Un suntuoso banquete con vino, flores y toda la pompa para Kim
Recibimiento. Las autoridades chinas le brindaron al líder norcoreano un lujoso recibimiento, al mismo nivel que el ofrecido a Trump en noviembre pasado.
Pese a que la histórica visita del líder norcoreano Kim Jong-un a China era “no oficial”, la diplomacia del gigante asiático desplegó toda la pompa y la suntuosidad de las grandes ocasiones, con un espectacular banquete, sonrisas, fotos con las esposas, caravanas de autos y flores por todos lados.
Tras dos días de silencio, los medios de comunicación oficiales de ambos países publicaron finalmente el miércoles numerosas fotos y videos del encuentro entre Kim y el presidente chino Xi Jinping.
La visita de Kim se inició como las de sus predecesores en el cargo, a bordo de un tren con cristales ahumados. Al pie del vagón lo esperaban con un ramo de flores. Kim se metió directamente en un gran auto negro con una impresionante escolta de motos. Bajo los enormes reflectores del Palacio del pueblo, Kim, en traje Mao gris oscuro, pasó revista a tropas chinas junto a Xi, como es costumbre para todos los dirigentes extranjeros de visita en China.
Acompañado de su joven esposa Ri Sol Ju, vestida con un traje chaqueta color ocre, el dirigente norcoreano posó para las fotos junto a su anfitrión y la primera dama china, Peng Liyuan, ex cantante del Ejército, que usó un vestido blanco con manchas negras.
El líder norcoreano fue agasajado de la misma manera que el presidente estadounidense, Donald Trump, en su viaje de noviembre pasado. Kim participó primero de un espectáculo y luego de una pomposa cena. La televisión pública china difundió imágenes de la inmensa sala de banquetes decorada con paisajes chinos y motivos de vivos colores.
En las diez mesas había fruteros rebosantes de porcelana amarilla, y en la mesa de honor, donde se sentaron las dos parejas, una espectacular composición floral roja y verde con unas falsas palomas. La foto oficial muestra a ambos dirigentes brindando, aparentemente vino rojo para Xi Jinping, vino blanco para Kim Jong-un.
El espectacular recibimiento llamó la atención ya que se contradice con las tirantes relaciones que hubo en los últimos años entre ambos países. China, enojada con Kim por sus constantes desafíos nucleares, apoyó todas las sanciones impuestas por la ONU contra el régimen de Pyongyang.
Beijing ya dejó claro que no aprecia la carrera armamentística de su vecino, ni los ensayos nucleares. Las sanciones apoyadas por China y las ambiciones atómicas de Kim han tensado las relaciones entre ambos países, ex aliados desde la Guerra de Corea. En los últimos años, el joven líder norcoreano “ha hecho varias cosas que han irritado, contrariado o faltado al respeto de Xi personalmente y a China”, cuenta Michael Kovrig, del centro de análisis International Crisis Group. Es por ello que Xi Jinping no quiso recompensar a Kim con una “visita oficial” puesto que “no está aún listo para decir que todo ha sido perdonado”, agrega. ■