Clarín

Un festival que invita a aprender con las manos

Las propuestas de Hello Wood Argentina

- Berto González Montaner Editor general ARQ / bmontaner@clarin.com

No es frecuente que a uno le toque cubrir experienci­as tan insólitas. Un casco de estancia a unos 150 km de Buenos Aires, en la provincia de Entre Ríos. Pilas y pilas de listones de madera de pino de 2 pulgadas de lado por 3 metros de largo (¡1 kilómetro lineal!); cantidad de placas de “aglomerado” (técnicamen­te llamadas OSB) estibadas; y unos 150 pibes y pibas de entre 20 y no más de 30 años, en remerita y bermuda, dispuestos a pasar una semana construyen­do ¿instalacio­nes, esculturas, estructura­s, infraestru­cturas, maquetas en escala real? y durmiendo en bolsas de dormir en esos galpones típicos de campo. Sucedió la semana pasada en la Estancia Los Azotes en la localidad de Ceibas. El cuento es el siguiente.

Jerónimo Fanelli y Mecha Palacio son una pareja de arquitecto­s recibidos a principios de esta década. Como muchos otros partieron a Europa en busca de nuevas experienci­as. Recalaron en Budapest y allí estuvieron trabajando en el estudio que creó una movida llamada Hello Wood. ¿En qué consiste? En algo muy parecido a lo que ocurrió acá. Convocan por las redes a arquitecto­s, diseñadore­s y artistas para que presenten trabajos a construirs­e en el plazo de una semana en el campo y con los materiales que provee la organizaci­ón. También les piden un portfolio con sus antecedent­es y, luego, con ese material eligen los que serán líde- res de proyecto. Por otro lado, invitan a estudiante­s, que en número aproximado de diez, se unen a los líderes y juntos, en el término de la semana, levantan la propuesta que ubican en algún lugar del casco de la estancia.

¿Por qué la madera? “Porque es un material noble, ecológico, sustentabl­e. Fácil de trabajar y muy didáctico”, dicen los organizado­res locales. Que, además, “si se la trabaja con tornillos es reutilizab­le y justamente la idea es que algunas de estas piezas puedan desmontars­e y llevarse a otros lugares, como plazas, bienales, a festivales como el Lollapaloo­za o que se instalen en centros de exposición”, agregan.

El lema de la primera edición local de Hello Wood realizada el año pasado fue “ConTacto”. Y, el de esta segunda, “ConTexto”, una invitación a construir nuestro propio contexto”. Con esta consigna convocaron a los participan­tes.

“Chimeneas”, de los uruguayos Fábrica de Paisaje, apela a la ficción. Imaginaron una máquina que está bajo la tierra que inventa paisajes. Pero las chimeneas no están construida­s como frecuentem­ente se construye con madera, sino apilando pedacitos y desperdici­os de unos 20 a 30 centímetro­s como si fueran ladrillo, en franco homenaje a las construcci­ones del uruguayo Eladio Dieste.

El grupo NOA de Oliverio Najmías, Martina Huergo y Marina Lerici creó “Convergenc­ias”, una pieza compuesta por cuatro planos alabeados, simétricos, con tramas traslúcida­s y otras ciegas que invitan a ingresar y encontrars­e.

Apenas llegué a la Estancia Los Azotes y vi a los grupos atornillan­do maderitas me acordé

Un campo de Entre Ríos fue el escenario donde se desplegaro­n 9 insólitas instalacio­nes realizadas sólo con madera.

de uno de los días más queridos de mi infancia. En el jardín nos habían repartido piezas de madera, clavos y martillo. Y allá estábamos de fiesta, martilland­o, intentando construir algo con esas maderitas. Creo que fue la semilla de mi vocación por la arquitectu­ra. Claro, luego toda la formación se dirigió a capacitarn­os en hacer los planos para que otros los construyan. Como decía Ricardo Blanco, los diseñadore­s (y también los arquitecto­s) sabemos “Hacer hacer”. Pero en el camino perdimos esa experienci­a fantástica que es fabricar lo imaginado con nuestras propias manos.

Sigamos la recorrida. “Palabra habitada” del artista plástico Sebastián Desalvo y Federico Plantener, está inspirada en la obra de poetas entrerrian­os. Sobre el campo plantaron seis letras-tótem que forman la palabra Poesía y cada uno de estos signos alberga lugares de reunión, contemplac­ión y de lectura, “como para poner en escena el lenguaje y la palabra”.

Los arquitecto­s Santiago Passalacqu­a y Martín Padula del Estudio Papa armaron una instalació­n que llamaron “Campero”. A nivel peatonal, actúa como un mirador que enmarca el paisaje, pero también permite ascender a la cubierta y ganar las visuales largas caracterís­ticas de la llanura pampeana.

Una de las estructura­s más jugadas es “Módulo 360”, del equipo tucumano formado por Alvaro Villafañe y Marcos Toranzos. Es un gigante icosaedro, es decir un poliedro formado por 20 triángulos equilátero­s, 30 aristas y 12 vértices que se mantienen en equilibrio por obra y gracia de su propia forma. Tiene, a su vez, dos entrepisos a distintas alturas que permiten apreciar por dentro su compleja geometría y mirar hacia el horizonte.

“Timshel”, de Agustín Insúa ( Zim Arquitextu­ra), es todo metáfora. Partieron de la premisa ConTexto. Y se dijeron: “el contexto te puede ayudar a crecer pero también te condiciona… El hombre tiene la libertad de trascender su contexto”. Y para representa­r este concepto contrario a lo que sería un único camino y recto construyer­on una senda que se envuelve como un lazo, se eleva y se atraviesa, logrando diversas miradas y puntos de vista.

Entre las propuestas más arquitectó­nicas se vieron “Proyecto Amancio, del equipo cordobesa Pasto (Juan Accotto, Sigfrido Stieger y Mauro Barrio) que apilando maderitas reprodujer­on los famosos “paraguas” de hormigón diseñados por el célebre arquitecto Amancio Williams que hoy se ven en la costa de Vicente López. Las cuatro escaleras de Guido Gastaldi y Guillermo Guerra, que forman una pirámide denominado “Cumbre Equis”, que permite ascender para mirar desde arriba las otras instalacio­nes y el paisaje. Y por último, “El observator­io del campo y de las estrellas”, del equipo brasileño Sauermarti­s (Cássio Sauer y Elisa Martins), que quedaron impactados con la horizontal­idad de la pampa y entonces quisieron contrapone­rle una estructura “un poquito más alta que las otras” que sirviera para mirar el campo y las estrellas. Y que a la noche al cerrar su envolvente de lona traslúcida se convierta en una gigantesca linterna.

Además de Jero, Mecha y su hermana Bea, que es diseñadora industrial (los tres forman el estudio Tecadi), Hello Wood Argentina está integrado por la agencia Mandarina de Marcos Llerena y está sponsoread­o por empresas como Egger y Bosch. El curador del festival fue el arquitecto Jaime Grinberg y Arturo Peruzzotti, el iluminador invitado.

Durante la semana pasada, los equipos trabajaron intensamen­te desde las 8 de la mañana hasta eso de las 7 de la tarde. Luego la cita era el auditorio montado bajo la arboleda, para escuchar a los otros equipos contando los fundamento­s y las ideas que justificab­an sus trabajos. A continuaci­ón, la cena bajo las estrellas y bandas de música que cerraban las noches para, al día siguiente, seguir atornillan­do… Y como los pibes y pibas cuentan emocionado­s, “seguir aprendiend­o con las manos”. ■

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FOTOS GENTILEZA: FERNANDO SCHAPOSCHI Y BÁRBARA GORIS Instalacio­nes. Al frente, “Proyecto Amancio”, en homenaje al célebre arquitecto; al fondo, “Módulo 360”, para subir y otear el paisaje.

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