Clarín

China libera a un obispo aliado del Vaticano tras un día de detención

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El obispo chino Vincent Guo Xijin, designado por el Vaticano pero no reconocido por el gobierno de Beijing, fue liberado ayer tras 24 horas de detención en China, informó la agencia católica Asianews.

El obispo, clave en las negociacio­nes entre el Vaticano y China ya que debería renunciar a su cargo en la diócesis de Mindong en favor de un prelado reconocido por el gobierno comunista, Vincent Zhan Silu, fue de- tenido el martes en su casa junto al canciller de la diócesis y liberado en la mañana del miércoles. Según esta agencia vinculada al Pontificio Consejo para las Misiones, la policía habría exigido al obispo Guo que no celebre los ritos de la Semana Santa.

Para ser liberado, Guo, de 59 años, se habría opuesto a celebrar la ceremonia del Jueves Santo, la misa Crismal, con el obispo de la llamada Iglesia Patriótica u oficial Zhan Silu, que fue excomulgad­o por el Vaticano.

La detención de Guo, ordenado por el Vaticano pero no reconocido por el régimen comunista chino, se produjo en medio de negociacio­nes para un amplio acuerdo entre el gobierno de Beijing y la Santa Sede para el nombramien­to de obispos en el que Guo era parte clave. Según algunos detalles del acuerdo que se estaba negociando, se reconocerá a siete de los purpurados oficiales a cambio de retirar dos fieles a Roma.

Preguntado por la posible detención, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino Lu Kang respondió ayer que “no estaba al tanto de la situación” pero aseguró que Beijing está “haciendo esfuerzos” para mejorar los lazos con el Vaticano.

Asianews recordó que también el obispo de Zhengding, Giulio Jia Zhiguo, reconocido por el Vaticano, fue arrestado el 6 y 7 de marzo para que no opinase sobre las negociacio­nes ante la presencia de periodista­s extranjero­s llegados para cubrir la Asamblea Nacional del Pueblo.

El acuerdo al que podían llegar Vaticano y China, y cuya rúbrica podría ser inminente, sería renovable cada dos o tres años y fijaría también otros asuntos comunes entre ambos Estados, suponiendo una especie de concordato extraofici­al similar al que la Santa Sede tiene con otros países para regular sus lazos diplomátic­os.

Pese a la voluntad del Papa Francisco de normalizar las relaciones con China, importante­s personalid­ades católicas se oponen al acuerdo, entre ellas el obispo emérito de Hong Kong, Joseph Zen, quien en una carta pública acusó al Vaticano de “venderse” al régimen comunista chino.

China cuenta con unos 12 millones de católicos divididos entre la Iglesia Patriótica, cuyo clero es elegido directamen­te por el Partido Comunista y no por el pontífice, y una iglesia leal a Roma y al Papa, cuyos obispos son tolerados, pero no reconocido­s por las autoridade­s de China.

El Vaticano no mantiene relaciones diplomátic­as con China desde 1951 y en cambio reconoce a Taiwán.

Las fuentes consultada­s coinciden en que el acuerdo no incluiría que el Vaticano rompa sus lazos diplomátic­os con Taiwán, una de las condicione­s que China suele imponer para dialogar con otros Estados. ■

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