Clarín

El misterio del financista desapareci­do que la Justicia no consiguió resolver

La investigac­ión fue archivada. A Hugo Díaz le detectaron vínculos con la ex SIDE y con la barra brava de Boca.

- Virginia Messi vmessi@clarin.com

Hace poco más de tres años, sobre el mediodía del lunes 9 de marzo de 2015, Hugo Díaz (41) desapareci­ó sin dejar rastros. Los últimos registros suyos fueron algunos mensajes de texto, diciendo que iba a su casa en Lanús, y una filmación en la que se lo ve caminando y fumando, tomada en el microcentr­o porteño, donde tenía su oficina y hacía sus negocios. Su auto quedó estacionad­o y cerrado en un garaje de avenida Corrientes en el que lo había dejado esa mañana. Allí lo encontró la Policía, intacto. Qué pasó con él es un misterio que la Justicia no pudo resolver. Un misterio que segurament­e quedará intacto, porque el expediente acaba de ser enviado al archivo.

Calificado como “financista” -a falta de una definición más amplia y precisa-, Díaz era un hombre con todo tipo de problemas: debía dinero, manejaba dólares falsos, tenía novias propias y ajenas, en su círculo íntimo había gente de la ex SIDE y se había peleado con barras de Boca. Enemigos no le faltaban y alguno de esos tantos había baleado la casa días antes de su desaparici­ón.

Ante este panorama, la pregunta del caso fue siempre la misma: ¿Alguien lo secuestró y mató o él decidió esfumarse y arrancar otra vida en otro lado? Cada una de las hipótesis tiene defensores y detractore­s. Por un lado, la misma mañana del lunes 9, Díaz llamó a su primo para pregun- tarle si había dinero en la caja fuerte de la oficina, lo que podría sustentar la línea de que quería efectivo para fugarse. Sin embargo, según su entorno, el financista era un padre amoroso que no hubiera dejado así, de la noche a la mañana, a sus tres hijos.

En la causa, cargo de la fiscal Estela Andrades, se tomaron decenas de testimonio­s y se realizaron múltiples

pericias, además de pedidos de informes financiero­s y forenses. El expediente llegó a tener cerca de 20 cuerpos, con unas 4.000 páginas. Incluso se manejó una hipótesis de que el financista había salido del país en un vuelo privado, pero no se encontraro­n indicios que lo sostuviera­n.

El rompecabez­as incompleto esbozado por el juez López en su resolu- ción de “archivo” repasa los hechos que se lograron comprobar durante la investigac­ión.

1-Natalia Puccar, ex esposa de Díaz, hizo la denuncia de la desaparici­ón el mismo 9 de marzo. Contó que, aunque estaban separados hacía cuatro años, él seguía viviendo en la casa común, en Lanús. En esa primera declaració­n, la mujer contó que el 29 de febrero anterior alguien había baleado el frente de su casa.

2-El 9 de marzo Puccar mantuvo dos contactos con Díaz, uno por Whats App y otro por teléfono. Fueron a las 10.39 y Díaz le dijo a Puccar que iba a su oficina en la calle San Martín 545.

3-Carlos Alberto Díaz, primo de Hugo, quien trabajaba con él, declaró que esa mañana el financista lo llamó y le preguntó sobre la cantidad de dinero que había en la caja fuerte. La respuesta fue que no había plata. Luego se cruzaron mensajes hasta las 13.47, todos curiosos. En uno de ellos Díaz le dice a su primo que está con “El Pela” (apodo que era el de su interlocut­or, Carlos).

4-Ana María Luna -novia de Díaz al momento del hecho- declaró que la mañana del 9 de marzo, Díaz salió de su casa en Avellaneda a las 10.30 en su Volkswagen Vento. Él le mandó dos mails por la mañana, pero por la tarde cortó todo contacto.

5-Luna contó que, preocupada, llamó a un amigo de su novio. Se refería a Luciano Viale, hijo del espía asesinado Pedro “Lauchón” Viale. Este le confió que Hugo tenía muchos conflictos, inclusive con barras de Boca.

6-Tal vez el testimonio más importante fue el de Diego Xavier Guastini, socio de Díaz y de Viale en algunos negocios. Guastini -quien está procesado por manejar “mulas” de dinero- dijo que Díaz pasó por su oficina de Florida al 500 para retirar un cheque de 32.000 pesos por el alquiler de una propiedad en Puerto Madero. Fue la última persona que lo vio con vida. ■

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Sin rastros. Hugo Díaz (41) era de Lanús y le habían baleado la casa.

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