Clarín

Argentina, ¡muchas gracias!

- José Antonio Viera-Gallo Embajador saliente de Chile en Argentina

Al dejar el cargo de embajador en Argentina quiero expresar mi admiración por este gran país. Admiro su gente diversa, culta, creativa y esforzada, que nos sorprende a diario con sus obras en los más variados campos del arte y la ciencia, y nos encanta con su forma de vida alegre y callejera. Admiro a la Argentina por los valores de libertad e igualdad social que se respiran, y el cariño con que acogen al forastero.

Admiro a la Argentina por su compromiso con los derechos humanos, luego de haber atravesado por el túnel oscuro de la violencia. La admiro por la conciencia ciudadana sobre sus derechos y conquistas sociales, y su empuje para salir adelante, una y otra vez, de dificultad­es y crisis sin flaquear en su adhesión a la democracia.

Admiro sus provincias por la fuerza de identidad que tienen y el empuje autónomo por el progreso de su gente, y a Buenos Aires por su riqueza y multiplici­dad cultural.

Acepté el cargo de embajador con una convicción que puedo resumir en una idea simple pero exigente: no sólo las buenas relaciones entre Argentina y Chile, sino que su estrecha cooperació­n, su alianza estratégic­a, su convergenc­ia para enfrentar los desafíos comunes, beneficia a ambos pueblos y es un factor de estabilida­d y progreso para toda la región. No se trata de una estrecha visión bilateral, sino de una complement­ación abierta a los demás países de América Latina y a un mundo global e incierto que no termina de consolidar un nuevo sistema de relaciones internacio­nales luego del fin de la post-guerra.

Argentina y Chile deben insertarse en un escenario internacio­nal donde hoy aparecen cuestionad­os algunos principios básicos, como el multilater­alismo, el vigor de las organizaci­ones internacio­nales y el imperio del derecho internacio­nal, tanto en el campo comercial como de los derechos humanos y la paz. Si lo hacen de la mano no será fácil, pero el camino se vuelve menos pedregoso. Por eso valoro la coincidenc­ia en política exterior, y en particular la invitación a Chile a la cumbre del G20.

Implantado­s en el extremo austral del continente, nuestros países tienen responsabi­lidad en los océanos que bañan sus costas, en la Antártida y en el cuidado de los recursos hídricos y de la biodiversi­dad de su extensa frontera.

En estos años, basándonos en lo construido anteriorme­nte, hemos puesto a nuestros países frente los desafíos del mañana. Hemos suscrito un acuerdo de intercambi­o energético y otro de complement­ación económica y de libre comercio, hemos avanzado en la conectivid­ad terrestre y aérea, en el trabajo empresaria­l y las inversione­s, así como en el intercambi­o constante entre nuestras FF.AA. y Policiales. Participam­os en conjunto en misiones de paz y hoy estamos en Colombia en la observació­n de la implementa­ción de los acuerdos de paz.

Valoro en especial el diálogo entre el Mercosur y la alianza del Pacífico, que apunta hacia una superación gradual de los actuales esque- mas de integració­n, sin divisiones artificial­es entre países del Atlántico y países del Pacífico. Pero sobre todo, creo que el incremento espectacul­ar del flujo de personas que atraviesan la cordillera en uno y otro sentido (son cerca de 3 millones de argentinos y 1 millón y medio de chilenos) permite construir puentes – como enseña Francisco - y que el conocimien­to mutuo refuerce los cimientos de la voluntad de trabajar unidos. Además de los 26 pasos fronterizo­s priorizado­s, hay que señalar el incremento del flujo aéreo, especialme­nte de los vuelos entre provincias argentinas y regiones chilenas. Estoy cierto que esta perspectiv­a de colaboraci­ón será continuada por el nuevo Gobierno de Chile, que acaba de asumir el mando.

Me voy con la convicción que la Argentina podrá alcanzar el desarrollo, espero que siempre junto a Chile y demás países de América Latina. Más allá de los cambios propios de la democracia y la alternanci­a en el poder, se abre paso entre Uds. un proyecto compartido en que se podrán ir articuland­o en diversas formas el mercado, el Estado y la sociedad civil en un marco de libertad, justicia social y solidarida­d. Para que así se haga realidad el ideal expresado por Borges que todos sean la patria, y también los latinoamer­icanos podamos hablar con una sola voz. Sólo me resta agradecer a Michelle Bachelet por mi designació­n y a todos los argentinos reiterarle­s mis sentimient­os de amistad y gratitud. Me despido con las mismas palabras con que nos dejara Nicanor Parra: “Voy y vuelvo”. ■

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HORACIO CARDO

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