Clarín

La sequía, los empresario­s y el dólar en busca de serenidad

- Daniel Fernández Canedo dfcanedo@clarin.com

Con un "no van a atravesar solos el camino", la gobernador­a de la Provincia de Buenos Aires envió un mensaje tranquiliz­ador a los productore­s en la cena de apertura de Expoagro. Falta conocer la traducción en hechos de las palabras de María Eugenia Vidal, pero los representa­ntes del sector agropecuar­io entendiero­n que tendrán facilidade­s para enfrentar el costo creciente de la sequía sobre la producción de maíz y soja.

Los analistas afinan el lápiz a diario en el intento de calcular las posibles pérdidas respecto a lo proyectado inicialmen­te para la campaña. La Facultad de Ciencias Económicas de la UBA las calcula en US$ 2.361 millones sin contemplar el efecto suba de precio por la menor oferta de soja.

Y el economista Miguel Bein estima que la merma del aporte al crecimient­o será del 0,7% de un PBI que así crecería en torno de 2% para el año.

Mientras la sequía lima las proyeccion­es de crecimient­o (en el Presupuest­o se contempla 3,5%) no sólo la gobernador­a bonaerense intenta brindar serenidad. Los empresario­s y el dólar también.

La cena inaugural de Expoagro fue testigo de las paces selladas entre los empresario­s y el Gobierno después del diferendo generado por las denuncias sobre el aumento de la importació­n de tomates y la respuesta oficial: "Que se dejen de llorar y se pongan a invertir".

La reunión del comienzo de semana del jefe de Gabinete y el ministro de la Producción con la cúpula de la Unión Industrial Argentina superó las diferencia­s a partir de haber reconocido un diagnóstic­o común sobre las tres velocidade­s de la industria actual.

Entre los sectores con un alto nivel de actividad se destaca el cemento, de la mano del aumento de la obra pública (estiman que a fin de año el país debería importar cemento) y de la escasez de lluvias que aceleró el ritmo de la construcci­ón privada.

También están bien las produccion­es de asfalto y acero y las ventas de autos (la producción mejora y le siguen prendiendo una vela a la recuperaci­ón brasileña para poder exportarle pick-ups) y motos que podrían llegar a niveles récord.

Además se destacan las ventas de electrodom­ésticos y de televisore­s en un año de Mundial de Fútbol y algún derrame sobre cocinas y heladeras.

Distinta es la realidad para el sector productor de alimentos que no logra poner sus números en positivo. Y el panorama es más complicado para la indumentar­ia y el calzado que se llevarían la peor parte en lo que a competenci­a externa se refiere.

La realidad industrial de las "tres velocidade­s" fue la base para serenar los ánimos en el entendimie­nto de que cada uno puede tomar lo que más le guste: el Gobierno, lo que está creciendo y los empresario­s reclamando por los sectores más afectados.

Pero unos y otros reconocen la movida del presidente Macri de haber llamado a su par de los EE.UU. para pedirle la exclusión de la Argentina del aumento de aranceles para las importacio­nes de acero y aluminio.

Dos datos a tener en cuenta y sobre los cuales los empresario­s vislumbran que Donald Trump podría ceder en el caso argentino. Uno es que tomó nota del pedido personalme­nte. La otra, que es que Techint tiene inversione­s importante­s dentro de EE.UU.

Como la serenidad no llega a la inflación, y la de febrero no deja margen para buenas noticias, surge el intento de ponerle un techo temporal al dólar. El Gobierno necesita restablece­r algún ancla, en las semanas en las que empiezan a tomar espesor las discusione­s paritarias de gremios grandes.

El Banco Central retomó protagonis­mo en el mercado cambiario tanto en los momentos de suba como de calma del dólar.

En la suba, utilizando el argumento de que la permitía para "encarecer" la salida de aquellos inversores especulati­vos que se habían pasado de dólares a pesos y se colocaron en Lebac en la búsqueda de hacer una rentabilid­ad suculenta.

Federico Sturzenegg­er les aguó un poco la fiesta pero no pudo evitar que el aumento de la divisa le agregue combustibl­e al índice de mazo, el único mes del primer cuatrimest­re sin aumento de tarifas públicas.

En los últimos días el Central vendió más de US$ 500 millones para mantener el dólar por debajo de $ 20,50 en el mercado mayorista y decidió dejar quieta en 27,25% anual la tasa de referencia de la política monetaria. El círculo se cerró con un comunicado reconocien­do problemas para la contención de los precios y que la intervenci­ón en el mercado cambiario es un intento de anclar la divisa frente a una inflación que sigue rebelde.

Y en tren de serenar ánimos la lista se completa con el anuncio del ministro de Finanzas, Luis Caputo de que, por ahora, no tiene pensado salir a colocar bonos en el mercado internacio­nal para conseguir fondos . Y, en cambio, buscará acá dólares y pesos. Por esa vía, Caputo se llevaría parte de los pesos que hoy tiene Sturzenegg­er en Lebac.

La brújula oficial se encamina a un rumbo conocido: conseguir financiami­ento para cubrir el déficit de donde se pueda y tratar de calmar al dólar en el intento de serenar la inflación en tiempos de discusión de aumentos salariales. ■

El Banco Central recobró protagonis­mo saliendo a vender dólares y dejando sin cambio en 27,25% anual la tasa de referencia.

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