Jarry es el chileno que crece y a quien habrá que prestarle atención
Viene de llegar a las semifinales de Río de Janeiro (perdió con Schwartzman) y ya está 73° en el ranking.
Muy lejos queda en el recuerdo, pero en la memoria al fin, el debut del chileno Jaime Fillol en la Copa Davis. Fue en 1969 ante Argentina. Ganó Chile por 3-2. Casi 30 años más tarde, el nieto de uno de los íconos del tenis de su país en los años 70 sueña con dejar su huella, así como lo hizo su abuelo. Al menos, con 22 años, Nicolás Jarry quiere estar a la altura.
Con gorra para atrás y una espesa melena rubia, luce el típico look del tenista que recién da sus primeros pasos en el circuito. Aunque es profesional desde 2014 logró el salto de calidad en el inicio de la temporada: accedió por primera vez en su carrera a los cuartos de final en Quito donde perdió con el español Roberto Carballes. No se quedó conforme el chileno y, ante cualquier pronóstico, alcanzó las semifinales de Río de Janeiro. Si bien no pudo superar al bonaerense Diego Schwartzman, luego campeón, eliminó a los españoles Guillermo García López y Albert Ramos Vinolas y al uruguayo Pablo Cuevas.
Seguramente, un par de torneos no sean un parámetro para analizar a un jugador, pero desde que logró el salto de calidad ya mostró algunas armas interesantes el futuro rival de Argentina en la serie de la Copa Davis ante Chile en San Juan el 6 y 7 de abril: un gran saque, intensidad y potencia en sus golpes.
Sus características de “chico inquieto” tienen una razón de ser: nació en una familia que respiró siempre deporte. Cuenta Nicolás Jarry que practicó fútbol, rugby, deportes sobre nieve, ciclismo, gimnasia y voleibol. Pero el tenis lo llevaba en la sangre. Peloteaba con Fillol en la entrada y en el jardín de su casa. No importaba que el nieto, el primero de Jaime Fillol, fuera 50 años más joven. Porque el abuelo fue el encargado de guiarlo en la decisión acerca de qué deporte practicar. “El jugaba conmigo los fines de semana, me llevó al US Open y a Wimbledon en 2005 y pude ver todo el interior de esos Grand Slams. Yo pedía muchos autógrafos y una vez me tomé una foto con Rafa Nadal cuando él tenía pelo largo. Mi abuelo poco a poco me fue convenciendo de que me metiera en el tenis”, contó el propio Jarry en una nota que le hizo el sitio de la ATP.
Aunque tuvieron algún cruce en la adolescencia -le tuvo que pedir hasta con vehemencia que le dejara de hablar de tenis, según él mismo afirmó-Jarry le debe su amor por el deporte a Fillol.
Actos de madurez ya mostraba el
73° del mundo cuando florecían sus 18 años. Hoy, con 22 y algunas buenas victorias en el circuito, tiene todo por delante: es la gran promesa chilena y tendrá una buena parada ante Argentina con un equipo que irá de punto; y eso seguramente lo podrá favorecer.
El partido ante Schwartzman fue, además de la semifinal de un ATP 500, un primer estudio entre ambos teniendo en cuenta que casi con seguridad ambos serán los primeros singlistas de cada equipo en el match que se viene. El argentino hoy es mucho más jugador, pero Jarry llegará en alza y buscará que su gran momento no sea algo casual. Esta semana ya dio vuelta la página de la derrota en Río de Janeiro y dio el primer paso en San Pablo tras dejar atrás al duro serbio Dusan Lajovic.
Su presente, además, se refleja en el ranking: el lunes protagonizó el segundo mayor salto en el top 100: escaló 21 lugares y sólo lo supera el estadounidense Frances Tiafoe, que tras ganar en Delray Beach avanzó 30 posiciones. Y las cifras, casi siempre, no mienten: su récord de 2018 es de ocho triunfos y cuatro derrotas, similar al de Juan Martín Del Potro con sus seis y tres, respectivamente... ■