Clarín

Caótica semana de Trump: familia bajo sospecha y renuncias difíciles

Complicaci­ones. El magnate debe dejar ir a funcionari­os que aprecia y retiene a otros que maltrata con furia en Twitter.

- Washington. EFE Lucía Leal

Donald Trump es experto en crear caos para distraer, en usar las intrigas de palacio como cortina de humo. Pero esa estrategia parece haberle pasado factura estos días, con la renuncia de su asesora más fiel y el descrédito de su yerno en una Casa Blanca donde pocos reman en la misma dirección. Los titulares sobre las pugnas, escándalos y frustracio­nes de media docena de altos funcionari­os de EE.UU. restaron atención a cualquier debate sustancial, y espolearon la teoría de que el prematuro anuncio de Trump sobre los aranceles al acero y aluminio fue una impulsiva consecuenc­ia de su mal humor.

“Trump está aislado y enfadado, envuelto en una amarga contienda con su fiscal general (ministro de Justicia Jeff Sessions) mientras ve cómo miembros de su familia chocan con un jefe de gabinete al que reclutó para restaurar algo de orden”, escribió The New York Times. El miércoles, Trump volvió a arremeter en Twitter contra Sessions, a quien parece no perdonarle que dejara la llamada trama rusa en manos de un fiscal federal independie­nte, Robert Mueller.

Unas horas más tarde, Hope Hicks, la directora de comunicaci­ón de la Casa Blanca y su asesora más veterana, anunció que dejará su cargo, un día después de reconocer, ante un comité del Congreso que investiga la trama rusa, que había dicho “mentiras piadosas” para favorecer a Trump.

La marcha de Hicks, tan cercana a Trump, lo dejó sin una de las pocas figuras en las que confía verdaderam­ente, después de que en septiembre abandonara también su cargo Keith Schiller, al que había convertido en asesor tras tenerle como guardaespa­ldas desde 1999.

Los otros dos apoyos incondicio- nales para Trump han sido su hija Ivanka y su yerno, Jared Kushner, pero el aluvión de titulares negativos sobre este último ha exasperado esta semana a Trump, y el lazo entre ambos se ha debilitado. El martes, la prensa reveló que el jefe de gabinete de la Casa Blanca, John Kelly, había degradado de “alto secreto” a “secreto” el permiso que Kushner usa para acceder a informació­n confidenci­al, lo que le priva de datos de inteligenc­ia que pueden ser cruciales para su tra- bajo sobre México, Israel o China.

A eso se sumaron informacio­nes sobre los intentos de esos países para “manipular” a Kushner y sobre préstamos millonario­s que obtuvo la compañía del yerno de Trump tras recibir en la Casa Blanca a las empresas prestamist­as. Eso agravó la rivalidad pública de Kushner con Kelly, cuya superviven­cia en la Casa Blanca pende del inestable hilo de la voluntad de Trump. A eso se sumaron los rumores sobre un posible plan para reemplazar al general H.R. McMaster como asesor de seguridad nacional, y la amenaza de Gary Cohn, el principal asesor económico de Trump, de dimitir si el presidente sigue con su plan de imponer aranceles globales al acero y el aluminio.

“Calibrar el caos se está volviendo cada vez más difícil” en la Casa Blanca, dijo a Efe una experta en las dinámicas del Ala Oeste. Aunque “en el segundo año de una Presidenci­a suelen aumentar de todas formas las salidas” de personal, en el caso de esta Casa Blanca tanto la cantidad como el “rango” de esas renuncias “no tienen precedente­s” apuntó Hult. “A medida que continúa la salida de personal y empeora la reputación de la Casa Blanca, es difícil imaginar que haya gente con talento que quiera unirse al caos”, dijo a su vez el historiado­r presidenci­al Bruce Miroff, de la Universida­d de Albany (Nueva York). ■

“Calibrar el caos se está volviendo cada vez más difícil en la Casa Blanca”, reconoció una experta.

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AFP Crisis. Los líos en la Casa Blanca confunden a los analistas que temen por los motivos de sus decisiones.

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