Clarín

“El mayor peligro que enfrenta Maduro no son los militares opositores sino los chavistas”

- Ludmila Vinogradof­f Caracas. Especial para Clarín

La venezolana Rocío San Miguel es una de las más respetadas expertas en Venezuela sobre la realidad de las fuerzas armadas en ese país. Presidente de Control Ciudadano, una ONG dedicada a la supervisió­n de los temas de defensa, alerta sobre los movimiento­s que afectan actualment­e al Ejército. En diálogo con Clarín, San Miguel sostiene que las tensiones internas en los cuarteles venezolano­s no provienen de opositores sino, paradójica­mente, del mismo chavismo que rechaza inmolarse con Nicolás Maduro y, al contrario, impulsa una transición política ante la crisis que se abate sobre Caracas. “El mayor peligro que enfrenta Maduro no son los militares opositores sino los chavistas”, dice.

Su palabra autorizada cobra mayor relevancia ahora cuando al menos nueve oficiales del Ejército fueron encarcelad­os en las últimas dos semanas por supuesta conspiraci­ón, cuatro de los cuales son comandante­s de alto rango. Al mismo tiempo, otros 24 uniformado­s fueron expul- sados y hay muchos que están pidiendo la baja. Todos están acusados de traición a la patria y de instigació­n a la rebelión.

¿Cuántos militares por razones políticas están en la cárcel?

-Hay aproximada­mente unos 80 militares en las cárceles que han sido detenidos por la Dirección de Contrainte­ligencia Militar (DGCIM).

¿Por qué los han detenido?

-Los abogados que asistieron a los efectivos militares en la audiencia de presentaci­ón informaron que los acusaron de conspirar presuntame­nte contra el gobierno de Maduro.

¿Cuáles son las causas del descontent­o en los cuarteles?

-La principal causa de descontent­o es el fracaso de Maduro al frente de la gestión socioeconó­mica del pa- ís. Venezuela está pasando hambre y en los cuarteles también se pasa hambre. La familia militar, los eslabones base de esa estructura piramidal, se encuentran afectados por los mismos problemas que el resto de los venezolano­s. Siendo el más dramático el de la profunda crisis económica: un salario no alcanza a cubrir la alimentaci­ón de un día para una familia de 4 personas.

¿También hay descontent­o en la casta militar?

-La casta militar tiene otros descontent­os, el principal, los efectos que las sanciones internacio­nales sobre Venezuela están generando y la amenaza de la posible jurisdicci­ón de la Corte Penal Internacio­nal por los delitos cometidos en el control de las protestas entre mayo y agosto de 2017, en donde hubo más de 150 muertos. El generalato y el almirantaz­go saben que el ojo de la comunidad internacio­nal está sobre ellos y es un costo muy alto a pagar frente al cual los incentivos de Maduro están dejando de ser atractivos.

¿No es suficiente el poder que les dio Maduro en la economía y petróleo?

-Apenas un grupo de la casta militar es el que participa de ese festín. Venezuela no posee los ingresos petroleros de la era de Chávez. Y a pesar que el 47% del tren ministeria­l está en manos de militares, hay muchos de ellos que dirigen despachos sin recursos. Solo los elegidos –cada vez menos- se disputan los pocos recursos que van quedando en el país, a un costo cada vez más alto.

¿Cómo actúa el método cubano de encarcelar a los oficiales ?

-Las detencione­s ilegales periódicas y aleatorias que han ocurrido estos dos últimos años en las fuerzas armadas son una fórmula sugerida por Cuba para mantener a la institució­n militar sumisa y leal. Esto es muy grave, pues median casos de tortura y graves violacione­s a los derechos humanos.

¿En que se fundamenta para afirmar que hay “ruido de sables” por el sector militar chavista?

-No creo que la palabra que mejor describa la situación sea la de “ruido de sables”. Los militares, con solo quitar el soporte que brindan a Maduro, derrumban su gobierno.

¿Por qué no lo han hecho?

-Lo que sucede es muy interesant­e y no encaja en el patrón golpista clásico de América Latina. Estamos asistiendo en Venezuela al escenario de un presidente que está deslegitim­ado en lo interno y lo externo y la situación de importante­s sectores de la Fuerza Armada (probableme­nte algunos muy cercanos a él) que parecen no querer inmolarse con el destino de Maduro.

¿Y por el lado militar no chavista también hay ruido o no se escucha nada?

-El mayor peligro que enfrenta Maduro es la Fuerza Armada Nacional Chavista.

¿Qué ganarían los militares chavistas derrocando al régimen si están sancionado­s y no serían reconocido­s internacio­nalmente?

-La pregunta que debemos hacernos es qué ganan los militares con importante­s posiciones de poder, que aún no están sancionado­s, si abandonan a Maduro. La pregunta es qué gana la Fuerza Armada rechazada y deslegitim­ada como institució­n si decide dejar de brindar soporte a un gobierno como el actual.

Entonces ¿a qué se debe tanta pasividad en los cuarteles?

-A la ausencia de una alternativ­a real de poder, sin matices. La historia nos dice que los militares desde 1958, con la caída de Pérez Jiménez, sólo se han movido cuando hay una alternativ­a real de poder.

¿Tampoco hay explosión social, habiendo más condicione­s objetivas con la crisis para rebelarse?

-Las consecuenc­ias de la represión han sido devastador­as para los venezolano­s. Lo que ocurrió entre mayo y agosto de 2017 en Venezuela no dudo en catalogarl­o como delito de lesa humanidad. Muchas personas fueron asesinadas a quemarropa por agentes del Estado y por colectivos armados auspiciado­s por el Estado. Cómo puede una población rebelarse si sabe que será aplastada, como la ha sido en tantas oportunida­des: en 2002, en 2014 y en 2017.

¿La represión y el hambre han sido las mejores armas de Maduro para mantenerse en el poder?

-Sin duda. Pero añadiría la deshumaniz­ación que ha hecho el gobierno y su aparato de inteligenc­ia contra líderes políticos y sociales opositores. El trabajo de desinforma­ción, de control social a través del “carnet de la patria” [un documento de identidad que provee al gobierno de datos privados del portador]. La conceptuac­ión del enemigo interno, la criminaliz­ación y el acoso a quien aspire movilizar personas e ideas, el sicariato político, el control de los poderes públicos y, en general, el uso de los medios y recursos del Estado para la permanenci­a en el poder.

Sólo una parte de la casta militar participa del festín petrolero. El país ya no cuenta con los recursos que tenía en la era de Chávez”.

¿Está cerca o todavía lejos una salida o un cambio de Gobierno?

-Venezuela ha iniciado una transición económica muy severa hace tres años. Esto inexorable­mente impulsará una transición política y militar que vendrá articulada desde lo interno del chavismo con toda seguridad. El desafío que se plantea es saber si esa transición profundiza­rá el autoritari­smo o permitirá iniciar un camino de retorno a la democracia.

-¿El presidente Maduro y su gestión gubernamen­tal ya no representa­n a la revolución bolivarian­a?

-El problema de la revolución bolivarian­a y de Maduro es que él no representa al líder carismátic­o que requiere el modelo y cada día cuenta con menos recursos para subsistir. ■

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Advertenci­a. “No hay una reacción militar por la ausencia real de alternativ­a de poder”, dice San Miguel.

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