La “autocompasión”, más ventajosa que la alta confianza en uno mismo
¿Vulnerables o perfectos? Mostrar mucha seguridad está bien visto. Pero, según los expertos, trae problemas. Aconsejan reconocer y aceptar más los propios defectos.
“Mostrate más seguro de vos mismo”. Ese consejo suelen recibir quienes van a eventos para establecer contactos, en especial cuando es gente apacible y de hablar suave. Simular confianza es fácil: se endereza la espalda, se habla más alto y con mayor firmeza. Pero, a juzgar por los resultados, la confianza en uno mismo puede estar sobrevalorada.
“Nos gusta porque nos hace sentir bien y nos da sensación de control”, dice Eric Barker, autor del libro Barking Up the Wrong Tree (algo así como “Sacarle la corteza al árbol que no corresponde”). Así, vivimos en una cultura que reverencia la confianza y la seguridad en uno mismo. Pero, por lo que ahora se ve, podría haber un mejor camino al éxito y al desarrollo personal: la autocompasión o autoconsideración. Porque, si bien la autoconfianza te hace sentir mejor en cuanto a tus aptitudes, también puede llevarte a sobreestimarlas.
La autoconsideración, en cambio, te hace reconocer tus carencias y li- mitaciones, permitiendo que te mires desde un punto de vista más objetivo y realista. Las dos cosas tienen sus méritos, pero muchos expertos creen que la autocompasión tiene las ventajas de la confianza en uno mismo, sin sus inconvenientes.
En su libro, Barker afirma que la cultura de la productividad suele promover la simulación de confianza sin considerar esos inconvenientes: dice que, al simularla, uno puede empezar a creer su propia mentira, con resultados desastrosos. Como nos hace sentir bien, “no nota- da imperfecta’.”
Neff plantea que admitir que tenemos defectos nos mantiene conectados con los demás y evita que exageremos nuestros defectos y fortalezas. A diferencia del exceso de confianza, que esconde las dudas sobre uno mismo, la autoconsideración las acepta.
“Muchos piensan que la autocompasión es débil, pero es completamente lo opuesto”, dice la doctora Neff. Como ejemplo, un estudio publicado por la Asociación Estadounidense de Psicología pidió a un grupo de personas que se describieran mientras las grababan en video. Después se les dijo que se los iba a calificar según lo simpáticos, amigables e inteligentes que se los viera. Las personas con alto nivel de autocompasión tuvieron en general la misma reacción emocional, independientemente de cómo se las hubiera calificado. Pero las de alto nivel de autoestima tuvieron reacciones negativas cuando la evaluación fue simplemente neutral, así como mayor tendencia a culpar a factores externos.
Según los investigadores, los estudios indican que “la autocompasión atenúa las reacciones ante los hechos negativos de manera diferente a la autoestima y, en algunos casos, de modo más beneficioso”. Sin la presión de ser sobrehumanos es más fácil aceptar los comentarios y las críticas. Es más difícil aprender y mejorar cuando uno cree que sabe todo.
Neff explica que la resiliencia o capacidad de adaptación puede ser el beneficio más destacable de la autoconsideración. Y que las personas autocompasivas también tienden a hundirse menos en cavilaciones porque, al aceptar sus límites, pueden “romper el ciclo de negatividad”.
Distintos estudios han demostrado que tener confianza en uno mismo hace que la gente crea que uno merece más respeto y admiración, y que sobreestimen la propia inteligencia y capacidad. Pero la autocompasión y la aceptación dan otros bemos cuándo cruzamos la línea del exceso de confianza”, dice Barker. El efecto: uno sobreestima su capacidad para algo.
Pero tampoco hay que andar por la vida sintiéndose incompetente. La doctora Kristin Neff, profesora adjunta de Psicología Educativa de la Universidad de Texas, propone como solución la autocompasión o autoconsideración. “Es tratarte con la misma bondad, cuidado y preocupación que le demostrás a un ser querido —define—. Decir: ‘Soy un ser humano imperfecto con una vi- neficios, como una mayor facilidad para mejorar partiendo de errores, fracasos y limitaciones, que se pueden ver más objetivamente.
Por otra parte, la autocompasión mostró ayudar a que la gente sienta una mayor empatía. Neff y su colega Tasha Beretvas, de la Universidad de Texas, hallaron que la gente califica a sus compañeros autocompasivos como más cuidadosos y serviciales que los autocríticos. Así, si tu socio te señala un defecto, es mejor aceptarlo y perdonarte, en vez de castigarte y volver obsesivamente sobre él.
Barker sugiere aceptar que uno es humano, admitir fracasos y frustraciones, y evitar obsesionarse con los errores. Eso no es mentirse, aclara, sino cambiar la forma de hablar con uno mismo.
Puede ayudar imaginar cómo alguien querido nos hablaría de nuestros errores y cambiar esa voz por otra que nos dé más apoyo. Pero sabiendo que el crítico riguroso que uno tiene adentro no es enemigo. Dijo Neff que ese es un error muy común que puede empeorar las cosas, porque esa voz es un mecanismo de supervivencia. “No te castigues por tus errores —dijo—. Es necesario que aprendamos a hacernos amigos con nuestro critico interno.” ■
Mostrar confianza da sensación de control, pero el peligro es creerse la propia mentira”.
Eric Barker
Escritor y conferencista
Reconocer que somos imperfectos nos mantiene contactados con los demás”.
Al aceptar sus límites, la gente consigue una mayor capacidad de adaptación”. Kristin Neff
Prof. de Psicología (Univ. de Texas)