Clarín

Con el fusil en una iglesia y una corona de balas

Acusó a congresist­as de temerle a la Asociación Nacional del Rifle. Y dijo que apoyaba un mayor control de armamentos.

- Paula Lugones plugones@clarin.com

Son fanáticos de las armas en EE.UU. y se reunieron en una iglesia cristiana para bendecir rifles AR-15. Es el mismo que usó el asesino de 17 personas en una escuela de Florida. Ayer, Trump tomó distancia del lobby armamentis­ta.

Los congresist­as miraban con la boca abierta al presidente Donald Trump. Habían sido citados a la Casa Blanca para debatir sobre cómo proteger a las escuelas de ataques armados y escucharon con asombro al presidente apoyar el control de armas y, más aún, acusarlos de no actuar para lograr cambios sustancial­es a las leyes por temor a la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA).

En una sesión televisada que duró una hora, Trump sorprendió a republican­os y demócratas por su discurso, en el que tomó distancia de varios de los postulados “sagrados” para la NRA, algo inédito para un presidente republican­o. Tras la matanza en la escuela secundaria de Parkland, Florida, en la que murieron 17 alumnos y profesores bajo las balas de un rifle semiautomá­tico disparado por un ex alumno, Trump decidió actuar. Aparenteme­nte, la NRA ya no tendrá “un amigo en la Casa Blanca”, como había prometido el magnate durante su campaña electoral. O, al menos, no tendrá un amigo incondicio­nal.

Trump rechazó tanto el enfoque de cambios pequeños y la estrategia legislativ­a adoptados por su partido republican­o que siempre han estancado las acciones en torno a este tema en el Congreso. Y el presidente encendió la esperanza entre los congresist­as demócratas cuando dijo que apoyaba un enfoque “integral” para enfrentar la violencia.

Aunque no dio demasiados detalles, Trump apoya que se hagan más estrictas las revisiones de los antecedent­es de los compradore­s. Respaldó que se aumenten los recursos para seguridad y salud mental en las escuelas, y reiteró su apoyo a que se eleve a 21 años la edad mínima para que alguien pueda comprar un arma de fuego. Señaló que su gobierno, no el Congreso, podría prohibir la venta de los dispositiv­os conocidos como “bump-stock”, que permiten que las armas se conviertan en automática­s. Son medidas tradiciona­lmente rechazadas por la NRA, que aportó 30 millones de dólares a la campaña presidenci­al del magnate.

“Algunos de ustedes están petrificad­os de (miedo a) la NRA, y no pueden estarlo”, aseguró Trump. “Oigan, soy el mayor admirador de la Segunda Enmienda” (que garantiza el derecho a comprar y portar armas), afir- mó, y añadió que les dijo a las autoridade­s en la NRA que es hora de actuar. “Tenemos que parar estas tonterías”. Tras el discurso presidenci­al se encendiero­n las alarmas entre los lobbystas pro-armas y, según The New York Times, hubo decenas de llamados de estos grupos a los congresist­as. La NRA sacó un comunicado que decía que las propuestas de Trump eran “malas políticas”.

Los republican­os se resisten a los cambios y mucho más cuando es un año de elecciones legislativ­as. Ellos deben volver a sus estados, muchos de ellos rurales de la América profunda -donde las armas son tan comunes que las portan desde los adolescent­es a los abuelos-, a debatir ese tema tan sensible que podría quitarles votos para las elecciones de noviembre. O sea que, a pesar del impulso de Trump, todo puede quedar en la nada. Los demócratas, por su parte, son escépticos. Creen que todo se desinflará en el Congreso y que lo que hizo Trump fue montar un show ante las cámaras de televisión. Todo es posible, con un presidente con las caracterís­ticas del actual. Pero es también verdad que el magnate es un experto en olfatear la voluntad popular y, sobre todo, medir la temperatur­a en encuestas y redes sociales.

Tras la matanza de Parkland crece el apoyo para cierto control de armas, y algo más de la mitad de los estadounid­enses avala ciertas medidas, según los sondeos. Además, hay un nuevo movimiento que no se dio ante otros episodios de violencia: esta vez los adolescent­es salieron indignados a protestar por la eterna inacción de los congresist­as y la Casa Blanca y convocaron a una marcha nacional del 24 de marzo en Washington que se estima que será inmensa.

Algunos negocios también palpan el nuevo clima y han surgido manifestac­iones espontánea­s de sectores inesperado­s. La cadena de tiendas Dick’s Sporting Goods dijo que dejará de vender fusiles automático­s y prohibirá la venta de todo tipo de armas a personas menores de 21 años y su director exigió a la NRA que promueva leyes más restrictiv­as. Y Walmart, la cadena de supermerca­dos más grande del país, anunció que no venderá más armas ni municiones a menores de 21 años. Otras empresas de envergadur­a, incluidas MetLife, Hetz y Delta Air Lines, rompieron sus lazos con la NRA y ya no darán descuentos a sus asociados. ■

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AFP Bendecir la violencia. Miembros de la iglesia de la Unificació­n en una polémica ceremonia en Pensilvani­a.
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AP Armados. En una iglesia de Pensilvani­a, los creyentes llevaron sus armas para que las bendiga el padre.

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