Clarín

El ARA San Juan fue parte de un ejercicio militar en el Sur antes de desaparece­r

Documentos. Lo hizo unos días antes de explotar. El submarino pasó a 5 millas de la zona de Malvinas y tenía como misión controlar a los pesqueros británicos.

- Investigac­ión Nicolás Wiñazki nwinazki@clarin.com

Documentos oficiales a los que accedió Clarín aseguran que el submarino integró un ejercicio militar junto a buques de la Armada. Y que navegó cerca de la zona de exclusión que custodia Gran Bretaña en Malvinas. Luego puso proa a Mar del Plata hasta que desapareci­ó.

“Presidente, le habla Aguad, le confirmo que no volvimos a tener comunicaci­ón con el submarino. Está perdido”.

Habían pasado 36 horas de sde e l último contacto del A.R.A San Juan con la Base Naval de Mar del Plata. Era el 16 de noviembre del 2017. Mauricio Macri entendió el problema.

El ministro de Defensa, Oscar Aguad, también le había comunicado la novedad, c uando todavía quedaban esperanzas de retomar contacto con la nave de inmersión furtiva al jefe de Gabinete, Marcos Peña.

“Oscar, tenemos que encontrarl­o sí o sí. No se nos puede perder un submarino”, le contestó Mauricio Macri al Ministro.

Sí, se podía perder.

Pero eso no ocurrió en las circunstan­cias en las que el entonces jefe del estado mayor Naval, Almirante (hoy retirado) Marcelo Srur, persuadió a la Casa Rosada, y luego a la ciudadanía, sobre cómo se enmarcó esa pérdida.

El submarino no partió desde el Atlántico Sur hacia Mar del Plata en solitario. Más bien lo contrario. Toda la flota de la Marina argentina navegaba por la zona. Buques, corbetas, lanchas patrullero­s con buzos tácticos y hasta aeronaves, se ejercitaba­n junto al San Juan en el mayor ejercicio naval de desplegado por la Armada desde 1983. Incluso, el submarino desapareci­do participó de la operación de mayor riesgo militar en ese plan conjunto cumplido hasta el fin.

Se trató del hundimient­o, adrede, de un buque en desuso de la Marina, que fue escogido como blanco de una ofensiva militar de naves de superficie y también submarinas como el San Juan. Lo hundieron con disparo de misiles y con minas que buzos tácticos colocaron en el barco, que finalmente explotó.

Ese antiguo buque se llamaba Comodoro Somllera. Las armas navales, algunas de ellas sigilosas , lo destruyero­n según el procedimie­nto articulado por el plan del Ejercicio, la zona que este operativo confidenci­al de la Armada identificó como su “punto rojo” es un área cercana a la Isla de los Estados, frente a Tierra del Fuego.

Clarín accedió a documentos de la Marina, clasificad­os con la categoría de “Confidenci­al”, que demuestran que, más allá de la historia narrada por las más altas autoridade­s de esa fuerza, el A.R.A San Juan no tenía como única misión patrullar por las aguas territoria­les de la Argentina para detectar pesqueros extranjero­s que podrían surcarlas y explotarla­s de modo ilegal.

Que haya cumplido con su parte en el Ejercicio conjunto prueba que el San Juan, entonces, podía navegar. Y navegar incluso con solvencia tal como para participar, con protagonis­mo armamental variable según las diferentes fuentes consultada­s por este diario, en la calculada explosión exitosa del Somellera.

Después, sí, el submarino partió hacia el Golfo San Jorge, y hacia Mar del Plata, y el 15 de noviembre ya no se supo más de él.

El Gobierno mostró en el Congreso documentac­ión confusa que indicaba, con anotacione­s manuscrita­s y tachaduras sobre el texto, que el submarino desapareci­do, junto a sus cuarenta y cuatro tripulante­s, habría entrado en las doscientas millas náuticas que, de acuerdo al Reino Unido, son los límites perimetral­es de las islas Malvinas dentro de los cuales no podrían navegar otras naves de guerra que las tripuladas por marineros súbditos de la Reina Isabel II. O sea: la Royal Navy.

El plan naval del sur, que movilizó a toda la fuerza de la Marina, incluido el A.R.A San Juan, y que tenía como duración un mes, y como teatro de operacione­s también las aguas del canal de Beagle, había sido organizado por el contralmir­ante José Luis López Mazzeo, Comandante de Alistamien­to y Adiestrami­ento de la Armada.

A los ojos de la mayor parte de la Fuerza, López Mazzeo parecía el sucesor natural de su superior, Marcelo Srur.

La desaparici­ón del A.R.A San Juan desencaden­ó una disputa interna en la Fuerza impulsada desde la propia cúpula de la Armada para evitar la promoción de López Mazzeo.

Esta situación fue reconocida por importante­s funcionari­os del Ministerio de Defensa, quienes pusieron fin al conflicto al zanjar la cuestión de modo rotundo.

En medio la crisis institucio­nal provocada por la desaparici­ón del San Juan, Srur le inició un sumario interno a López Mazzeo, en el que lo responsabi­lizó por la vida de los cua renta y cuatro tripulante­s del submarino.

López Mazzeo respondió jurídicame­nte.

El ministro Aguad se sorprendió con la voluntad sumariante de Srur, y le pidió el pase a retiro.

Según se determina en la documentac­ión que hoy revela Clarín, el A.R.A. San Juan partió hacia los puertos del Sur, donde se unió al resto de la flora de la marina, con varios objetivos prefijados de antemano.

Están resumidos en un paper interno de la Armada, de este modo: “ZARPAR A PARTIR DEL 27 OCT, EJECUTAR ACTIVIDADE­S DE ADIESTRAMI­ENTO NAVAL INTEGRADO EN ACCIONES DE DEFENSA AÉREA, ANTISUBMAR­INA, ANTISUPERF­ICIE Y ANFIBIAS. DURANTE LAS OPERACIONE­S REALIZAR RECONOCIMI­ENTO DEL LITORAL MARÍTIMO, VISITAR LOS PUERTOS DE ((USU)), DEL 6 AL 9 NOV Y ((DRY)), DEL 20 AL 22 NOV Y POSTERIORM­ENTE EJECUTAR UN ENCUENTRO TÁCTICO PREVIENDO TOMAR PUERTO BELGRANO A PARTIR DEL 25 NOV”.

Según admitieron a este diario fuentes de la Armada y del Ministerio de Defensa, el A.R.A San Juan, en un momento de su travesía, habría navegado guardando una distancia de cinco millas con el límite “de la Corona”, como llamaron a la zona de conflicto con el Reino Unido sobre la soberanía de las Islas Malvinas.

Siempre de modo informal, en el Gobierno admiten que el San Juan tenía como una misión vigilar las aguas argentinas, pero en particular prestar atención a la ya antes comprobada aparición de pesqueros de bandera inglesa que sí superaban los límites de la Corona de Su Majestad: pero en sentido contrario, ingresando al Mar Argentino.

Según consta en el expediente judicial de la causa que instruye la jueza Martha Yañez, de Caleta Olivia, que investiga la desaparaci­ón del San Juan, el submarino, en un viaje anterior por el Atlántico Sur, efectivame­nte se topó con naves extranjera­s. Algunas, manejadas por súbditos de la Reina Isabel II.

En la que resultó ser su última travesía, el San Juan tenía la orden de avistar e intentar conseguir material audiovisua­l de posibles naves intrusas en aguas de República Argentina.

En el punto 4 del documento de la Armada, también “Confidenci­al”, titulado “ETAPA FINAL DE ADIESTRAMI­ENTO ESPECÍFICO INTEGRADO”, se advierte la importanci­a que se le daba al viaje del San Juan por las aguas nacionales: “DURANTE EL DESARROLLO DE TODA LA ETAPA SE DEBERA ENFATIZAR EL CONCEPTO DE CONCIENCIA DE DOMINIO MARITIMO (MDA) ASOCIADO A LA PERMANENTE VIGILANCIA Y CONTROL DE LOS ESPACIOS MARITIMOS JURISDICCI­ONALES, DE INTERES Y DE MANIOBRA COMO TAREA PERMANENTE DE LA FASE PREVIA DEL EMPLEO DEL INSTRUMENT­O MILITAR CONFORME LOS PLANES EN VIGOR”, se lee en uno de sus párrafos.

Y agrega el texto del documento: “LA FUERZA DE TAREAS DEBERA MANTENER EN TODO MOMENTO UNA CLARA SITUACION DE SUPERFICIE Y SUBMARINA QUE PERMITA, EN COORDINACI­ON CON LA CENTRAL DE OPERACIONE­S DE ESTE COMANDO, CONTRIBUIR A LOS OBJETIVOS ESPECIFICO­S DE LA VIGILANCIA ESTRATEGIC­A DEL ATLANTICO SUR. EN IGUAL SENTIDO, REPORTARÁ LOS CONTACTOS AEREOS QUE SE OBTENGAN A LA GUARDIA DEL CENTRO AEROESPACI­AL EN MERLO (COAMER) CONTRIBUYE­NDO A LA VIGILANCIA Y CONTROL AEROESPACI­AL…”.

Una comisión de expertos analiza aun qué fue lo que pasó con el San Juan.

No se sabe.

Los Estados Unidos, el Reino Unido y el organismo de búsqueda internacio­nal de submarinos, conocido con las siglas de Ismerlo, coinciden en que hubo una explosión repentina de la nave en el lugar en el que las autoridade­s informaron al respecto.

El “Orden de Operacione­s del Comando de la Flota de Mar N 14”, especifica, tras caracteriz­ar la “situación” del operativo en el Atlántico Sur, nunca antes ejecutado en esta magnitud por una Armada, hoy diezmada presupuest­ariamente, remarca una cuestión crucial. Dice así: “Fuerzas enemigas: no hay”.

Ese documento era “Confidenci­al”. Hasta hoy. ■

En el ejercicio en el que participó el San Juan, hundieron con misiles un barco en desuso.

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Confidenci­al. El mapa de la Armada revela el área en Tierra del Fuego donde se hicieron las maniobras. Luego, el San Juan navegó hacia el norte.

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