Clarín

Carrió volvió a escena con una visita secreta a Olivos: aborto y AMIA, en la agenda

Almorzó con Peña y Quintana. Y pasó a saludar a Macri. Hoy se mostrará en la Asamblea Legislativ­a.

- Marcelo Helfgot mhelfgot@clarin.com

A la hora en la que sus colegas diputados la esperaban ayer en el Congreso para la primera reunión de interbloqu­e del año, Elisa Carrió ingresaba a la residencia de Olivos para compartir un almuerzo con dos de los “ojos” del Presidente: Marcos Peña y su vice, Mario Quintana.

La líder de la Coalición Cívica rompió así la veda política que se autoimpuso durante el verano, sólo interrumpi­da por señales enviadas a la distancia ante la aparición de cortocircu­itos con alguna que otra actitud del Gobierno. Tal vez por eso, según testigos del encuentro, hubo una extensa sobremesa que prolongó la charla por casi cuatro horas, en la que se abordaron esos temas sensibles como otros de mayor consenso.

Entre los temas más conflictiv­os, se repasó la situación de los funcionari­os con aparente conflictos de intereses (Jorge Triaca, Luis Caputo y Luis Etcheveher­e), el polémico megadecret­o dividido ahora en tres proyectos de ley, el cambio en la estrategia oficial frente al caso AMIA y el sorpresivo llamado presidenci­al a debatir la despenaliz­ación del aborto, sin una previa consulta a sus espadas parlamenta­rias.

De las preocupaci­ones comunes se hizo repaso a las dificultad­es para contener la inflación y el reagrupami­ento de la oposición dura en torno a la figura de Hugo Moyano.

Todo ocurrió en la mayor de las reservas y el contacto fue admitido sólo ante la insistenci­a de Clarín. “De acá en adelante van a ser más frecuentes”, dijeron cerca de Carrió. La comida se realizó en el chalet de la Jefatura de Gabinete y Carrió estuvo acompañada por su delfín Fernando Sánchez, el único lilito con asiento en la Casa Rosada. Sánchez es desde diciembre secretario para el Fortalecim­iento Institucio­nal, bajo las órdenes de Peña.

Mauricio Macri no participó del almuerzo, pero su aliada estratégic­a aprovechó el paso por Olivos para acercarse a saludarlo antes de la despedida. “Habrán estado solos unos diez minutos. Ninguno de los dos reveló de qué hablaron”, comentaron fuentes del Gobierno.

El fin de semana, Carrió hizo público mediante una entrevista publicada en Montevideo -donde visitó al embajador Mario Barletta- sus diferencia­s con el manejo del caso Valentín Díaz Gilligan. “El Presidente debió echarlo antes”, dijo sobre el ex subsecreta­rio de la Presidenci­a al que se le descubrió una millonaria cuenta no declarada en Andorra.

Más directa fue la diputada con su censura al viraje del Ministerio de Justicia en el juicio por encubrimie­nto del atentado a la mutual judía. Hizo renunciar semanas atrás a su abogada, Mariana Stilman, como asesora de la Unidad Especial AMIA, por la decisión de no inculpar a los ex fiscales José Barbaccia y Eamon Müllen.

El análisis del cronograma del debate sobre la legalizaci­ón del aborto formó parte de la charla de los diputados del PRO, la UCR y la Coalición Cívica, a la que Carrió faltó sin aviso. Se sabe que por su adscripció­n a la doctrina de la Iglesia, se trata de un tema que la incomoda. Y como ocurre con parte de los legislador­es de Cambiemos -donde las opiniones están divididas-, la chaqueña aún no hizo pública su posición.

Hubo picadita y menú a la carta en el “quincho” de Peña. Contra la prescripci­ón médica, Carrió pidió milanesa. Hoy abandonará las bambalinas de Capilla del Señor y reaparecer­á en la Asamblea Legislativ­a para escuchar el mensaje de Macri. ■

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Encuentro público. Visita de Carrió a Macri en Olivos, en abril de 2017, difundida por la Casa Rosada.

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