Rosario, el rincón del país donde se aplica un criterio más amplio
Protocolo. Médicos de hospitales públicos suelen facilitar los abortos con el argumento de que un embarazo puede afectar la salud psíquica y social de la mujer.
Una ordenanza aprobada por el Concejo Deliberante de Rosario instauró la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) en junio de 2007. La ciudad se colocó en aquel momento a la vanguardia del tema, que había comenzado a debatirse con organizaciones de mujeres en 2004. La normativa tomaba artículos de la Constitución, del Código Penal, leyes internacionales para “prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer” y el trabajo elaborado por las “Mujeres Autoconvocadas” de la ciudad.
La práctica tuvo un nuevo hito en la ciudad en 2012, cuando comenzó a entregarse en forma gratuita, en efectores y hospitales públicos, el misoprostol, una medicación que permite realizar abortos ambulatorios. La normativa colaboró para que en los últimos seis años se redujera a cero la tasa de mortalidad por abortos en los centros de salud públicos. En el año se practican entre 500 y 580 ILE. No hay registros de efectores privados.
En abril de 2012 Santa Fe adhirió a la guía propuesta por Nación, lo que permite que en todos los hospitales existan profesionales a disposición para la práctica de abortos no punibles.
La ordenanza de Rosario 8186 establece que la interrupción del embarazo se practique “con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre si este peligro no puede ser evitado por otros medios”. También “si el embarazo proviene de una violación o atentado al pudor cometido sobre una mujer idiota o demente”.
El derecho al aborto no punible plantea el peligro sobre la salud de la madre, la que puede afectarse por cuestiones psíquicas, emocio- nales o sociales. Bajo ese concepto es que se terminan abordando muchos casos que en principio podrían parecer que quedan fuera del protocolo.
“Cuando hay afectación de la salud psíquica, social o biológica hay una cuestión de salud que se altera. Esto trasciende a la ciudad. Lo garantiza la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sabemos que las formas de enfermar y morir tienen condicionamientos sociales subjetivos y biológicos. Esta interpretación se da en ese marco”, explicó a Clarín Leonardo Caruana, secretario de Salud de Rosario.
La ciudad incorporó además en 2016 la técnica de aspiración, que se combina con el uso de misoprostol en algunos casos.
Como parte de un programa de anticoncepción “segura y gratuita” -que años después incluyó la ILE- la ciudad inició a fines de los años ‘90 un trabajo para garantizar el acceso gratuito a todos los métodos anticonceptivos, desde los hormonales a los quirúrgicos.
En la actualidad. unas 30 mil mujeres, de entre 16 y 45 años, forman parte del sistema. El 95 por ciento accede a métodos anticonceptivos.
“¿Qué es lo que no vemos más en efectores públicos? Las mujeres pobres que ingresaban por abortos sépticos, por síndrome de Mondor, por sepsis graves, con graves secuelas para la vida de las personas o incluso la muerte posterior”, planteó Caruana sobre los alcances del cambios ocurridos en los últimos años.
Sólo el 30 por ciento de las ILE requieren de una internación, cuando en el pasado debía hacerse en la totalidad de los abortos. La estadística en Rosario marca también, en los últimos cinco años, un lento pero paulatino descenso en los embarazos adolescentes.
En la misma dirección que el Estado, la Universidad Nacional de Rosario (UNR) marcó un hito el año pasado al incorporar en la cátedra electiva “El aborto como problema de salud”, la primera que se dicta en el país sobre el tema en una casa de altos estudios. Se anotaron 120 alumnos. La mayoría no conocía los alcances dela Interrupción Legal del Embarazo. Finalmente 105 la aprobaron. ■