Diamante y Jardín, dos barrios calientes golpeados por el delito
En sus calles comenzó a robar “Peti”, otro menor con antecedentes que terminó asesinado.
Historias como las de “Luchito” se repiten en las zonas más postergadas del Conurbano. En el límite entre Villa Diamante y Villa Jardín, dos de los barrios calientes de Lanús, otros adolescentes se hicieron conocidos por sus prontuarios. Sus finales también fueron trágico: terminaron presos o muertos.
Uno de esos nombres es el de “Peti”, acribillado a los 17 años en un ajuste de cuentas. El chico en realidad se llamaba Leandro, aunque todos lo conocían por su apodo. Lo investigaban por diez homicidios. Según cuentan en Villa Jardín, donde se crió, nadie quería mirarlo a los ojos.
“Era un pobre pibe, había instalado el terror en la villa. De nene le pusieron un arma en la mano para que saliera a robar”, contó un investigador a Clarín , después de su muerte.
Fue luego del crimen de Jhonatan Palacios (16), al que mató en su propio barrio para robarle, que tuvo que dejar Jardín y refugiarse en lo de su novia, que vivía en Ciudad Oculta. Era buscado por la Justicia, pero también por otra banda del barrio que no le perdonaba sus andanzas. Sus enemigos lo encontraron primero y “Peti” recibió tres balazos en la madrugada del 26 de abril, cuando caminaba por los pasillos de la Villa 15. Murió en el Hospital Santojanni.
En esa misma época, los vecinos de Villa Jardín también comenzaron a sufir a César Maximiliano Aguilera (18), alias “Turrón”, el asesino adolescente que sumó a “Luchito” a su banda. A los 15 años, Aguilera estuvo en boca de todos por ser el autor del crimen del policía de la Federal Ezequiel Alifraco (32), acribillado frente a su bebé de seis meses. Por su edad lo declararon inimputable y lo encerraron en un instituto.
En ese momento, “Turrón” integraba “La banda de Pedraza” por la que también cayeron Claudio “Musambe” (26) y Damián “Bebu” Gumucio (23). El año pasado, la Justicia condenó a 7 y 9 años de cárcel a los padres de Aguilera, Jésica “La Rubia” González (33) y Gustavo “Papilo” Aguilera (35) por incentivar a su hijo a robar y encubrirlo.
Cuando cumplió 18, “Turrón” recuperó la libertad. Fue solo por 73 días. Lo suficiente para cometer un asesinato y diez robos. En esa segunda etapa criminal, armó su banda con “Luchito” y “Corazón”, que ya tenían varios antecedentes. Terminó preso tras un tiroteo con la Gendarmería en el Bajo Flores, al querer robar un auto. ■