Alvear, entre 1922/1928, renunció a una pensión vitalicia asignada por el Congreso que sancionó la ley de la pensión vitalicia para los ex presidentes y vicepresidentes. En el debate parlamentario se hace alusión al caso de González, la respuesta fue contundente: “No, yo no puedo aceptar eso. Hay que servir a la Nación con desinterés personal, y después de disfrutar el honor de haber sido presidente o vice, no se le puede exigir al Estado que nos mantenga con altos sueldos vitalicios”. Para no dejar ninguna duda, envió una carta en 1938 al presidente Roberto. M. Ortiz comunicándole que: “Cúmpleme dejar constancia ante el señor Presidente, mi decisión irrevocable de no acogerme a los beneficios de dicha ley. Al adoptar esta actitud cumplo con íntimas convicciones de espíritu. Jamás me puse a meditar acerca de las contingencias adversas que los acontecimientos me pudieran deparar. Confió en poder sobrellevar la vida con mi trabajo, sin acogerme a la ayuda de la República, por cuya grandeza he luchado”.
Reconforta y alegra conocer que la Argentina tuvo en algún momento, políticos, funcionarios y señores honestos, cuyo único honor y objetivo era servir a la Nación y no como en la actualidad, obtener un cargo con un sueldo de ricos en un país de pobres, con inmunidad judicial y con la intención de perpetuarse en el poder.
Hubo en algún momento una Argentina gobernada con gente de bien y honesta. Espero ver algún día esa Argentina. Por ahora, pareciera difícil. Alejandro Olmedo Zumarán aolmedozumaran@gmail.com