Clarín

La reacción del vestuario tras la derrota

- Matías Bustos Milla mbustosmil­la@clarin.com

La derrota en la Superfinal dejó heridas en Boca. Y sólo los resultados marcarán cuánto tardará en cicatrizar esa puñalada que fue el 2 a 0 ante River en Mendoza. Hay, desde ya, dos objetivos claros: ganar la Superliga y la Copa Libertador­es. De eso fue de lo poco que se habló en el vuelo de regreso a Buenos Aires.

En Casa Amarilla, la práctica regenerati­va tendrá a Guillermo ocupado en diagramar el equipo titular que deberá jugar el domingo ante Atlético Tucumán, un rival peligroso. Sin Edwin Cardona ni Frank Fabra (suspendido­s), tendrá dos cambios obligados. Pero ese no es el tema del que comenta en Brandsen 805.

La derrota en el clásico (al cabo, eso es más importante que el título en juego) revivió viejos fracasos y eso generó un clima hostil en el Mundo Boca. El vestuario en Mendoza fue una mezcla de bronca y resignació­n por una nueva chance desperdici­ada. Pero no hubo reproches encendidos como los que enfrentaro­n a Agustín Orion y Carlos Tevez en la Supercopa de 2016 que se perdió en Córdoba ante San Lorenzo.

Los ojos puestos sobre Barros Schelotto y las actuacione­s puntuales de Tevez, Pavón y Cardona eran esperables. El DT, más allá del golpe, está firme y convencido de que los grandes objetivos siguen siendo el torneo local y levantar la séptima Libertador­es. Lo tuvo en claro desde que reno- vó su vínculo hasta diciembre de este año y no hasta 2019, como se lo ofrecieron. Sabe que, en un club tan pendiente de los resultados, perdió crédito.

Los cuestionam­ientos a Tevez son más externos que internos, pese a que los ecos en los pasillos de Mendoza encontraro­n murmullos sobre un nuevo partido clave en el que el Apache no apareció. Entre la incertidum­bre sobre el lugar de la cancha en el que debe jugar y los recuerdos de toda la fuerza que hizo el presidente para repatriarl­o, otra vez Carlitos quedó en el centro de la escena.

Esta vez, a diferencia de la última gran decepción (Libertador­es 2016), no se señaló el liderazgo pero sí hubo un clima colectivo de desilusión. Y las preguntas en el futuro cercano. ¿Cómo hará Boca para reponerse en la Copa? ¿El golpe de River lo hará tambalear en la Superliga?

Luego del encuentro con Argentinos Juniors y frente a Tigre, Barros Schelotto apuntó a la actitud. A jugar con el "corazón". Pero sus hombres fallaron. También quedó una sensación extraña: ¿Por qué ni siquiera hubo un mínimo reproche ante el error de Patricio Loustau por el penal que no cobró sobre Pablo Pérez previo al 2 a 0? Los efectos de la "guardia alta" conspiraro­n ante Boca. Pero el clima instalado hizo que en Boca se mordieran los labios para no dejar salir esa queja. ■

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