San Lorenzo afirmó su sueño y dejó herido a Independiente
Botta desniveló a los 15 minutos y al local se le hizo difícil encontrar los caminos para poder revertir la historia.
San Lorenzo consiguió un triunfo vital en un partido copero, porque más allá que la planilla oficial indicase que se trataba de un partido de la Superliga lo cierto es que tanto Independiente como San Lorenzo lo encararon más apuntando a asegurarse un cupo para la Copa Libertadores 2019 que ilusionándose en alcanzar al firme puntero Boca.
San Lorenzo fue quien mejor entendió esta consigna. Por eso justificó esa victoria, la tercera en hilera en esta Superliga. Lo encaró con todos los condimentos de un partido cope- ro: jugó con dientes arpetados, peleó cada pelota como si fuese la última, derrochó actitud...
Independiente extendió su presente oscuro. Sin reacción, ni creación. Se sintió incómodo en el partido y más allá de su mayor tenencia e insistencia del segundo tiempo jamás encontró el rumbo preciso. Y sus jugadores, quizás víctimas del mal momento futbolístico, se preocuparon más en protestarle a Patricio Loustau -hubo tres pedidos de penales, que desde nuestra posición no existieron- que en intentar jugar.
Durante el primer tiempo el mérito de San Lorenzo fue salir a asumir el protagonismo y no esconderse, Botta tomó la posta en la construcción, vistiéndose de Leandro Romagnoli, bien parado como enganche; una posición donde se nota que se siente cómodo. El ex Tigre marcó la diferencia y estuvo muy bien secundado por los otros volantes y los delanteros.
Además dejó su firma en el resultado con un golazo. Paulo Díaz, ba- jando un envío largo y cruzado de Moyano sobre la línea de fondo desde la derecha le dio el pase. Y Botta, en el área, dominó la pelota, la acarició, giró y metió un zurdazo para cerrar una jugada fantástica.
A partir de ahí, con la ventaja en el tanteador, San Lorenzo reguló. Entendió cuando atacar y cuando replegarse. Se hizo fuerte atrás con otra efectiva respuesta de Coloccini -le salieron chichones en la cabeza de tanto ganar de arriba- y Caruzzo -terminó con las rodilas raspadas de tanto despejar-, bien acompañados por Piris da Motta. Y también supo aprovechar la desesperación de Independiente.
El equipo de Holan no se afirmaba en la cancha. El doble cinco se mostró lento y sin peso para las transiciones. Tanto que para el segundo tiempo salió Diego Rodriguez, lesionado. Por los costados tampoco conseguía sorprender el dueño de casa. Sólo dependió de algunos arrebatos de Martín Benítez, aunque sin correspondencia de sus compañeros.
Antes de finaliza el primer tiempo San Lorenzo pudo estirar la diferencia, pero una gran tapada de Campaña le negó el festejo a Barrios.
En el segundo tiempo San Lorenzo se replegó más. Repitió su tesitura de la fecha pasada en cancha de Lanús, cediéndole la iniciativa y el territorio a su rival. Y jugando decididamente de contrataque. Pero tener la pelota en vez de ser una solución se erigió en un problema para Independiente. Porque no tuvo ni organización en el medio ni presencia en el área rival como para llegar al empate.
La salida de Caruzzo, lesionado en uno de sus hombros tras una falta de Bustos, no resintió la firmeza de la última línea de San Lorenzo. Independiente no tuvo reacción, volvió a reflejar una imagen muy distinta a la del última semestre del año pasado.
Mientras el local tenía la posesión pero seguía carenciendo de ideas y claridad, San Lorenzo inquietaba de contrataque. Como en ese cabezazo de Reinero, cerca del final, saltando y ganando en el área ajena en un tiro de esquina que motivó otra gran salvada de Campaña desviando el tiro por encima del travesaño.
Y San Lorenzo extendió su racha feliz visitando a Independiente. Una serie que lleva diez partidos seguidos invicto, con ocho triunfos y dos empates. Ocho de esos cotejos jugados en cancha de Independiente, junto a uno en Huracán y otro en Racing. La última que los Diablos Rojos ganaron, de local fue el 5 de febrero de 2006: 1 a 0. ■