El Súper TC 2000 vuelve recargado y con cinco marcas que irán por todo
Entre los pilotos no hay un favorito claro al título que defenderá Ardusso con su Renault.
El Súper TC 2000 ofrece diferentes aristas en un evento de excelencia para el ámbito argentino. No es común, a nivel internacional, que una categoría automovilística cuente con el apoyo y la confianza de cinco terminales automotrices para mostrar sus productos y someterse al juego limpio de competir en la pista.
Al margen de las cuestiones de imagen y de marca, la categoría también mostrar en un 2018 que comenzará el fin de semana con la apertura de la temporada en el autódromo porteño Oscar y Juan Gálvez, una paridad que, en teoría, se plasmará en los circuitos. No surge una figura contundente que se muestre como el gran candidato y aquí, como en cualquier actividad deportiva, radica el gran atractivo en la proyección previa al encendido de los poderosos V8.
Facundo Ardusso es el campeón. Después de más de dos décadas, Renault volvió a conquistar la corona; lo había hecho por última vez en aquellas viejas épocas doradas de la mano de Juan María Traverso y el le- gendario Fuego. El año pasado el piloto parejense, a bordo de un Fluence, fue el justo campeón en una temporada que resultó atractiva.
Si bien se supone siempre que el monarca tiene todo el equipo a su disposición, esta vez Renault fusionó sus estructuras y además de Ardusso competirán Emiliano Spataro, Leonel Pernía y el joven Martín Moggia. Todos ellos contarán con la fabulosa dedicación técnica del director Marcelo Ambroggio, que en 2017 alcanzó la gloria en el Súper TC 2000 y también en el ascendente TC 2000.
Renault será el equipo a vencer, al menos por lo demostrado el año último con una contundencia en sus vehículos y un Ardusso que estuvo maduro y a punto para dar pelea y finalmente adueñarse del anhelado título, además de quitar una presión cada vez más grande para la representación de la marca francesa.
Habrá dos estructuras oficiales que contarán con el apoyo incondicional de las terminales, como así también parecen tener bien definidos los pilotos que ostentan la condición de “punta de lanza” para volver a conquistar la gloria del automovilismo nacional. Son Chevrolet y Toyota.
Agustín Canapino, campeón en 2016, querrá repetir aquella inolvidable experiencia. Para ello se siente totalmente respaldado por una marca que no sólo le extendió el contrato a él sino también al equipo Pro Racing (se completará con Bernardo Llaver, Facundo Conta y Manuel Mallo) por otros seis años.
Otro caso parecido es el de Toyota, que confirmó a cuatro Corolla. Y dentro de esa plantilla, Matías Rossi es la figura destacada. De hecho el ex campeón viajó a Alemania junto con los ingenieros del equipo. En Colonia, donde la marca japonesa había desarrollado el equipo de Fórmula 1 años anteriores, también desembarcó un Súper TC 2000 para que el equipo de ingeniería del Toyota Gazoo Racing trabaje en la aerodinámica y en la suspensión del vehículo. Además de Rossi también correrán Julián Santero, Damián Fineschi y Manuel Luque, que viene de salir campeón en el TC 2000. Un conjunto de jóvenes talentos para Toyota que contará con un seguimiento personalizado del presidente de la compañía en Argentina, Daniel Herrero.
Muchos pondrán los ojos en los Peugeot. Otra vez se verá una rivalidad entre sus figuras. Si bien en la última temporada Mariano Werner asumió el rol referencial dentro del Peugeot Total Team, ahora regresó a Argentina y al equipo, Néstor Bebu Girolami, que fue bicampeón en 2014 y 2015. Se supone que quien supo usar la corona de campeón contará con privilegios, pero también es cierto que el piloto entrerriano ya estaba asentado dentro del equipo.
Por último Citroën ajustó la mira de sus objetivos. En 2017 vivió una temporada casi experimental ya que fue el año inaugural para la marca con la sorpresiva victoria en la primera fecha que también se corrió en Buenos Aires. Ahora, junto con Manuel Urcera se adhirieron a la representación Facundo Chapur y el joven Federico Iribarne, que proviene del TC 2000. ■