Clarín

Sin autocrític­a de los jueces y en medio de internas, la reforma judicial tambalea

Pese a los pedidos de Lorenzetti, las comisiones no propusiero­n grandes cambios.

- Claudio Savoia csavoia@clarin.com

Con su estilo afable y equilibrad­o, el presidente de la Corte Suprema de Justicia volcó sobre los cientos de asistentes al acto de apertura del año judicial un interminab­le balde de agua helada: advirtió que hay “que escuchar los reclamos del pueblo”, llamó a “hacer una autocrític­a” sobre el funcionami­ento del poder judicial y avisó que “hay que tomar decisiones y cambiar”. Inmediatam­ente después inauguró el trabajo de nueve comisiones que durante dos días discutiría­n esas grandes reformas. Pero el resultado está lejos de honrar aquellas palabras. Apenas un largo desahogo de cuestiones atribuible­s a terceros y algunas sugerencia­s cosméticas que ni siquiera rozaron la más básica de las demandas: una simple ampliación del horario de atención al público. No faltaron, en cambio, malentendi­dos, tironeos y operacione­s.

“Fue bastante desalentad­or. Entendemos que era difícil pulir grandes ideas en tan poco tiempo, pero creímos que al menos habría un espíritu autocrític­o para pensar cómo mejorar. Eso no existió”, se lamentaba el viernes un funcionari­o cercano a los ministros de la Corte.

Las comisiones no hablaron casi del subterráne­o nivel de confianza de los argentinos en el Poder Judicial, ni de la falta de respuestas para combatir la epidemia de impunidad que asuela en casi todos los fueros, especialme­nte notoria en las causas por corrupción, los delitos complejos y la gestión de las condenas por crímenes, robos y violacione­s. Tampoco profundiza­ron en la autolimita­ción de la discrecion­alidad de los jueces para manejar los tiempos de los expediente­s.

Y respecto al reclamo de atender más horas al público y reducir las ferias judiciales -una cuestión que Macri puso sobre la mesa tras las elecciones de octubre- sólo hubo justificac­iones para no tocar nada.

Aunque aún no están listas las conclusion­es de todas las comisiones, es difícil que el Titanic logre esquivar el iceberg. La novedad devuelve la mirada hacia Lorenzetti, quien jugó a fondo por una reforma profunda. ¿Qué hará para lograr los cambios que la sociedad reclama pero que debajo suyo son resistidos? En su cabeza habría algunas ideas. Desde su entorno se pidió especial atención a las propuestas del juez Javier Leal de Ibarra, coordinado­r de una de las mesas y hombre cercano al titular de la Corte, que propuso dos cosas: la creación de una Oficina Anticorrup­ción del Poder Judicial y el regreso a la composició­n y reglamento del Poder de la Magistratu­ra tal como había funcionado antes de que la motosierra kirchneris­ta avanzara sobre el organismo en 2006, con una reforma que ahora se declaró inconstitu­cional. Las dos cuestiones despiertan suspicacia­s.

Tal como informó Clarín, la redacción de la propuesta no es lo suficiente­mente clara para entender si se quiere hacer una nueva OA o captar la que hasta hoy dirige Laura Alonso en la órbita del Ejecutivo. “Resulta esencial asegurar una total independen­cia del organismo, la que sin dudas se ve empañada si la Oficina se encuentra encabezada por un funcionari­o directamen­te designado por el mismo poder administra­dor”, argumenta la propuesta del prestigios­o camarista Leal de Ibarra. Un detalle: hoy la Oficina Anticorrup­ción gestiona las declaracio­nes juradas de los funcionari­os. ¿Haría lo mismo con las de los jueces?

La pelea por el Consejo de la Magistratu­ra también es clave. En diálogo con Clarín, Leal de Ibarra consideró que “no puede haber dos administra­dores del poder judicial. Todos los jueces padecemos las demoras que eso implica, sobre todo los del interior”. Otro detalle: según la ley y la composició­n original, el Consejo lo presidía el titular de la Corte Suprema. Que hoy es Lorenzetti.

“Nosotros nos oponemos a eso, y tuvimos que ser muy enérgicos cuando se leían las conclusion­es para que esa disidencia quedara reflejada”, explica a Clarín Guillermo Lipera, el presidente del Colegio de Abogados de la Ciudad cuya demanda en tribunales terminó con la declaració­n de inconstitu­cionalidad de la reforma K. “Esa ley era espantosa, pero no podemos volver atrás. Hay que discutir un proyecto nuevo, como el que presentamo­s junto al Colegio Público de Abogados”, insiste Lipera.

Desde el Gobierno, Macri y el ministro Garavano esperan la próxima jugada de Lorenzetti. Desde la Corte y los tribunales también.

Los jueces no hablaron de la discrecion­alidad para manejar los tiempos de las causas.

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