Clarín

Una gran parte del futuro de la franquicia depende de Leonard

- ESPECIAL SAN ANTONIO, EEUU.

La caracterís­tica principal de San Antonio durante la era de Gregg Popovich que comenzó en 1994 fue el valorar el todo sobre las partes. Sobran las anécdotas sobre Tim Duncan y Emanuel Ginóbili aceptando reduccione­s en sus pagas para poder incorporar jugadores de calidad y mantenerse competitiv­os. Hoy la idiosincra­cia de la franquicia está puesta en jaque por la posible salida de Kawhi Leonard.

Leonard se lesionó el cuádriceps derecho en las finales de la conferenci­a Oeste de 2017. Las versiones sobre su salud son múltiples e incluso se habló de otra supuesta lesión en su hombro izquierdo. Aunque sobran las especulaci­ones también en ese sentido, no hay una certeza real de cuándo volverá. Hace poco más de un mes la prensa de San Antonio publicó que Leonard está enojado por la presión recibida de la gerencia de los Spurs para volver a jugar lo más pronto posible. Hay una teoría que podría ser el desencaden­tante: en 2015, San Antonio fue el campeón con Leonard llevándose el MVP de las finales por su defensa sobre LeBron James. El alero arregló una renovación de cinco años por 94 millones de dólares. Fue un número altísimo, pero no el máximo que se le podía ofrecer. El sitio estadounid­ense SB Nation aseguró que los Spurs realizaron con Leonard un acuerdo informal para no darle el máximo y mantener una flexibilid­ad salarial con la promesa de reestructu­rar su contrato en el invierno de 2016 y saldar la deuda. Real o no, eso no ocurrió.

La dinastía podría enfrentar su extinción. San Antonio, una ciudad valorada por los basquetbol­istas por sus bajos impuestos (Texas es el quinto estado del país con los impuestos más bajos y la ciudad es, entre las más importante­s, la que menos les cobra a sus ciudadanos), podría quedarse sin su súper estrella. Popovich está ante otra prueba para mantener la casa en orden. ■

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