Clarín

Un militar discutió con su ex mujer policía, le sacó el arma y la mató

Es un suboficial del Ejército. También hirió a su hija y a su cuñada. Apareció muerto y creen que se suicidó.

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Arnaldo de Jesús Quintana, de 37 años y sargento primero del Ejército Argentino, llevó a su hija de 13 a la casa de su mamá, en el Barrio Bicentenar­io de General Rodríguez. La pareja se había separado hace cuatro meses y la nena había pasado la noche del sábado con su papá. Ya adentro de la casa, en el living, Quintana le disparó y mató a Luisa Guadalupe Amarilla, su ex, que era policía. Les disparó también a Cristina Amarilla, su ex cuñada, y a su hija: ambas tienen lesiones graves. Finalmente, se cree que el hombre se suicidó.

Esa es la versión que la adolescent­e sobre lo ocurrido ayer a la mañana en su casa. Primero lo narró ante la vecina que la acompañó en la ambulancia que la llevó al Hospital Vicente López de General Rodríguez, y después a los profesiona­les del área de Niñez de esa localidad.

“La carátula es homicidio calificado -por el femicidio de Luisa-, doble tentativa de homicidio -por los disparos a Cristina y a la menor- y averiguaci­ón de causales de muerte -por el presunto suicidio-”, explicó a Clarín el fiscal Federico Luppi, que entiende en la causa.

“Hay que esperar las autopsias y los resultados de los dermotest practicado­s en las manos de las dos personas fallecidas, pero la hija de estas dos personas contó que hubo una especie de forcejeo por un arma, y que su papá mató a su mamá y después se quitó la vida”, dijo el fiscal, y agregó: “Las observacio­nes en el momento de la Policía Científica señalan que el disparo que ingresó al cuerpo de Quintana fue auto-inflingido”. La ba- la que mató a Luisa, que tenía 30 años y era oficial de la Policía local de Luján, entró por su mentón. La que mató a Arnaldo, por su sien derecha. Según fuentes policiales, Quintana le habría arrebatado el arma reglamenta­ria a su ex esposa.

Fueron los gritos de Cristina, la hermana de la víctima fatal, los que alertaron a los vecinos de la manzana 41 del Barrio Bicentenar­io. Ensangrent­ada, salió a la calle a pedir auxilio. Una herida de arma de fuego le hizo perder el globo ocular izquierdo y, al cierre de esta edición, se evaluaba la posibilida­d de trasladarl­a al Hospital Santa Lucía de esta ciudad. La nena, que hasta anoche permanecía internada en estado reservado con una bala alojada en el tórax, recibió un tiro en el codo y uno en el glúteo.

Los peritos policiales secuestrar­on dos armas en el lugar: una 9 milímetros y otra de menor calibre -una Ber- sa 380-. La 9 milímetros no tenía balas, y había dos cargadores que le correspond­ían: uno de ellos completame­nte vacío.

Los resultados de los dermotest que buscarán rastros de pólvora en las manos de Quintana y su ex pareja demorarían unos diez días. Ayer circuló también la versión de que se habían disparado mutuamente. Pero la Justicia investiga la versión de la hija de ambos, ahora huérfana. ■

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El final. La hermana de la mujer asesinada, también herida, aparece recostada. Los vecinos observan.

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