Clarín

Noche perfecta y sueño de Selección

El arquero de River descolló en la superfinal contra Boca y está siendo observado por Sampaoli.

- FRANCO ARMANI

Benji Price, uno de los personajes de los Supercampe­ones, tenía un sueño de chico: convertirs­e en el mejor arquero del mundo. Cuando Franco Armani se vistió de arquero por primera vez en su Casilda natal, la serie de dibujos animados japonesa empezaba su furor en la Argentina. Corría el año 1992 y antes de cumplir los seis años, el pequeño Franco se paró en el arco. El responsabl­e de la indumentar­ia fue su abuelo materno, Rubén, que era utilero del club Aprendices Casildense­s, donde Armani empezó a atajar. A pesar de que el resto de los chicos jugaban de 5, de 9 o de 10, a él le gustaba ir al arco. Mucho tuvo que ver su hermano Leandro también, quien llegó a ser futbolista profesiona­l, como delantero. Era Leandro quien ponía a atajar a Franco en el garage de la casa, mientras Analía, la mamá, rezaba para que no rompieran ningún vidrio, algo que pasaba con cierta frecuencia. Y Franco de a poco le empezó a gustar el arco. A tal punto que le encantaba usar un buzo verde, como el del Pato Fillol en el Mundial ‘78. Y pedía como regalos conjuntos de arqueros. Tan en serio se lo tomó que un día sorprendió a su abuelo: “Yo voy a ser arquero profesiona­l” le dijo. El sueño empezó a crecer hasta que se hizo realidad. Y después de pasar por Central Córdoba, le llegó la oportunida­d de ir a Estudiante­s cuando Claudio Vivas lo vio. Pero allí no tuvo lugar y recaló a préstamo en Ferro y después en Deportivo Merlo. Hasta que llegó esa gran chance de viajar a Colombia para sumarse a Atlético Nacional de Medellín. Y mientras empezaba a vivir de lo que gustaba, en la cabeza de este hombre que ahora tiene 31 años soñaba con atajar en un grande de la Argentina aunque se hacía díficil imaginarlo, según cuenta. No sólo se le hizo realidad hace un par de meses cuando mientras pasaba la Navidad en Casilda le comunicaro­n que su pase a River estaba sellado, sino que ya tiene un título con el club de Núñez. Y después de ganarle a Boca, nada menos, y de haber sido figura en el Malvinas Argentinas de Mendoza. Todo redondo. Por eso no duda: “Lo que estoy viviendo en River es algo así como el sueño del pibe”, le dice a Clarín, el arquero Supercampe­ón, el día después de su consagrato­ria actuación enMendoza. Y ante Boca, nada menos, nunca está de más recordarlo.

-Es un partido que quedará en la historia del club. ¿Caíste ya?

-Sé que lo que viví fue un sueño. Ganar un título, el primero mío en el club y más contra Boca, es algo muy fuerte. Me genera un orgullo muy grande y hay que disfrutarl­o. Este título nos tiene que servir para ser un punto de partida para afirmarnos en la Copa Libertador­es y tratar de repuntar en la Superliga.

-Llegaste a un arco que venía compli-

cado. ¿Cuáles fueron las claves para que la presión no te perjudique?

-Sí, entiendo que el arco de River es complicado porque siempre tenés que estar muy concentrad­o para responder. Pero la clave es estar tranquilo y esforzarse día a día. Así van saliendo las cosas. Pensar en responder a la altura de lo que demanda River, no conformars­e y seguir trabajando. Esas cosas son fundamenta­les. -¿Y qué es lo primordial en un arquero de River?

-Responder cuando el equipo me necesita. Eso es lo que tiene que hacer un arquero, más en River. Y si respondés, la valla en cero se va sosteniend­o cada vez más.

-¿Cuál fue la más difícil para atajar en la final?

-La más difíciles fueron la de Pavón, que alcanzo a tocar y pega en el travesaño. Había rebotado en un compañero, venía englobada. Fue complicada y gracias a Dios pudo ir afuera. Y el mano a mano con Fabra.

Armani menciona a Dios en la charla y no es casual. Cuenta que “Dios llegó a mi vida” de la mano de la familia de su esposa, la modelo colombiana Daniela Rendón, su compañera desde hace siete años. Dice que no era creyente y empezó a ir luego de que sufriera la rotura de ligamentos cruzados mientras estaba en Atlético Nacional, justo cuando tenía arreglada su salida porque no atajaba. Pero, como un guiño del destino, las cosas cambiaron a partir de allí. Y después de recuperars­e, empezó de a poco a ganarse un lugar en el equipo colombiano hasta convertirs­e en figura y en multicampe­ón con 13 títulos, incluida la Copa Libertador­es.

Vivió una notable transforma­ción que lo llevaron a que Marcelo Gallardo pusiera los ojos sobre él. “No tenía intencione­s de volver a la Argentina, pero el llamado de River y de Gallardo me cambiaron los planes. Y estoy orgulloso y agradecido por eso”, aseguró el casildense, quien recibió muchos llamados y mensajes de amigos, familiares y gente conocida de su pueblo. Y en Mendoza tuvo el apoyo de su mujer y también de su mamá Analía, quien festejó por partida doble ya que es fanática de River.

- Y ahora Franco, ¿soñás con un llamado a la Selección para ir al Mundial de Rusia?

-La Selección siempre es un sueño pero tengo que seguir trabajando. Obviamente la posibilida­d de un llamado está pero me tengo que seguir esforzando y manteniend­o el nivel. Después, será una decisión del entrenador. Yo tengo que seguir creciendo día a día y preocuparm­e por eso. ■

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TELAM Toda para él. Franco Armani con la Supercopa y la camiseta de banda roja, poco después del triunfo ante Boca. Luego, el arquero tuvo una larga charla con Clarín.
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