Pronostican cada vez más fenómenos climáticos extremos
Es por el calentamiento global. El sábado hubo un temporal en Gesell.
El clima mundial está cambiando rápidamente debido al calentamiento de la Tierra y tiene costos muy elevados, no sólo para las economías sino para la salud. Esto puede alterar el ámbito geográfico y la estacionalidad de algunas enfermedades infecciosas, aumentando la frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos, perturbando los ecosistemas de producción de alimentos e incluso, provocando enfermedades ligadas a desastres naturales tales como las olas de calor y de frío, inundaciones y sequías. En la Argentina, los especialistas advierten que esos fenómenos climáticos extremos ya son cada vez más frecuentes.
“El cambio climático está aquí y ahora. Solíamos hablar de una problemática para el futuro, pero es muy claro que es una realidad. Tiene grandes efectos en toda la Argentina, estamos viendo un mayor flujo de agua, un aumento de las lluvias fuera de las estaciones, problemas en el suelo, se- quías extremas y uno de los mayores impactos es tener una agricultura productiva”, asegura Amanda Starbuck Directora de Campañas para Greenpeace Andino.
Este verano hubo varios episodios extremos en el país, desde inundaciones hasta incendios y mortandad masiva de peces (ver aparte). Y este sábado, un fuerte temporal con fuertes ráfagas de viento de más de 140 km/h golpeó a la ciudad de Villa Gesell, ocasionando la caída de más de cien árboles y postes de luz, además de voladura de techos.
“El calentamiento global impacta sobre todo en las precipitaciones porque al aumentar la temperatura a nivel global, algunos ciclos se aceleran y eso impacta muchísimo sobre la variabilidad de las lluvias”, asegura Carlos Di Bella, director del Instituto de Clima y Agua (INTA) e investigador independiente de CONICET.
Di Bella sostiene que “la situación en el país es complicada y compleja”, porque “el déficit de agua” debido a la sequía extrema que hay en diferentes puntos de nuestro país “está afectando considerablemente la producción agropecuaria” y esa falta de agua “está impactando en los rendimientos, en la producción de forraje, o en la producción de carne”. Incluso, advierte que “se están viendo cambios en el comportamiento de determinadas especies por el cambio y la variabilidad en el clima”.
Fernando Niñardo, director de Conservación y Desarrollo Sustentable de Fundación Vida Silvestre, coincide en que “el calentamiento global y el cambio climático exacerban mucho los fenómenos climáticos que antes ocurrían más espaciados en el tiempo y hoy son más recurrentes y extremos”, pero afirma que aún no hay peligro de extinción en especies autóctonas, aunque sí podrían correr riesgos a futuro porque se ve afectada su reproducción.
“En la bahía de Sanborombón, a kilómetros de San Clemente del Tuyú, se encuentra la última población de venados de la Pampas” -de la que se estima que sólo quedan 150 ejemplares- y que se está viendo afectada por los ciclos de mareas fuertes, conocidas como las sudestadas, que cada vez son más frecuentes e intensas” y sumado al accionar del hombre, podrían extinguirse en unos años.
La jefa de Trabajos Prácticos del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la UBA, Moira Doyle, afirma que en nuestro país, “eventos como ‘ El Niño’ o su fase opuesta, ‘La Niña’, las sequías e inundaciones, han ocurrido siempre” y que “esos fenómenos seguirán existiendo aun bajo un escenario de calentamiento”, aunque por su efecto “es posible que los impactos que hoy se asocian a eventos como El Niño, vayan modificándose”.
La investigadora adjunta de CONICET asegura, además, que “este cambio climático tendrá su impacto en las actividades agropecuarias” y que “podría haber reducciones de la producción de carne bovina en el norte de la región Pampeana, estabilidad en el centro y aumentos en el oeste”.
“El cambio en las temperaturas traería como consecuencia el desplazamiento geográfico de las zonas ganaderas. La región de ganadería tropical, al norte de la isoterma de 26°C, se desplazaría hacia el este en su límite superior y hacia el sudoeste en su porción media e inferior. A su vez, la región ganadera de clima templado ubicada al sur de la isoterma de 26°C en el mes más cálido, se comprimiría, a medida que avanzan las condiciones más cálidas, ocupando el centro-sur y centro-oeste de Buenos Aires y el centro de La Pampa hacia fines de este siglo”, detalló Doyle. Y advierte que esos desplazamientos posibilitarían el desarrollo de insectos que antes no tenían condiciones para desarrollarse y que podrían ser transmisores de enfermedades a regiones del país donde no existían. ■
“Solíamos hablar de una problemática futura, pero el cambio climático está aquí y ahora”.