Clarín

“¿Qué hacemos con papá?”, la angustia cuando hay que exhumar el cuerpo

Debate de familia. Al finalizar el contrato en el cementerio hay que decidir: cremación o nicho. Una familia hizo una película.

- Vanesa López valopez@clarin.com

El detonante fue un llamado que recibió Laura Plasencia (24). Se enteró de que iban a exhumar el cuerpo de su papá, enterrado 11 años atrás en la Chacarita, porque se había terminado el contrato. Fue entonces cuando siete hermanos del barrio de Villa Devoto, de entre 17 y 28 años, tuvieron que decidir: “¿Qué hacemos con papá?”.

Es un tema tan duro como real. De esos que nadie habla. Pero Laura le hizo frente y logró contarlo en forma muy amena -con videos, WhatsApp, audios, y otros recursos- en un documental dirigido por ella como la tesis de Diseño de Imagen y Sonido en la UBA. Fue selecciona­do en el BAFICI y una distribuid­ora del Reino Unido ya se interesó en el film.

Adrián Plasencia era un neurociruj­ano de 46 años. Intelectua­l, “hablador”, y dedicado a sus hijos. Hace once años viajaba a La Rioja con un auto de campo. Pinchó una rueda o derrapó. No se sabe bien. Fue a parar a la banquina, se fracturó la médula espinal, y lo internaron. “No te imaginás que es posible la muerte”, analiza Laura en el living de su casa, donde recibe a Clarín. Pero así fue, y la pérdida desestabil­izó a la familia.

Se quedaron sin trabajo -“mi viejo era el único sustento”-, sin casa, y la madre de los chicos sufrió depresión. Dejaron de ser esa familia “inocente, sin problemas” que ellos recuerdan y que atesoran numerosas fotos en las paredes y biblioteca­s de ese hogar. Ante el dolor, los hermanos se volvieron más unidos que nunca y, de a poco, pudieron salir adelante.

El cuerpo de Adrián pasó 11 años enterrado. “Estábamos acostumbra­dos a ir a Chacarita y verlo ahí. Cuando yo estaba triste, me gustaba tener un lugar donde sentarme y charlar con él”, relata su hija.

Hasta que, en junio de 2017, llegó la carta de exhumación. Según explica la familia, el contrato era de seis años y habían pasado once. Un tío llamó a Laura para avisarle y se instaló el debate. Eran ocho personas que debían ponerse de acuerdo: de menor a mayor, Tomás (17), Victoria (19), Agustín (20), Emilia (22), Laura (24), Luján (26), Eduardo (28) y la mamá, Graciela Di Lullo (49). Toda una multitud.

Algunos votaron por cremarlo. En ese caso, habían planificad­o hacerlo todos juntos y tirar las cenizas en Salta, donde están los orígenes de la familia. Otros querían dejarlo en un nicho. Mientras que el resto prefería trasladarl­o a un cementerio privado, aunque el factor económico no estaba de su lado.

El mayor de los hermanos, Eduardo (28), se negaba a la cremación por cuestiones religiosas y porque decía que necesitaba tenerlo en un lugar para encontrars­e con él. En cuanto a Laura, tuvo una postura cambiante: “en un principio no lo quería cremar, después sí, y después no”, asume.

Una de las hermanas más chicas, Victoria (19), difería en el punto de vista. “Yo no necesitaba tanto el lugar simbólico y tampoco tenía una postura religiosa fuerte. Entonces, para mí la solución más rápida y efectiva era cremarlo. No sé cómo me sentía al respecto, creo que no me paré a pensarlo”, cuenta.

Cuando Laura propuso llevar su historia a la pantalla grande, su familia la apoyó. “Hacía mucho tiempo que sentía la necesidad de contarlo. Pasé por la idea de escribir un libro. Y venía diciendo desde chica: ´Voy a hacer una película´. Quería hablar sobre la muerte y sobre el amor entre hermanos”, cuenta.

“La gente me dice ‘ te ahorraste años de psicólogo’, pero para mí no fue catarsis”, interpreta la joven cineasta, aunque asume que “filmar fue muy sanador”. Destaca que durante las entrevista­s que hicieron para el documental sus hermanos dijeron cosas que nunca antes habían expresado. Y define a su obra como “un punto final, un ‘cerremos esto’”. ¿Qué hicieron finalmente con el cuerpo?, quiso saber Clarín. La respuesta, asegura, es el final de la película y prefiere no anticiparl­o.

Con bajo presupuest­o, plata de sus bolsillos y mucho esfuerzo, los alumnos de la cátedra Blanco de la UBA terminaron la película. Además de Laura, integraron el equipo Jonathan Paparás, Gisela Sánchez, Belén Sevilla, Valeria Bottaro, Josefina Lozza y Lucía Biscayart.

El documental “Ama y haz lo que quieras” quedó selecciona­do en el BAFICI, que es una ventana a productore­s de todo el mundo. Y se podrá ver en los cines Village Recoleta (18 y 20 de abril) y Amigos del Bellas Artes (22 de abril).

“Para nosotros representa muchísimo. Pocas veces las películas de estudiante­s son incluidas en este tipo de festivales”, acota Paparás. Quizás se deba a que ninguno se anima a explorar un tema tan incómodo y delicado. Difícil, pero no imposible. ■

 ??  ?? En la tumba. Laura Plasencia durante una visita a su padre en el cementerio de la Chacarita.
En la tumba. Laura Plasencia durante una visita a su padre en el cementerio de la Chacarita.
 ??  ?? Los padres. Una foto de Adrián junto a su mujer, Graciela Di Lullo.
Los padres. Una foto de Adrián junto a su mujer, Graciela Di Lullo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina