Clarín

Las miradas apuntan al sanguinari­o “Loco César”

El último capo peruano. César Morán de la Cruz, preso en Devoto, sería el jefe del narcotráfi­co dentro de la Villa 31.

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“El Loco César” está preso desde 2011 y es conocido por ser uno de los narcos más sanguinari­os de la villa 31. De comprobars­e su vinculació­n al triple crimen ocurrido ayer no sería una sorpresa: ya ha planeado otros asesinatos desde la cárcel, donde conserva su poder. Es que, dicen los investigad­ores, nunca perdió pisada en el ba- rrio de Retiro, donde tras su arresto uno de sus hijos habría heredado el negocio de la venta de drogas.

César Morán de La Cruz (42), alias “El Loco”, es peruano y vino a la Argentina en 2007. En su país era buscado por la Justicia acusado por otro crimen. El lugar que eligió para instalarse fue la villa 31, donde rápida- mente se hizo conocido en el mundo criminal. Empezó robándoles a los pasajeros en la terminal de ómnibus de Retiro y luego se metió de lleno en la venta de drogas. Ahora se jacta de haber asesinado, según dicen, a más de 30 personas.

Sus primeros pasos en el narco fueron “trabajando” para el capo peruano Alionzo Rutillo Ramos Mariños (“Ruti”), protagonis­ta junto con Marco Antonio Estrada González (“Marcos”) de una violenta guerra narco entre fines de los 90 y comienzos de los 2000.

Dicen que con “Ruti” se transformó en el temible asesino que es hoy. El rol que le habían asignado en la banda de aquel capo era el de usurpar casas para convertirl­as en puntos de venta de droga. Cuando su jefe fue apresado, César se adueñó del negocio narco en la villa 31.

En su apogeo, estuvo al frente de más de 20 sicarios, a los que les decía “perros”. Para quedarse con las casillas, amenazaba y les daba un plazo a los dueños. Si no, los mataba. Dicen que asesinaba a cara descubiert­a porque quería que todos supieran que había sido él. Así, aseguraba, le tenían más miedo.

De esa manera, “El Loco” comenzó a pisar fuerte en la villa 31. La Policía lo detuvo en 2011 en una quinta de Moreno por la muerte de Kevin Beltrán Goicochea (16), quien se negó a vender drogas para él, y por la tentativa de homicidio de otro joven.

Por ese crimen le dieron 15 años de prisión en 2012. Desde entonces está alojado en la cárcel de Devoto. Pero eso no le impidió seguir imponiendo el terror. Del negocio de las drogas se habría hecho cargo su hijo Bladimir “Cabecita” Morán Joyo.

En 2016, la Policía hizo 42 allanamien­tos en la villa 31 como parte del intento del Gobierno porteño por “urbanizarl­a”. El epicentro de los operativos estuvo en “La Casa del Pueblo” y en “El Corralón”, donde funcionaba­n los centros de distribuci­ón de drogas más importante­s del barrio. Para los investigad­ores, “El Loco” seguía manejando todo desde la cárcel. Allí dicen que formó un ejército conocido como “Los Espartanos”, integrado por presos peruanos que lo atienden y le cuidan las espaldas. ■

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