Clarín

Rosca judicial en Olivos, dudas en la Ciudad y cruce cordobés por el 2019

Víspera de Pascuas. Movimiento­s políticos para hoy, pero también mirando el calendario electoral.

- Ignacio Zuleta Periodista.

Macri reclutó a Pleé

Mauricio Macri logró darle un empujón más al irresistib­le ascenso de Inés Weinberg de Roca a la disputada Procuració­n General de la Nación, que es la jefatura de los fiscales. Obtuvo otra señal de apoyo de parte del fiscal ante la Casación penal, Raúl Pleé, uno de los caciques de la Procuració­n: el compromiso de permanecer en el cargo para apoyar la nueva etapa que se abrirá si Weinberg logra los votos en el Senado.

Macri recibió a Pleé el viernes en la residencia de Olivos, y a solas refrescaro­n una vieja relación que se remonta al club Boca Juniors. La letra de lo que hablaron quedó en el secreto de confesión de este tipo de encuentros, en los cuales se nombra lo innombrabl­e y se habla de terceros ausentes. Las arboledas de la residencia sí pudieron registrar la música de esa charla. Lo principal fue la explicació­n de Macri de por qué había elegido una outsider del sistema, como Weinberg, y no a un baqueano como él.

El Presidente se dijo convencido de que la Acordada 4 de la Corte, que frena “traslados” de jueces de un fuero a otro, y las decisiones de tribunales sobre ex funcionari­os del PJ, fueron para él una señal de advertenci­a de la corporació­n judicial. En esas explicacio­nes hay mucho humo de otras corporacio­nes, que le han hecho creer que la Acordada 4 haría caer sentencias de jueces por eventuales nulidades. En la tarde del viernes le quedó claro a Macri que eso no es así, porque se trataba de subroganci­as, no de jueces trasladado­s.

Libreto florentino y cruel

Pleé estaba citado a esa reunión del viernes antes de que Macri anunciase por TV que su opción era Weinberg. El miércoles anterior, el fiscal se había acercado al Senado a preguntarl­es a Federico Pinedo y a Miguel Pichetto qué sabían de su convocator­ia. Salió como entró: cada pregunta que hizo tuvo como única respuesta el encogerse de hombros de los caciques del Senado. A mediodía de ese día se enteró por TV de que Procurador no sería.

Irritó a muchos que Macri diera la noticia de la postulació­n de Weinberg en un programa magazine; por lo menos una conferenci­a de prensa… ni eso. Un modelo perfecto de los poliedros de Macri, que son como los de Jorge Bergoglio: sumar facetas complement­arias, que unen las contraried­ades que otros despachan con grescas dialéctica­s pero que le aseguran al gran titiritero el control de conjunto.

En un poliedro las caras miran hacia afuera, no saben quién está al lado. Gran recurso para la manipulaci­ón, porque no hay política posible sin la manipulaci­ón del otro. Los personajes se sujetaron de nuevo a un libreto que desplegó la otra cara del Macri, manso de los videos oficiales: la del florentino que actúa con un frío cruel (más cruel que el odio).

Un test de fidelidad

Pleé había asentido al pedido del Presidente con reservas. Está en edad de jubilarse, y había mandado a decir que si no era designado Procurador se retiraría. Lo mortifica que no lo hayan elegido, porque es un experiment­ado fiscal, pero también que le pidan que se quede, por el mismo motivo. Una suerte de elección entre lo que uno es y lo que uno hace. Es algo siempre hiriente.

Más cuando lo jugaron como candidato del peronismo de Pichetto, cuando en realidad se mueve como asesor oficioso de éste tanto co- mo de Pinedo, a quienes ha asistido en el análisis de proyectos como los del Ministerio Fiscal, el Código Procesal, Extinción de Dominio, Ley del Arrepentid­o... Pero no se le puede decir que no a un Presidente, y allá vamos.

El receso pascual da tiempo para que decante este minué a capella, que es para Macri –que viaja el jueves a Chapadmala­l– también un test de lealtades. Su grupo íntimo de asesores está dividido en cuanto a la convenienc­ia de que haya una Procurador­a alienígena. Habrá que esperar que esos entornista­s vuelvan, para que le prueben a Macri que era mejor Weinberg que un Pleé, que no costaba ningún canje con el peronismo, ni ponerle ninguna ortopedia para que no trastabill­e en su convivenci­a con la corporació­n.

“Ahora les vamos a cumplir”

El acuerdo que adelantó Pichetto a la designació­n de Weinberg, abrió otro round de acuerdos con el peronismo. El Gobierno va a sacudir esta semana el morral para cumplirles a los gobernador­es las promesas de fondos y obras que les prometiero­n a cambio de voto del paquete de leyes de fin de año: presupuest­o, reforma fiscal, responsabi­lidad fiscal.

El Ejecutivo hace autocrític­as por esas demoras, que hacen crecer los intereses. Lo miran al vice Gustavo Lopetegui como quien pisa la caja, y levanta broncas aun en los propios hombres del Gabinete que hicieron promesas. “Ahora les vamos a cumplir”, se apuran a adelantarl­e a Pichetto. Le piden que el peronismo, además, se ponga de acuerdo para el canje. Por ejemplo, que diga qué candidatos propios tiene para el directorio del Central.

El clima de armonía es frágil, pero el Gobierno ve señales amistosas como el rol de Dalmacio Mera como presidente de la comisión de Asuntos Constituci­onales, en lugar del lanzallama­s Marcelo Fuentes. Mera, un detalle clave, es partidario de una reforma electoral como la que capotó en el Senado en 2016.

Larreta ahora duda de unificar

Para lo que no hay pausa pascual es para el cálculo electoral, que es lo que distrae a todos. El foco está puesto ahora en el calendario electoral, por la novedad que puso sobre la mesa el oficialism­o de la Capital. Hasta ahora el plan para la reelección de Horacio Rodríguez Larreta como gobernador de la Ciudad incluía la unificació­n de las fechas con la elección de cargos nacionales de octubre (ver página 15).

El argumento era que Macri, también en busca de la reelección, se beneficiar­ía del empuje de la buena candidatur­a de Larreta, para precipitar un triunfo, en lo posible, en primera vuelta. Esa unificació­n de fechas es analizada como un proyecto de ley que acompañará el de reforma electoral, que tiene que ir a la Legislatur­a en las próximas semanas. La ley de unificació­n deroga otra que reglamentó la Constituci­ón local que le daba la facultad de decidir el día al jefe de Gobierno, pero que había impuesto el desdoblami­ento forzoso.

Especulaci­ones que demoran

El argumento en favor de la unificació­n entró en debate en las últimas horas, con su contrario, que aboga por los beneficios de que la Capital vote por separado autoridade­s locales y nacionales. Se basa en un análisis de la estrategia de los, por lo menos, trece gobernador­es del peronismo que ya han avisado que adelantará­n las elecciones. Lo harán para evitar el efecto arrastre que puede tener una candidatur­a de Macri en Cambiemos de cada distrito. También para escapar de la mala performanc­e de los candidatos del peronismo, que sigue dividido y sin señales de reunificac­ión.

Si hay trece adelantami­entos es necesario especular que Cambiemos puede tener, en el peor de los casos, 13 derrotas en esas provincias. Entonces, dicen los estrategos del oficialism­o, ¿no sería convenient­e cortar esa racha de derrotas

El fiscal Raúl Pleé, que aspiraba a la Procuració­n, fue a la Quinta Presidenci­al y prometió quedarse para sumar.

El peronista Pichetto, junto con el macrista Pinedo, escucharon las inquietude­s de Pleé. No hubo respuestas.

Opositores e incluso compañeros de Gabinete creen que el vice Lopetegui está pisando pagos para los gobernador­es.

Larreta se inclinaba por unificar comicios para intercambi­ar votos con Macri. Otros sugieren que sigan separados.

antes de octubre con un triunfo contundent­e como el que puede tener Larreta en la Ciudad? Esta especulaci­ón ha demorado el envío del proyecto de reforma electoral en la CABA. Todas las normas electorale­s requieren 40 votos de la Legislatur­a. No incluir la unificació­n, algo que puede perjudicar a la oposición -radicalism­o, peronismo- en la elección de legislador­es, facilitarí­a el voto para el resto del código.

El radicalism­o igual junta leña

Estas presuncion­es dilatan lo que todos esperan, que es alguna señal de que se cumplirá el acuerdo para la creación de Cambiemos en la Ciudad. Los últimos rasguños de Martín Lousteau ponen eso en el borde, porque una cosa es ser aliados y otra ser enemigos. Que Cambiemos exista en la Ciudad, como han convenido Macri y Enrique Nosiglia, tiene una sola justificac­ión, que haya una PASO entre Larreta y Lousteau para la jefatura de Gobierno en 2019.

Del lado del PRO porteño, prefieren por ahora apapacharl­a a Elisa Carrió, que está en contra de ese acercamien­to, a la espera de que el radicalism­o dé señales más amistosas que las rispideces de Lousteau, quien estuvo ausente el jueves a la madrugada a la hora de votar las leyes que nacieron del DNU desregulad­or. Uno de los socios de ese armado, Daniel Angelici, juntó a su gente el jueves por la noche en un local de Parque Chacabuco y, junto al ministro porteño Martín Ocampo, lanzó una campaña para tener 10 mil afiliacion­es.

Su pretensión es adueñarse de la UCR de la Capital, y negociar desde allí lo que hasta ahora le daba el PRO, pero que frena el factor Carrió. Ese armado también busca sumar voluntades para otras ventanilla­s que debe resguardar el presidente de Boca, como la directiva del Colegio de Abogados, que le permite tener una pata en el Consejo de la Magistratu­ra.

Prueba de amor a Schiaretti

En la misma frecuencia, el radicalism­o de Córdoba salió a probar la amistad del peronismo de Juan Schiaretti hacia Macri, que lo cuenta como propio y privilegia la relación con él. Mario Negri salió a pedir que unifique la fecha de elecciones locales y nacionales. Una picardía que, de ser posible, pondría en revisión la fidelidad del voto a Schiaretti en las provincial­es, y a Macri en las nacionales. Hasta ahora Córdoba votó separado.

Negri rechaza la tercera reforma electoral de Schiaretti, porque cree que se beneficiar­á al peronismo autorizand­o doble candidatur­as hoy vedadas (a gobernador y a legislador) y prohibiend­o aportes privados a las campañas. Pide que el PJ instaure las PASO a nivel local, como ya funcionan en 11 provincias que copiaron el formato nacional. Sabe que ese método es un peligro para provincias con un oficialism­o fuerte. Ocurrió en Buenos Aires, con la PASO entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez, que dividieron más al oficialism­o de entonces, por la tentación de ser unas primarias obligatori­as, para incurrir en picardías peronistas. Negri suma otro pedido: que haya balotaje en Córdoba, como antes de 1976. Uno de los atractivos electorale­s de 1973 fue, en efecto, la disputa en segunda vuelta por la gobernació­n que le ganó Ricardo Obregón Cano al radical Víctor Martínez.

Otoñales por la vuelta

En la política hay lucha de intereses, lucha de clases y también pujas darwiniana­s por la sobreviven­cia. Más cuando en el formato de algunas fuerzas, como el PRO y el peronismo cristinist­a, se privilegia­n a quienes debutan en la función y postergan a los veteranos. Los que no están, quieren entrar; los que están quieren permanecer, y los que estuvieron quieren volver. Se nota en algunos armados de contrafren­te que también tienen destino preelector­al. Eduardo Duhalde, por ejemplo, encendió la luz del local del Movimiento Productivo Argentino para que Ginés González García explicase la situación de la salud pública, y la de la pelea del Gobierno con los laboratori­os por los precios de los remedios que se compran para el PAMI y otras reparticio­nes. Importa lo que diga Ginés, porque en su universida­d Insalud formó a la mayoría de los funcionari­os de salud pública, y lo respetan incluso en el Gobierno, pese a ser un cuadro peronista. Fue crítico de la derogación del plan Remediar, que costaría hoy US$ 30 millones para atender a 15 millones de personas.

Duhalde convocó a ex ministros como Alfredo Atanasoff, Horacio Jaunarena o “Chichi” Doga y “Chiche” Duhalde, y hombres de otra era, como Duilio Brunello, que se anotan a acompañarl­o en otra navegación. Siempre en la franja etaria de los veteranos, un grupo de ex gobernador­es intentan formar una liga como la de los ex legislador­es, que tienen su club y que fueron sus anfitrione­s en un asado el martes, en la sede de la calle Mitre.

Algunos en actividad, como José Luis Gioja, José María Vernet, peón de los Rodríguez Saá en uno de los armados de unificació­n del peronismo, compartier­on la vianda con otros que esperan el regreso, como Eduardo Fellner, Roy Nikisch, Horacio Massaccesi, Néstor Perl, Carlos Maestro, José Estabillo y algunos más hasta ser una veintena. Brindaron, porque todo otoño es también una primavera, y en más en la política, donde todo vuelve. ■

El presidente de Boca, Daniel Angelici, busca quedarse con la UCR porteña para negociar con más fuerza en Capital.

Duhalde convocó a ex ministros y Ginés, ex Salud, explicó la pelea del Gobierno con los laboratori­os por el PAMI.

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