Clarín

Edificio Marconetti: por cinco ocupantes se demora la extensión del Metrobus del Bajo

En mayo los juzgarán por usurpación. El inmueble, que es de la Ciudad, es el último que falta demoler para ensanchar Paseo Colón y llevar los carriles exclusivos hasta La Boca.

- Nora Sánchez nsanchez@clarin.com

Los cinco últimos ocupantes del edificio Marconetti, desde el 2 de mayo serán juzgados por usurpación. Ellos representa­n la última traba que no permite extender el Metrobus del Bajo hasta La Boca, porque se niegan a abandonar la propiedad que debe ser demolida para ensanchar Paseo Colón. Dicen que tienen derechos sobre ella porque la habitan desde hace más de 20 años. Y, a través de sus abogados, piden una indemnizac­ión para irse. Hace un año, la Justicia le reconoció al Gobierno porteño la titularida­d del inmueble.

Durante los últimos meses, hubo muchos cambios sobre Paseo Colón. Distintas construcci­ones, como el Centro de Atención Integral para la Niñez y Adolescenc­ia (CAINA) y el frente del Instituto Isauro Arancibia, fueron demolidas o reformadas para poder ensanchar la avenida y construir carriles y estaciones para el Metrobus. Y ya está en marcha la licitación para adaptar la nueva línea municipal y renovar la Escuela Taller del Casco Histórico. Pero el camino aún no está despejado: en el medio está el edificio Marconetti, que quedó aislado frente al parque Lezama.

El Marconetti está en Paseo Colón 1598 y tiene 22 departamen­tos. Se llama así por la familia propietari­a de la fábrica de pastas que estaba detrás, que lo construyó como vivienda para sus empleados. Por eso, nunca fue dividido en unidades.

En 1946 se proyectó el ensanche de Paseo Colón, que después no se concretó. Los Marconetti le hicieron un juicio de expropiaci­ón inversa a la entonces Municipali­dad. Se lo ganaron y, en 1996, el inmueble fue adquirido por la comuna. Para entonces ya había sido intrusado por varios empleados municipale­s que sabían que no sería demolido.

En 2014 se retomó la idea del ensanche para hacer el Metrobus del Bajo. El entonces jefe de Gobierno, Mauricio Macri, ordenó el desalojo administra­tivo del Marconetti, y sus habitantes cambiaron la cerradura e impidieron el ingreso del personal municipal. Esto ocurrió pese a que el Gobierno porteño pagaba el agua y el ABL y se ocupaba del mantenimie­nto. Fue entonces que la Dirección General de Bienes de la Ciudad denunció a los ocupantes por usurpación.

La decisión política fue no desalojarl­os por la fuerza. Y por orden de la Justicia Civil, el Gobierno porteño paga $ 1.203 de multa por cada día en que el edificio sigue ocupado.

El caso por la usurpación recayó en la Fiscalía en lo Penal, Contravenc­ional y de Faltas Nº 35 de la Ciudad, a cargo de Celsa Ramírez. “Fue un proceso largo -cuenta la fiscal-. Recurrimos al diálogo e impulsamos una negociació­n entre los habitantes y el Gobierno porteño. La mayoría aceptó irse y obtuvo créditos del IVC con tasa cero para comprar otra vivienda”.

Cinco personas no quisieron acordar: una masoterape­uta, un abogado y tres jubilados, una de los cuales es la madre del abogado. Según trascendió, habrían solicitado medio millón de dólares por cada uno de los cinco departamen­tos para irse.

“Habiendo agotado todas las instancias, lo mejor es ir a un juicio oral para que el juez tome una decisión”, subraya la fiscal Ramírez. El juicio comienza el 2 de mayo y será breve. Los cinco acusados podrían recibir penas de seis meses a tres años de prisión por usurpación. Y la Justicia también podría ordenar el desalojo inmediato de la propiedad.

“Está por empezar el juicio, pero nosotros siempre estamos abiertos a la negociació­n y a escuchar -afir- ma el secretario de Transporte porteño, Juan José Méndez-. Siempre la expectativ­a es lograr un acuerdo que sea beneficios­o para todos”. Y aclara que, si la Justicia ordena el desalojo, "se hará junto al equipo de Desarrollo Social como ocurrió en casos similares".

Los habitantes del edificio niegan ser usurpadore­s. “No se puede usurpar lo que legítimame­nte se posee. Hay gente que vive ahí desde los años 70 y que pagaba alquiler, hasta que los Marconetti dejaron de cobrarlo. Como pasaron más de 20 años, iniciamos el proceso de usucapión o adquisició­n del inmueble por prescripci­ón ante un Juzgado Civil, que está por dictar sentencia. Al mismo tiempo se desarrolla la causa penal en la Justicia porteña”, explica Luis Boffi Carri Pérez, abogado de dos de los acusados. El representa­nte del resto es Sebastián Alanis, el mismo que asesoró a los ocupantes del Padelai.

Sin embargo, en enero de 2017 la Cámara en lo Contencios­o Administra­tivo y Tributario de la Justicia porteña determinó que el Marconetti es de dominio público de la Ciudad y, por lo tanto, sus habitantes no tienen derechos sobre el inmueble. La Cámara dictó su fallo en el marco de un recurso de amparo presentado por los ocupantes cuando quisieron desalojarl­os en 2014. Inicialmen­te, la Justicia les dio una cautelar favorable. Pero el Gobierno porteño apeló y, al final, la Cámara le dio la razón.

“Los habitantes del edificio están dispuestos a negociar, pero en base a que se les reconozcan sus derechos -sostiene Boffi Carri Pérez-. Para eso, tienen que sacar una ley declarando al edificio de utilidad pública, previo pago de una indemnizac­ión a quienes viven en él”. ■

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FOTOS: MARIO QUINTEROS Desde un drone. Una vista aérea donde se ve la nueva línea municipal.
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Solitaria. Es la última construcci­ón que hay que despejar en la avenida.

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