Una joya de la animación
El holandés Michaël Dudok de Wit se alió con el estudio de Hayao Miyazaki para este filme sin diálogos.
Debida a la comunión entre el estudio Studio Ghibli, fundado por Hayao Miyazaki ( El viaje de Chihiro), y Wild Bunch, y el talento del animador holandés Michaël Dudok de Wit, La tortuga roja es una maravilla animada, seguramente más apta para adultos que para niños pequeños.
Pero todo aquel que tenga una sensibilidad a flor de piel, la comprenderá sin vueltas.
Dudok de Wit, afincado en Londres, no había realizado ningún largometraje, sí cortos como Father and Daughter, que ganó un Oscar y mucho cine publicitario, además de ilustrar libros infantiles. Por qué aceptó dar este enorme paso tiene que ver con el apoyo irrestricto -y las libertades creativas- que le ofrecieron, siendo como es él, un obsesi- vo y perfeccionista.
El protagonista de La tortuga roja es un náufrago, que no se siente precisamente un Robinson Crusoe. Intenta con su balsa abandonar la isla desierta, pero es una enorme tortuga roja la que, con sus golpes, se lo impide. De regreso en la costa, enfadado, la golpea y da vuelta, dejándola con el caparazón hacia la arena. Y hasta la cree muerta, pero de ella surge una mujer de cabellos rojos.
La tortuga roja es un relato poético, imbuido en la filosofía oriental. Es la relación tormentosa, primero, entre ese hombre y ese ser anfibio, que luego, cuando surja el amor entre ellos, procreará un hijo, anfibio como ella. Como el yin y el yang.
La película es de un trabajo artesanal notable, ya que solamente la balsa y las tortugas se han anima- do digitalmente. El resto, es con lápiz y papel, lo que le da al filme un tono entre clásico, con rasgos definidos, que asemejan simpleza, pero que tienen un trasfondo y esfuerzo enorme.
Colorido en las escenas diurnas, monocromático en las escenas nocturnas, el filme es de una belleza visual apabullante. Sin diálogos, sólo contando con las imágenes y los ruidos o sonidos del viento y el mar, la música de Laurent Pérez del Mar no cumple la mera función de crear climas o de acompañar la fuerza de lo que se ve.
Ganadora en la sección Un certain regard del Festival de Cannes con el Premio especial del Jurado y candidata al Oscar al mejor filme de animación (que el año pasado se llevó Zootrópolis), conviene no dejarla pasar de largo. ■