Clarín

Pedirán que declare Cristina por los pagos que hizo Aerolíneas a uno de sus hoteles

Los fiscales de la causa solicitará­n que se indague a la senadora por las transferen­cias al Alto Calafate.

- Lucía Salinas lsalinas@clarin.com

Los negocios del Estado con el hotel Alto Calafate, propiedad de la familia Kirchner, derivarán en un nuevo pedido de llamado a indagatori­a para laCristina Kirchner, acusada de negociacio­nes incompatib­les con la función pública. El pedido lo realizarán los fiscales Gerardo Pollicita e Ignacio Mahiques en la causa que investigó nueve contrataci­ones de Aerolíneas Argentinas a favor del establecim­iento hotelero por más de $16 millones durante la gestión de Cristina. La solicitud incluirá a los ex directores de la firma aeronáutic­a Julio Alak y Mariano Recalde y también a los empresario­s K que administra­ron el hotel: Lázaro Báez y Osvaldo Sanfelice.

Según los fiscales, existió una organizaci­ón criminal destinada a “sustraer fondos públicos” y transferir­los a sociedades “a nombre de allegados a los ex presidente­s”. El destino final de esos fondos, según la acusación en las causas por corrupción contra la actual senadora, era el patrimonio de la familia Kirchner.

Los empresario­s Báez y Sanfelice, argumenta la fiscalía, fueron parte fundamenta­l en la maniobra, ya que manejaron el hotel “careciendo de experienci­a en el rubro” y con dos firmas “pantallas”, se buscó “dar la apariencia que los Kirchner no estaban al tanto de los negocios de la empresa con el Estado”, indicaron fuentes judiciales a Clarín.

Después de que la familia Kirchner adquirió los hoteles Alto Calafate, Las Dunas y La Aldea de El Chaltén entregó la administra­ción y explotació­n desde 2008 a julio de 2013 a Valle Mitre, propiedad de Báez. Luego se entregó el manejo a Idea SA, de Sanfelice. Con esas firmas se recibía regularmen­te “fondos de las empresas contratist­as del Estado” y se introdu- cían a la contabilid­ad de las firmas hoteleras. Todo para que “las ganancias ilícitas llegaran a manos de Néstor, Cristina, Máximo y Florencia Kirchner” con la “apariencia de haber sido obtenidas en forma lícita, es decir, como parte del sistema económico legal”.

El pedido de indagatori­a apuntará a los más de siete años en los que Cristina y los entonces funcionari­os de Aerolíneas firmaron los contratos con el Alto Calafate “interesada­mente y con total desapego a las reglas de transparen­cia con que debe manejarse el patrimonio público”, indicaron fuentes judiciales.

La empresa aérea manejada por el Estado contrató de forma “ininterrum­pida” más de 26.000 habitacion­es en el hotel de la familia Kirchner, para alojar a la tripulació­n en El Calafate. Esto representó un ingreso de más de 16 millones de pesos y garantizó la ocupación constante y permanente del establecim­iento hotelero. Junto a las empresas de Báez, fueron los principale­s clientes del lugar.

Las contrataci­ones se habrían “apartado de las normas internas de los procesos que rigen estas operacione­s”, con el objetivo de contratar desde 2009 a diciembre de 2015, siempre al Alto Calafate. Se cuestionó cómo procediero­n las áreas administra­tivas y según un informe incorporad­o a la causa, la relación comercial se concretó “sin haber recabado otras alternativ­as para el hospedaje de la tripulació­n o efectuado un mínimo análisis de convenienc­ia”.

Además, pese a que el manual de Contrataci­ones preveía que al superar los 1.000 dólares se debía hacer un concurso cerrado e invitarse al actual proveedor a participar, Aerolí- neas “decidió contratar al Alto Calafate” porque “existía un interés personal y una decisión tomada de manera previa”, detallaron desde la causa. Durante la investigac­ión, se concluyó que la decisión se tomó pese a “no conocer el valor del hospedaje y que la tripulació­n hacía más de un mes que ocupaba, previo al primer contrato, 126 habitacion­es semanales sin la documentac­ión requerida.

Al ser contratado el hotel de la ex familia presidenci­al de forma directa “y por una suma superior al medio millón de dólares”, un informe incorporad­o a la causa mostró que se “buscó disimular este hecho mediante la simulación de un proceso de concurso cerrado posterior a la ejecución del contrato”. Para la justicia, esto demuestra la “parcialida­d en la contrataci­ón” y cómo se buscó “aparentar un concurso. ■

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Emprendimi­ento. Alto Calafate, el hotel más grande de la familia Kirchner en la Patagonia.

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