Clarín

Esa ortografía tan, pero tan poco sexy

- Magda Tagtachian mtagtachia­n@clarin.com

Le encanta chatear con él. Le festeja todos los emojis. Y los videítos de buenos días y buenas noches que detesta. El problema aparece cuando Candidato escribe “calza” con “ese”.

Candidato es bonito, amable y caballero. Pero su escritura, puñal para la vista. Trató de obviar la cuestión. La complicada es ella, Candidata. Mina exigente. Al fin y al cabo, ¿qué cambia conjugar bien o mal el verbo “haber”? “Espero que te halla gustado el regalo”. “Y no... ¡así no me gusta!”, piensa Candidata. Hasta que Whatsapp no habilite corrector está en problemas. Tal vez ya lo tenga y Candidato no lo sepa. O, tal vez, a Candidato le importe un rábano el diccionari­o y el predictivo teclado.

El problema es Candidata y su dilema. Candidato que escribe mal retrasa cinco casilleros. Candidato que escribe bien, avanza cinco casilleros. Que sea soltero, que sea galán, atento y caballero para ir a jugar. Y que además, ¿escriba bien?

Hace unas noches, mientras Candidato y Candidata intentaban llegar a boliche top, an- tes de poner en marcha el auto, Candidato quiso tipear la dirección en GPS. ¿Con qué va Arévalo?, preguntó a Candidata y le pasó el celular para que lo escribiera ella.

Cuando llegaron a la barra de tragos más sexy de Palermo, Candidata ya no tenía ganas de espumas ni de espumantes. Se pidió una gaseosa light. Mientras bajaba de costado y con pajita la bebida no espirituos­a, escaneaba a los señores que circulaban entre copas.

Ahora, cuando pide tres deseos (o mejor cinco), enumera: que sea lindo, inteligent­e, que esté libre y... que no le clave el diccionari­o vacío como daga infernal.

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