Explicaciones difíciles: el karma oficialista
Luis Caputo fue ayer al Congreso para evitar un pedido de interpelación que en el oficialismo consideraban imparable. La decisión llegó luego de varias discusiones en lo más alto del Gabinete, y se tomó tras descartar una primera evaluación, que sostenía que las críticas por la empresa off shore del ministro de Finanzas “no formaban parte de las preocupaciones de la gente”.
Con el cambio de postura, el Gobierno mostró que tomó nota de que, a veces, es conveniente atender a las preocupaciones de los diputados y senadores aunque sean diferentes a las de la opinión pública.
El ministro llegó al Congreso armado con explicaciones técnicas elaboradas para responder a un cuestionario de un organismo de recaudación impositiva. Según su relato, ninguno de los movimientos de la compañía off shore violó las normativas legales.
El problema es que esa explicación técnica, si bien es imprescindible, no es suficiente para salir airoso de una discusión política. Es una característica que se repite en el relato de muchos de los funcionarios del Gobierno con pasado de empresarios, cuando argumentan que en el mundo de los negocios es muy habitual armar compañías off shore, depositar dinero en paraísos fiscales para pagar menos impuestos o girar dinero al exterior para preservarlo de la inestabilidad de la economía nacional. La noticia es que eso puede ser frecuente en el mundo de los negocios pero es completamente inusual en todo el resto de la sociedad, y por eso se vuelve difícil de explicar cuando se ocupa una función pública.
En ese sentido, por más sólida que sea la explicación de Caputo, es casi imposible que consiga viajar con alguna gracia desde un círculo pequeño -un círculo rojo, con perdón de la palabra- para ser aceptada en un universo habitado por personas que nunca imaginaron verse ante circunstancias parecidas.
No será la última vez que los funcionarios de un gabinete en el que florecen los casos de conflictos de intereses y que en buena parte se construyó seleccionando expertos del mundo empresario confiables para el Presidente tengan que enfrentarse a dilemas similares. ■