Clarín

Condenaron a 24 años de cárcel al millonario que mató al hermano de Feinmann

Gastón Berganza, preso desde hace diez días, no estuvo presente en la lectura de la sentencia. “Estoy tranquila: mi hijo, donde esté, me lo va a agradecer”, aseguró la mamá de la víctima. La defensa del empresario adelantó que apelará el fallo.

- María Laura Balonga mbalonga@clarin.com

Gastón Berganza (36) podría haber usado sus dotes de piloto para maniobrar el BMW M5 con vidrios antivandál­icos y huir del ‘bajate cagón hijo de puta’ que le gritaba Diego Feinmann (33) mientras le pateaba la puerta del coche buscando resolver sus problemas a los golpes. Pero disparó. También, podría haberse recluido en el restorán ‘Fettucine Mario’ de Pilar del que salía tras cenar con su novia de entonces y ex de la víctima, María Laura Alayón, la hija menor de su mujer y su mamá. Pero disparó. Incluso, podría haber tirado al aire a modo intimidato­rio. Y, sin embargo, disparó y mató. Para eso, usó sus dotes de tirador experto y la pistola Glock con el cañón cambiado calibre .357 y balas de punta chata. Se olvidó de la premisa más importante que enseñan los instructor­es: “Disparar es un recurso de extremo excepciona­l”.

Todo eso quedó demostrado duran- te el juicio que llevó adelante el Tribunal Oral Criminal N°5 de San Isidro. Ayer, los magistrado­s decidieron condenar a Berganza a 24 años de prisión por el asesinato de Feinmann - medio hermano del periodista Eduardo Feinmann- y el intento de homicidio del taxista que llevó hasta el lugar del crimen a la víctima, aquella noche del 20 de noviembre de 2015.

Berganza, declarado culpable en un veredicto anticipado el viernes 16 de marzo y preso desde entonces, no estuvo ante los jueces María Marcela López Ramos, Ariel Inttrouzi Truglia y Pablo Rolón para escuchar la sentencia. Se quedó en su celda de la Unidad N°9 de La Plata a la que fue trasladado el fin de semana pasado y donde vivirá los próximos años de su condena, lejos del lujo de Nordelta.

Sí estuvo en la pequeña sala del piso 11 de los tribunales el nuevo abogado del empresario condenado, Rodrigo González (que tomó el caso la semana pasada luego de la salida de José María Vera y avisó que apelará la sentencia) y su padre, Roberto Berganza, quien se fue de la sala tras la lectura del fallo. Mientras, Antonia Ortiz Medina, la mamá de Feinmann, lloraba, se abrazaba con su abogado José María Orgeira, y no dejaba de ponderar la labor de la fiscal María Inés Domínguez. “Siento un gran alivio, no pensé que iban a darle 24 años cuando mis abogados pidieron 25. Fue muy justo el tribunal. Estoy tranquila: mi hijo, donde esté, me lo va a agradecer. Todo lo hice por él”, le dijo a Clarín antes de quebrarse en llanto una vez más. Para la defensa, los 24 años fueron “excesivos”.

Las pruebas y los testimonio­s incorporad­os durante el juicio dejaron en claro que Feinmann estaba obsesionad­o con recuperar a Alayón, con quien había mantenido un año y medio de relación. La hostigaba, la seguía, la amenazaba. Esa escalada de violencia se acrecentó cuando se enteró, a mediados de 2015, que tenía una nueva pareja: Berganza.

No lo toleró. Creó una falsa cuenta de Twitter, donde presentaba a su ex como vividora, se insultó telefónica­mente con el empresario y hasta llegó a enviar un link al mail corporativ­o la firma de importació­n de Berganza con videos de las relaciones sexuales que había mantenido con Alayón. Las imágenes no sólo fueron vistas por los empleados, sino también por toda la cartera de clientes. Eso, para la fiscal, “humilló y llenó de bronca” al empresario, al que las peritos psicólogas definieron con rasgos de una personalid­ad narcisista, egocéntric­o, impulsivo y con poca tolerancia a las críticas y al fracaso.

En el medio de ese choque de personalid­ades, Feinmann contrató a un taxista, llamó a su amigo Vadim Lapenkov y se fue hasta Pilar a encarar a Berganza, aquel 20 de noviembre. Quería resolver a las golpes lo que su obsesión le impedía reconocer: que su ex ya no quería estar con él. Como seguía todos los movimiento­s del empresario en las redes sociales, sabía que los jueves cenaba en ‘Fettucine Mario’ con amigos. Lo que no sabía era que esa noche estaba acompañado por Alayón, la hija menor de la mujer y su mamá, Haydée Pellegrino.

Feinmann esperó en el asiento de atrás del taxi en la estación de servicio que está justo enfrente del restorán. Cuando los vio salir, se tiró del coche y gritó: “Acá estoy”, según declaró Lapenkov, testigo directo del crimen. “Ellos lo vieron, apuraron el paso y se metieron en el coche, entonces Diego le pateó la puerta y le dijo: ‘Bajate cagón hijo de puta’”, agregó.

La respuesta de Berganza fue bajar unos centímetro­s la ventanilla y, a menos de medio metro de distancia, disparar con su Glock calibre .357 “de alto poder de fuego penetrante y municiones prohibidas, salvo para uso

Berganza disparó contra Feinmann y contra el taxista que había llevado a la víctima. Luego huyó.

deportivo o la caza”, según describió el perito balístico en el juicio. Los tres tiros que recibió Feinmann lo mataron casi en el acto.

Pero el empresario no paró y siguió tirando una y dos veces más antes de poner marcha atrás y dejar la escena del crimen, para luego intentar instalar la versión de que había pensado que le querían robar. Su segunda víctima fue el chofer del taxi, que sólo atinó a arrinconar­se sobre la puerta del conductor y que salvó su vida de milagro.

Iván, el chofer atacado, le comentó a Clarín tras la sentencia: “Confíe en que se sabría la verdad y eso pasó. Estoy realmente sorprendid­o, pero feliz. Es una condena justa y ejemplar. Agradezco a los jueces e imagino que Antonia, como madre, debe estar segura que Diego descansa en paz”.

No fue el único que habló. La fiscal Domínguez opinó: “Me siento muy satisfecha porque los jueces sostuviero­n mi calificaci­ón y creo que, realmente, en este caso se hizo Justicia”. Mientras que Adrián Tellas, el otro abogado de Antonia, coincidió con su colega Orgeira al decir que “se hizo justicia”.

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ARCHIVO Ausente. Gastón Berganza (36), en una de las audiencias del juicio. Ayer decidió no asistir.
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LUCIANO THIEBERGER Dolor. Antonia, mamá de Diego Feinmann (33), poco después de conocer la condena.

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