Lange y Carranza no pierden tiempo y ya tienen a Tokio 2020 en la mira
La dupla de la clase Nacra 17 buscará en el Mundial de Aarhus, en agosto, su clasificación para los Juegos.
Todo deportista sueña con ser campeón olímpico. Santiago Lange y Cecilia Carranza lo lograron en Río de Janeiro 2016. Sin embargo, no se vive de recuerdos y a casi dos años de conseguir la medalla de oro en la clase Nacra 17 el objetivo de la dupla está puesto en Tokio 2020, la siguiente parada.
“Esta es una campaña olímpica bastante especial”, se sincera Carran- za, consultada por Clarín, sobre la presión de ser los campeones defensores. “Yo trato de que no me cambie el haber sido campeón. Lo que pasó en Río ya pasó”, afirma Lange, buscando tener los pies sobre la tierra. Quieran o no, la pareja de velistas debe convivir con el favoritismo y el reconocimiento público. Pero ellos tratan de abstenerse de esa situación. Y de pensar en agosto. Porque si terminan entre los diez primeros en el Mundial de Aarhus conseguirán la clasificación.
“Mañana nos encontraremos en Mallorca y arrancaremos un mes de competencia con el Trofeo Princesa Sofía, la Semana Olímpica francesa y la World Series. Será una temporada muy exigente. Venimos de competir
Me impresiono conmigo mismo y con las ganas que tengo de entrenar en el alto rendimiento”.
Santiago Lange
Santi no tiene 30 años y lo tenemos claro. Por eso tenemos que aceptar nuestra realidad”.
Cecilia Carranza
en Miami en enero, donde ganamos un torneo y fuimos segundos en otro. Nos sentimos bien”, cuenta Lange, que además logró dos medallas de bronce ( en Atenas 2004 y Beijing 2008) en la clase Tornado junto a Carlos Espínola. “Necesitábamos correr. Desde los Juegos de Río sólo habíamos tenido el Mundial de Francia en 2017 y nada más. En el medio yo tuve una lesión. Era importante hacer el esfuerzo ahora”, suma la rosarina Carranza. “La clase cambio. El objetivo en Estados Unidos era saber si tenía- mos la capacidad de amoldarnos al nuevo barco y así fue”, agrega Lange.
Después de los Juegos Olímpicos hubo un cambio fundamental en el equipo de cara al futuro. La pareja cambió de entrenador. Se fue Mateo Majdalani, quien ahora será un rival más, e incorporó a Juan de la Fuente, medallista olímpico en la clase 470 en Sydney 2000 y Londres 2012. “Tuvimos suerte en que Juan dejara de navegar y se sumara al equipo. Es un honor tenerlo como entrenador”, describe el arquitecto naval. “Mateo aportaba serenidad, llevaba muy bien la relación de Ceci y yo cuando teníamos diferencias. Juan, en cambio, tiene la virtud desde la experiencia y desde el armado de los entrenamientos. Pero los dos son grandes entrenadores”, sintetiza Lange. “También sumamos a Fernanda Sesto que nos ayuda con la logística y la administración, cuestiones que en nuestro deporte son súper importantes y demandantes”, suma Carranza.
Sobre Majdalani, ella no esconde su afecto. “Deseo que Mateo sea un futuro medallista olímpico para la Argentina. Tiene las condiciones. Para Santi es un hijo y para mí, un hermano”, cuenta. Lange aclara que “no sirve esconder que a Mateo hoy lo tengo en la vereda de enfrente: es un rival y hay que decirlo así. Será un aprendizaje además ya que es la primera vez que me toca tener a un rival al que quiero ver ganar. También mi sueño es que Mateo gane una medalla olímpica de oro”.
Lange y Carranza funcionan como tándem desde 2014 y apuntan a seguir siéndolo al menos hasta 2020. “Tienen una relación honesta, sincera, de espíritu de equipo. Eso ayuda a resolver problemas arriba del barco en un contexto estresante como lo es el la competencia”, describe su asesor espiritual, “el profe de yoga”, como ellos dos llaman amistosamente a Daniel Espina.
Y la realidad es que hay una admiración mutua increíble. “Santiago, arriba del barco, se transforma. Salimos a navegar y es increíble, impresionante y emocionante como él es el más motivado de toda la flota teniendo al lado a pibes de 20 años”, expresa Carranza, visiblemente sensibilizada. “Ceci creció mucho. Tenemos encontronazos, pero lo más importante es que nos podemos decir las cosas a la cara”, concluye Lange. ■