Cuatro parejas se casan en el Museo de Quinquela, un “soltero empedernido”
Será mañana desde las 10, en una sala especial de la sede que donó a La Boca. El artista dio el sí a los 84 años.
Benito Quinquela Martín fue un soltero “empedernido”. Se casó a los 84 años con su asistente de toda la vida, Marta Cerruti, en una ceremonia reservada porque ya estaba enfermo. Lejos, quizá, de la postura del pintor sobre los compromisos amorosos pero como un homenaje, desde mañana el Museo que fundó en La Boca se incorporará al programa de matrimonios en lugares emblemáticos de la Ciudad, que desde diciembre de 2016 suman más de 200. La fecha no es casual: el 1° de marzo hubiera sido el cumpleaños del artista. Y en el mes de julio, el museo cumplirá 80.
Cuatro parejas celebrarán su boda con una vista privilegiada a la cuenca del Riachuelo que tanto inspiró al artista. “Es un proyecto que miramos con mucho cariño porque es un museo abierto, que va al encuentro de la gente”, dice Víctor Fernández, director de la institución desde hace cuatro años.
Ubicado en Pedro de Mendoza 1835, el predio del Museo fue donado por Quinquela en 1933 para construir una escuela primaria y un museo, inaugurado cinco años después. Además de los murales pintados por él y obras de artistas argentinos, hay una colección de mascarones de proa, única en Latinoamérica. Ahora, el espacio se suma al Rosedal de Palermo, la Usina del Arte o el Jardín Japonés, a los que los porteños pueden elegir como locación para casar- se.Las ceremonias se realizarán los lunes, cuando el Museo está cerrado al público, en un espacio del segundo piso reservado habitualmente a juegos didácticos. “La sala tiene ventanales que dan al río. Ofrece vistas muy lindas, es muy pintoresco para sacar las fotos con la familia y los amigos. Va a ser muy lindo casarse en un lugar rodeados de arte”, se entusiasma Verónica Luna, de 36 años. Ella y Daniel Leonardi, de 39, serán los primeros en contraer matrimonio en el Museo, a las 10. Habían pensado en una boda en un lugar emblemático e, incluso, se habían anotado para hacerlo en el Teatro Colón pero no tuvieron suerte porque eran muchos inscriptos. Luego debieron postergar el casamiento por cuestiones personales y ahora fue el Registro Civil el que les ofreció hacerlo en el Museo. “Conocemos al artista y el espacio es muy colorido. Me gusta mucho todo lo que es oferta cultural. El domingo fuimos a recorrerlo: tiene vistas muy lindas y está cerca de Caminito”, cuenta Verónica, licenciada en Ciencias de la Comunicación.
A Lilén Burgos, de 31 años, y Francisco Cambas, de 28, también les entusiasma casarse en el Museo Quinquela, aunque les quede “lejísimo” porque son de Saavedra. “Cuadraba mucho con nuestra idea de que fuera un lugar bien porteño. Me encanta”. Hace doce años que vino de Chaco y conoce La Boca pero aún no visitó Caminito: “Estaba pendiente”, dice ella. Se conocieron en la universidad, donde estudiaron diseño industrial y conviven desde hace tiempo. “Si hay dos personas más fuera del planeta somos nosotros. Organizamos todo hace dos semanas y nos encantó el Museo”, dice Lilén. “Nos amamos un montón. En realidad, el casamiento se dejó de usar pero sigue teniendo importancia legal. Después la gente nos felicitaba y nos terminamos copando con la ceremonia”.
Lo que no conocía ninguno de los novios es que, paradójicamente, el fundador del Museo tenía una fuerte resistencia al matrimonio. “Fue un soltero irredimible. Un gran romántico. Pero elegía no formar una familia porque decía que el arte y sus creaciones le demandaban todo”, cuenta Fernández. Sin embargo, Quinquela terminó casándose dos años antes de su muerte. La boda fue íntima y, “pese a ser muy sociable, muchos amigos se enteraron por las revistas”, narra Fernández. ■
La sala tiene ventanales que dan al río. Además, va a ser muy lindo casarnos con Daniel -Leonardi- rodeados de arte”. Verónica Luna (36 años)