Al final, lo de Facebook no es para tanto

Tampoco es tan indecente lo de Facebook. ¿Qué datos se están robando? A lo sumo los de Facebook saben qué cosas consumimos. Porque digamos la verdad: la inmensa mayoría de los usuarios apenas si puede aportar algún dato referido a tipos de consumo. ¿Y si es así? Bueno, entonces habrá empresas haciendo alguna clase de publicidad segmentada que les permita meter avisos de zapatillas o de parti- dos políticos. ¿Cuál es el problema con los avisos, si la publicidad viene educándonos desde antes de la escuela?

También se habla de votos inducidos, como si Facebook pudiera engañarnos. Es al revés: nosotros engañamos a las redes sociales vendiéndole pescado podrido con vidas prósperas y siempre exultantes de felicidad. O inventando relatos que humillarían a cualquier otro relato. O sonriendo una sola vez al día, y a la fuerza, para la selfie con “amigos”.

A nosotros Facebook no nos hace ni cosquillas. Si fuera una obra de teatro, Facebook sería una comedia romántica del prime time. Ahora leemos lo del “escándalo” haciendo un pucherito y maldiciendo a los algoritmos matemáticos.

Leemos que un me gusta, un comentario, un retuit es un dato más para que estos cronopios se reproduzcan como conejos. Nada van a saber. O por ahí sepan todo lo que se dice, pero nunca lo que se piensa.

Facebook sólo se va robar los datos que nos dejemos robar. A cambio, la red social más convocante sigue dándonos la posibilidad de que ya sea casi innecesario verse las caras. Pero mejor sigamos pensando que Facebook es George Orwell.