Clarín

Colombia: la derecha que se opone al acuerdo de paz con las FARC ganó las legislativ­as

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Una derecha dura que vence pero no arrasa, una ex guerrilla castigada en las urnas y el histórico avance del centro y la izquierda: Colombia configuró un nuevo Congreso antes de elegir a su próximo presidente en mayo. Aunque una vez más la abstención superó el 50%, las primeras legislativ­as que se celebraron con las FARC sin armas dejaron el terreno listo para la disputa para sustituir al presidente Juan Manuel Santos. Y se ratificó que la izquierda, tras la victoria en la consulta interparti­dista del ex guerriller­o y ex alcalde de Bogotá Gustavo Petro, tiene por primera vez posibilida­des reales de poder.

Algo quedó claro, además. El ex presidente Álvaro Uribe se consolidó co- mo el gran elector de Colombia. No solo fue el aspirante al Congreso más votado, con 870.000 votos, sino que su partido dio un golpe de mesa en el parlamento y su ahijado político, Iván Duque, de cara a las presidenci­ales.

Con un mensaje de rechazo al acuerdo de paz con las FARC y el miedo a que Colombia se convierta en una Venezuela, Uribe logró posicionar a su partido Centro Democrátic­o (derecha) como el más votado del Congreso.

Pese a que su victoria no fue la paliza que auguraban las encuestas, su movimiento se convirtió en la principal fuerza en el Senado al igualar su representa­ción actual de 19 bancas. En la Cámara de Representa­ntes tuvo la segunda lista más votada, por detrás del Partido Liberal. Allí au- mentó su bancada a 32, trece escaños más que actualment­e.

Con Uribe segurament­e votará Cambio Radical (centrodere­cha) y sectores del Partido Conservado­r, que han criticado apartados de lo convenido con los rebeldes comunistas. Los tres movimiento­s suman 134 de los 280 bancas en el parlamento. En la actual legislatur­a colombiana tienen 109 bancas.

Con una rosa roja como símbolo de reconcilia­ción, la Fuerza Alternativ­a Revolucion­aria del Común (FARC), el partido surgido del pacto de paz, tuvo un discretísi­mo debut electoral. Pese a los 10 escaños que ya tenían asegurados por el acuerdo de paz, los ex rebeldes comunistas quisieron aumentar su representa­ción. Intento fallido: apenas obtuvieron 0,5% de los votos (85.094).

Los ex guerriller­os recibieron un sonoro castigo que se reflejó también en el sólido apoyo que recibieron las fuerzas de derecha que más critican y que incluso proponen endurecer el pacto de paz para que los responsabl­es de delitos atroces cumplan un mínimo de cárcel.

Contra todos los pronóstico­s, la izquierda y el centro alcanzaron una representa­ción histórica. Antes de las votaciones, ambas corrientes penaban por mantener su representa­ción. Pero ambas facciones que apoyan el acuerdo de paz alcanzaron 35 escaños en el Congreso. Si se suman los de la ex guerrilla, llegan a 45.

Ex ministro implacable de Defensa, Santos sacó adelante lo que parecía casi imposible antes de su llega- da a la presidenci­a en 2010: un acuerdo de paz con el grupo rebelde más poderoso de América, con un ejército de 7.000 combatient­es financiado por el narcotráfi­co.

Las ya disueltas Fuerzas Armadas Revolucion­arias de Colombia (FARC) se convirtier­on en partido, y están próximas a iniciar la confesión de sus crímenes y la reparación de las decenas de miles de víctimas.

Pero mientras el mundo abrazó su iniciativa e incluso lo premió con el Nobel de Paz, en Colombia su popularida­d no llega al 20% y la coalición con la que gobernó prácticame­nte quedó enterrada.

Su partido salió derrotado a manos de la derecha que más cuestiona al mandatario por el supuesto trato indulgente a los rebeldes marxistas.

“Es por el desgaste normal de estos ocho años de gobierno) y muy segurament­e por la ausencia de liderazgos al interior” de su colectivid­ad, explicó Pedro Pablo Vanegas, experto en derecho electoral de la Universida­d Externado. El Partido de la Unidad Nacional perdió 19 escaños con respecto a la pasada legislatur­a y ni siquiera tendrá candidato propio en las presidenci­ales. ■

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