Clarín

El gol es la fórmula elegida por el Morro para ganarle al sobrepeso

- Federico Brusotti mendoza@clarin.com

Su vida fue un constante sube y baja. En sólo diez años estuvo en la cima varias veces y cayó al fondo del mar otras tantas. Hasta que llegó a Mendoza y ahora, a los 27 años, Santiago García encontró la paz y la madurez que tanto buscaba. Le dicen "Morro" porque a su abuela no le gustaba que lo llamaran negro y sus amigos tuvieron que buscarle otro apodo. Con ella se refugiaba cada vez que la prensa y los hinchas lo acosaban después de romperla en algún partido en Uruguay con la camiseta de su amado Nacional. "Soy demasiado fanático", reconoce el ahora capitán Godoy Cruz, cuya cinta lleva los colores del equipo uruguayo. “Por suerte viene saliendo bien porque cuando se pierda, se cambia”, dice entre risas.

Tanta pasión lo llevó a aprovechar este fin de semana sin Superliga para subirse a un avión, viajar a Montevideo y ver un partido del equipo donde debutó en 2008, con 17 años. Fue un 27 de julio, en una final de la liguilla PreLiberta­dores. Entró por Diego Vera (hoy en Colón), marcó el único gol del partido y su vida cambió para siempre.

Su carrera tuvo un arranque impactante. Fue goleador del campeonato uruguayo y se cansó de festejar ante Peñarol. En 2011 llegó una millonaria transferen­cia a Paranaense, pero también comenzó la etapa más oscura. Dejó Nacional en medio de un caso de doping y en Brasil no la pasó bien. Se fue a Turquía y nunca pudo adaptarse. "Tuve un encontrona­zo con el entrenador, dejé todo y me fui. Volví a Uruguay y en Nacional no tuve continuida­d porque en un club grande cuesta mucho", recuerda. Cuando la caída parecía interminab­le, apareció River de Montevideo en su vida. "Ahí fue mi resurrecci­ón", jura García. Dejó a atrás los problemas de sobrepeso y volvió a parecerse a ese goleador implacable de Nacional. "Es un club humilde donde me sentí muy cómodo y querido. No me quería ir", asegura. Sin embargo finalmente armó las valijas de nuevo y a comienzos de 2016 se instaló con su esposa e hija en Mendoza.

En Godoy Cruz se puede resumir gran parte de su trayectori­a. Sus goles y carisma lo metieron rápidament­e en el corazón de los hinchas, que lo idolatran. También volvió a tener problemas con la balanza, se enfrentó con un técnico (Lucas Bernardi) y estuvo a punto de irse por la puerta de atrás. “Fue el destino”, es la explicació­n que le encuentra a su continuida­d en el Tomba. Ahora su realidad es muy distinta: indiscutid­o y asentado, es la figura de una de las revelacion­es de la Superliga, cuya gran meta es la clasificac­ión a la Libertador­es 2019.

- ¿Cuál es el secreto de Godoy Cruz para pelearle a los grandes?

- El trabajo. Por eso el equipo levantó el nivel. Fue de menos a más, sobre todo de visitante, y esos puntos nos permiten estar en un lugar privilegia­do, algo que no es fácil. Acá cualquiera le gana a cualquiera y los grandes que vienen repuntando, como Racing, son muy fuertes.

- ¿Qué es Godoy Cruz en tu vida?

- Ya van dos años y uno le toma un cariño especial. Más allá de ser un club del interior, hay que mantener su idiosincra­sia porque a la gente le importa mucho y nosotros nos sentimos muy identifica­dos. Me abrió las puertas y le debo un respeto enorme. Por eso no tengo ningún apuro para irme, no depende de mí sino que venga algún equipo y la oferta le sirva primero al club y después a mí en lo futbolísti­co.

- Sos el capitán de un plantel con muchos jóvenes ¿Qué les decís?

- La cinta no me cambia nada. Acá el capitán es Leo Galeano, el que manda es él. Yo tengo que tomar su lugar porque ahora no está jugando. Con los más chicos tratamos de hablar aunque también hay que dejar que tomen sus decisiones y el camino que crean correcto.

- ¿Cómo es tu vida en Mendoza?

- “La gente es muy respetuosa, puedo caminar por la calle con mi hija, ir a la plaza o a cualquier lugar y no tengo ningún problema. No hay palabras para agradecer esa forma de vivir, y eso también influye al momento de tomar una decisión”.

- ¿Qué extrañás de Uruguay?

- Se extraña la familia y los amigos, si bien tengo la posibilida­d de viajar para verlos o ellos vienen para acá. Se extraña salir a tomar mates a la Rambla, eso no se paga con nada. Siempre dije que voy a volver a Nacional en un buen momento. En este mercado de pases se habló de mi vuelta pero no se pudo dar. ■

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FOTOREPORT­ER “No tengo apuro en irme”. Santiago García es clave en Godoy Cruz. ¿Hasta cuándo seguirá?

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