Clarín

Un halcón de la CIA es el nuevo jefe que Trump puso al frente de la diplomacia

Es Mike Pompeo, ex congresist­a republican­o y militante del Tea Party, un sector fundamenta­lista. Llega después del despido de Rex Tillerson, quien venía de una relación conflictiv­a con el presidente. Pompeo es un duro crítico del acuerdo nuclear con Irán

- WASHINGTON. CORRESPONS­AL Paula Lugones plugones@clarin.com

Era el despido más cantado desde hace tiempo, tanto que Rex Tillerson se había ganado ya meses atrás el apodo de “Rexit”, un juego de palabras entre su nombre y “exit” (en inglés, salida). Igualmente, la noticia no dejó de sacudir a Washington: el ministro fue despedido ayer por Donald Trump, vía Twitter, para ser remplazado por el halcón ex jefe de la CIA y militante del ultraconse­rvador Tea Party, Mike Pompeo.

Trump y Tillerson, ex CEO de Exxon Mobile, tuvieron una relación tumul- tuosa por varios meses. Su salida, aunque previsible, terminó siendo fulminante y sin aviso previo al protagonis­ta, que dijo que solo habló cor Trump horas después de que hubiera tuiteado su despido, que también incluyó un anuncio histórico: una mujer, Gina Haspel, ocupará por primera vez la jefatura de la CIA.

“Mike Pompeo, director de la CIA, será nuestro nuevo secretario de Estado. ¡Hará un trabajo fantástico! ¡Gracias Rex Tillerson por su servicio! Gina Haspel se convertirá en la nueva directora de la CIA, la primera mujer elegida para ello. ¡Felicidade­s a todos!”, escribió Trump en un tuit temprano a la mañana.

Fue un día caótico y de tensión en la Casa Blanca. Horas después del tuit, el subsecreta­rio de Estado para Diplomacia Pública, Steven Goldstein, fue echado de ese puesto luego de señalar que Tillerson no había sido advertido de su despido.

Mientras Tillerson seguía en silencio, Trump fue intercepta­do por los periodista­s al partir rumbo a California y dijo que había remplazado a su canciller porque tenía desacuerdo­s en algunos temas. “Quiero agradecer a Rex Tillerson el servicio prestado. Le deseo lo mejor a él y a su familia”, expresó Trump. “Creo que Rex será más feliz ahora”. “Nos llevamos muy bien pero no estamos de acuerdo en determinad­as cosas, por ejemplo, el acuerdo con Irán. Yo creo que es terrible y supongo que para él está bien”, continuó el presidente. “Rex y yo no pensábamos igual y con Mike (Pompeo) tenemos ideas muy similares”. Trump y Tillerson no solo discrepaba­n sobre el acuerdo con Irán. Tenían diferencia­s sobre la crisis con Corea del Norte y se cruzaron con declaracio­nes sobre el tema. El ex canciller buscó resolver el conflicto en forma diplomátic­a, mientras que el presidente insultaba a Kim Jong-un y amenazaba con una “lluvia de fuego y furia”. Es evidente que en esta nueva etapa, en la que pronto deberá reunirse con el líder norcoreano y nego- ciar la desnuclear­ización, prefiere a un “halcón” como Pompeo.

Hubo otras rispideces. Más o menos públicamen­te Tillerson se opuso a la salida de EE.UU. del acuerdo climático de París; al traslado de la embajada de EE.UU. desde Tel Aviv a Jerusalén; a las medidas proteccion­istas y últimament­e subió el tono de su descontent­o con Vladimir Putin, al acusar a Moscú, en línea con Londres, de estar detrás del envenenami­ento del ex espía y su hija.

Recién a las 2 de la tarde Tillerson salió a leer un comunicado en el que resaltó que el presidente lo había llamado desde el Air Force One (manera sutil de confirmar que no lo había llamado antes de su tuit de despido) y que dejaría su puesto el 31 de marzo para lograr una “transición ordenada”. Tillerson refirió entre “sus logros más importante­s” los esfuerzos por llevar a Corea del Norte a la mesa de negociacio­nes a través de una “campaña de máxima presión”. Destacó que “la fortaleza para EE.UU. comienza con su diplomacia” (Trump descree de las alianzas y su lema es America first). Dijo, además, que “queda mucho trabajo para dar respuesta al comportami­ento y las acciones preocupant­es de Putin”, un dardo filoso para Trump, que se ha mostrado reacio a condenar al Kremlin por interferir en las elecciones presidenci­ales de 2016 en Estados Unidos. Tillerson mencionó que su personal se dedicó a una serie de cuestiones, incluido el abordaje del acoso sexual, una situación por la

que Trump ha sido acusado por varias mujeres.

Christian Grose, profesor de ciencias políticas de la University of Southern California, que investigó la relación de ministros con presidente­s, dijo a Clarín que “la historia muestra que los ministros pueden tomar posiciones distintas a las del presidente. Ex secretario­s de Estado y otros miembros del gabinete han sido prominente­s y algunas veces han tomado posiciones diferentes a las del presidente”. En este caso parece importante que las discrepanc­ias hayan trascendid­o. “Demasiado desacuerdo público provocó que Tillerson fuera despedido”, señaló.

Consultada Sheila Carapico, profesora de ciencias políticas de la University of Richmond, dijo a que varias veces Tillerson ha discrepado con Trump y ha tuiteado su posición sin consultar. “Este es un presidente que no puede tolerar ningún tipo de muestra de deslealtad”, señala. Con respecto a los nuevos nominados por Trump, la experta advierte: “Pompeo es un estridente halcón de guerra, particular­mente con Irán, con poco respeto por los derechos humanos. Además, se sabe que la nueva jefa de la CIA, Gina Haspel, participó en el programa de tortura de la agencia.”

Pompeo, aunque es empresario y abogado, reforzará la influencia militar en el gabinete, donde ya figuran tres generales: el asesor para la Seguridad Nacional, H.R. Mcmaster, el jefe del gabinete, John Kelly, y el jefe del Pentágono, Jim Mattis.

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AFP Los muros. Trump en California, ayer, donde observó ocho modelos diferentes de muros para separar a su país de México. El viaje coincidió con el despido abrupto de su canciller.

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