Piropos para un sector que no tiene reproches para Macri
Contraste. El Presidente se ocupó de marcar diferencias con la industria.
Mauricio Macri no se cansa de decirlo cada vez que viaja al exterior: su objetivo principal hoy no es que las empresas argentinas exporten sino que se incremente la llegada de inversiones directas al país. Eso mismo dice Francisco Cabrera, ministro de la Producción, cuando se le pregunta qué espera del acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea. “Que se multiplique la inversión europea, como ocurrió en los últimos acuerdos entre Europa y otras regiones”, responde él ante sus funcionarios.
Allí reside, según algunos empresarios con larga presencia en la Unión Industrial Argentina, el nudo de la discordia que emergió en las últimas semanas con el Gobierno. A las fábricas con potencial exportador les gustaría ver un “presidente vendedor”, que cumpla con el plan de trabajar para que la Argentina sea “el supermercado del mundo” y no “la góndola del mundo”, donde otros países pue den ofrecer sus productos.
La pelea de la UIA con Cabrera hizo reverdecer incluso viejos enconos entre sectores acostumbrados a la protección estatal ya los déficits comerciales crónicos, como las auto- motrices, y otros, como la industria alimenticia, que no reciben los mismo cuidados.
Ayer, el Presidente se preocupó por mostrar un contraste entre los empresarios del agro que lo aplaudieron en Expoagro, en San Nicolás, y los problemáticos industriales. Macri pisó terreno seguro, en un sector beneficiado por la baja de las retenciones a las exportaciones y que, desde siempre, es el encargado de traer dólares al país.
A diferencia de Cristina Kirchner, Macri sólo tiene sonrisas para cosechar en un terreno en el que sembró buenas noticias desde que llegó al Gobierno.
Además de la baja de las retenciones , Macri diagramó una catarata de inversión pública para mejorar la infraestructura que necesita el campo: rutas y puentes para transportar las cosechas y obras para mitigar las inundaciones. Cambiemos no hizo solo eso: también transfirió recursos desde la Capital Federal y el Conurbano hacia el interior a través del recorte a los subsidios a los servicios públicos que abarataban la vida sólo para los habitantes del mayor conglomerado urbano del país.
Con esos incentivos, el Presidente se aseguró el apoyo del sector más competitivo de la economía local, motorizado por hombres y mujeres que ya habían saludado con entusiasmo, y con sus votos, su llegada al poder en 2015. ■