Clarín

Rara factura que se envía “por error” y es autorizada

- Ricardo Roa rroa@clarin.com

El párrafo de mi nota de ayer sobre las sorpresas que siguen surgiendo en torno de Cristóbal López que enojó a Alberto Fernández dice: “En la pila de contrataci­ones, los coadminist­radores puestos por el juez del con- curso (en la empresa Oil) Javier Cosentino encontraro­n (una factura) del ex jefe de gabinete kirchneris­ta Alberto Fernández”.

Fernández no puede desmentir, no lo hace, la existencia de la factura. Apenas intenta justificar­la. Dice que “fue librada por error, anulada y consecuent­emente jamás cobrada”. La factura cayó en la empresa Oil por equivocaci­ón. Raro.

Con igual suerte explica o trata de explicar qué había facturado. Mejor dicho, a quién había facturado.Dice que la factura era para otra empresa de López que no precisa. Primera conclusión: la factura existe. Segunda conclusión: era por un trabajo para el grupo de Cristóbal López.

Fernández admite que “asesora” a “las actuales autoridade­s” del grupo Indalo de López. Los coadminist­radores judiciales en Oil, Carlos Bianchi, Francisco Cárrega y Liuba Lencova Besheva que encontraro­n la factura coinciden con Fernández en que no se pagó la factura de $ 435.600.

Según ellos estaba “pendiente de pago” y discrepan con Fernández sobre qué facturó. Dicen que fue por “servicios de asesoramie­nto en materia penal prestados a los señores Cristóbal López y De Sousa”. Los dueños de Oil y del grupo Indalo.

Para Fernández sus tareas como abogado “en nada se vinculan con la defensa judicial de Cristóbal López y Fabián De Sousa, como falsamente consignan los coadminist­radores”.

Bianchi, Cárrega y Lencova Besheva dicen también que esa factura de $ 435.600 fue “autorizada por el actual directorio” de Oil y del Grupo Indalo que presiden Ignacio Rosner y Santiago Dellatorre. ¿ Fue librada por error y autorizada? Algo no cierra.

¿Por qué Rosner y Dellatorre estarían interesado­s en contratar a Alberto Fernández? Fernández da su versión. Dice que trabaja para el grupo de López “a pedido de los trabajado- res y los gerentes... tratando de encontrar una salida que garantice la continuida­d operativa de las empresas y las fuentes de trabajo”.

Hay otra razón. Fernández es dirigente político y lobbysta. Cada vez más lobbysta y menos dirigente político. Es amigo del juez Julián Ercolini, con quien coincidió en una cátedra. Y Ercolini es el juez que impide que Rosner y Delatorre se adueñen del grupo Indalo, al que mantiene embargado. Como asesor de Rosner, Fernández visitó dos veces a Ercolini en su juzgado. No tuvo éxito.

Fernández dice que mi columna delata mi ánimo frente a los hechos sobre los que “pretendo” informar. No pretendo informar, informo. Y acerca de mi ánimo, es su opinión. Tiene derecho a decirla si quiere y si no quiere, a no decirla. Estará en su ánimo. ■

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