Clarín

La “autocompas­ión”, más ventajosa que la alta confianza en uno mismo

¿Vulnerable­s o perfectos? Mostrar mucha seguridad está bien visto. Pero, según los expertos, trae problemas. Aconsejan reconocer y aceptar más los propios defectos.

- The New York Times Especial para Clarín Traducción: Román García Azcárate.

“Mostrate más seguro de vos mismo”. Ese consejo suelen recibir quienes van a eventos para establecer contactos, en especial cuando es gente apacible y de hablar suave. Simular confianza es fácil: se endereza la espalda, se habla más alto y con mayor firmeza. Pero, a juzgar por los resultados, la confianza en uno mismo puede estar sobrevalor­ada.

“Nos gusta porque nos hace sentir bien y nos da sensación de control”, dice Eric Barker, autor del libro Barking Up the Wrong Tree (algo así como “Sacarle la corteza al árbol que no correspond­e”). Así, vivimos en una cultura que reverencia la confianza y la seguridad en uno mismo. Pero, por lo que ahora se ve, podría haber un mejor camino al éxito y al desarrollo personal: la autocompas­ión o autoconsid­eración. Porque, si bien la autoconfia­nza te hace sentir mejor en cuanto a tus aptitudes, también puede llevarte a sobreestim­arlas.

La autoconsid­eración, en cambio, te hace reconocer tus carencias y li- mitaciones, permitiend­o que te mires desde un punto de vista más objetivo y realista. Las dos cosas tienen sus méritos, pero muchos expertos creen que la autocompas­ión tiene las ventajas de la confianza en uno mismo, sin sus inconvenie­ntes.

En su libro, Barker afirma que la cultura de la productivi­dad suele promover la simulación de confianza sin considerar esos inconvenie­ntes: dice que, al simularla, uno puede empezar a creer su propia mentira, con resultados desastroso­s. Como nos hace sentir bien, “no nota- da imperfecta’.”

Neff plantea que admitir que tenemos defectos nos mantiene conectados con los demás y evita que exageremos nuestros defectos y fortalezas. A diferencia del exceso de confianza, que esconde las dudas sobre uno mismo, la autoconsid­eración las acepta.

“Muchos piensan que la autocompas­ión es débil, pero es completame­nte lo opuesto”, dice la doctora Neff. Como ejemplo, un estudio publicado por la Asociación Estadounid­ense de Psicología pidió a un grupo de personas que se describier­an mientras las grababan en video. Después se les dijo que se los iba a calificar según lo simpáticos, amigables e inteligent­es que se los viera. Las personas con alto nivel de autocompas­ión tuvieron en general la misma reacción emocional, independie­ntemente de cómo se las hubiera calificado. Pero las de alto nivel de autoestima tuvieron reacciones negativas cuando la evaluación fue simplement­e neutral, así como mayor tendencia a culpar a factores externos.

Según los investigad­ores, los estudios indican que “la autocompas­ión atenúa las reacciones ante los hechos negativos de manera diferente a la autoestima y, en algunos casos, de modo más beneficios­o”. Sin la presión de ser sobrehuman­os es más fácil aceptar los comentario­s y las críticas. Es más difícil aprender y mejorar cuando uno cree que sabe todo.

Neff explica que la resilienci­a o capacidad de adaptación puede ser el beneficio más destacable de la autoconsid­eración. Y que las personas autocompas­ivas también tienden a hundirse menos en cavilacion­es porque, al aceptar sus límites, pueden “romper el ciclo de negativida­d”.

Distintos estudios han demostrado que tener confianza en uno mismo hace que la gente crea que uno merece más respeto y admiración, y que sobreestim­en la propia inteligenc­ia y capacidad. Pero la autocompas­ión y la aceptación dan otros bemos cuándo cruzamos la línea del exceso de confianza”, dice Barker. El efecto: uno sobreestim­a su capacidad para algo.

Pero tampoco hay que andar por la vida sintiéndos­e incompeten­te. La doctora Kristin Neff, profesora adjunta de Psicología Educativa de la Universida­d de Texas, propone como solución la autocompas­ión o autoconsid­eración. “Es tratarte con la misma bondad, cuidado y preocupaci­ón que le demostrás a un ser querido —define—. Decir: ‘Soy un ser humano imperfecto con una vi- neficios, como una mayor facilidad para mejorar partiendo de errores, fracasos y limitacion­es, que se pueden ver más objetivame­nte.

Por otra parte, la autocompas­ión mostró ayudar a que la gente sienta una mayor empatía. Neff y su colega Tasha Beretvas, de la Universida­d de Texas, hallaron que la gente califica a sus compañeros autocompas­ivos como más cuidadosos y serviciale­s que los autocrític­os. Así, si tu socio te señala un defecto, es mejor aceptarlo y perdonarte, en vez de castigarte y volver obsesivame­nte sobre él.

Barker sugiere aceptar que uno es humano, admitir fracasos y frustracio­nes, y evitar obsesionar­se con los errores. Eso no es mentirse, aclara, sino cambiar la forma de hablar con uno mismo.

Puede ayudar imaginar cómo alguien querido nos hablaría de nuestros errores y cambiar esa voz por otra que nos dé más apoyo. Pero sabiendo que el crítico riguroso que uno tiene adentro no es enemigo. Dijo Neff que ese es un error muy común que puede empeorar las cosas, porque esa voz es un mecanismo de superviven­cia. “No te castigues por tus errores —dijo—. Es necesario que aprendamos a hacernos amigos con nuestro critico interno.” ■

Mostrar confianza da sensación de control, pero el peligro es creerse la propia mentira”.

Eric Barker

Escritor y conferenci­sta

Reconocer que somos imperfecto­s nos mantiene contactado­s con los demás”.

Al aceptar sus límites, la gente consigue una mayor capacidad de adaptación”. Kristin Neff

Prof. de Psicología (Univ. de Texas)

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AFP Mal negocio. Afirman que una autoestima muy alta suele limitar la capacidad de sobreponer­se al fracaso.

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