Clarín

Argentina y Chile avivan una rivalidad deportiva, con el recuerdo de los sillazos

Hoy el contexto es bien diferente al duelo de 2000, cuando la violencia frenó al tenis en Santiago.

- ENVIADO ESPECIAL Mariano Ryan mryan@clarin.com

Son 16 historias. Algunas quedaron demasiado amarillas por el paso del tiempo; otras están muy cerca en la memoria. Son 16 los matches en los que Argentina y Chile se enfrentaro­n por la Copa Davis.

En 1931, en años híper románticos para el tenis, muy lejanos a los actuales del superprofe­sionalismo y la globalizac­ión. Fue en Santiago y Adriano Zappa, Guillermo Robson y Lucilo del Castillo le dieron a Argentina un cómodo 3-0, con apenas un set perdido y cuatro ganados por 6-0. Dos años más tarde se produjo el primer duelo en Buenos Aires y los argentinos se impusieron por 4-0.

Recién en 1969 Chile tuvo su primera victoria: fue por 3-2 en Santiago y para los ganadores jugó Jaime Fillol, el abuelo de Nicolás Jarry, el singlista número 1 que presentará­n los visitantes en San Juan. El de 1970 fue un match especial para los argentinos. No por el resultado (derrota por 3-2), sino porque en el Buenos Aires debutó Guillermo Vilas en la Davis. Entre 1976 y 1979 se midieron cuatro veces seguidas, con dos triunfos por lado; y entre 1995 y 1998 lo hicieron en tres oportunida­des, con dos victorias y una derrota de Argentina.

Hasta que la historia del clásico del tenis sudamerica­no se detuvo en 2000. El 7 de abril, en Santiago...

Argentina le había ganado días antes a Chile por 4-1 en las Eliminator­ias mundialist­as del fútbol. Y aquel viernes 7 el Parque O’Higgins “hervía” en las horas previas a que Marcelo Ríos y Hernán Gumy jugaran el primer punto ante 12 mil personas.

El clima estaba caliente. Por aquella derrota futbolera, pero además por la cerveza que se había repartido de manera gratuita en las bandejas superiores de un estadio que todavía siquiera se había terminado de construir. Ese ambiente siguió denso aún después de la victoria de Ríos en cuatro sets. Hasta que llegó el turno de Nicolás Massú frente a Mariano Zabaleta. Fue cuando todo se salió de cauce, definitiva­mente.

El hoy capitán chileno tenía apenas 20 años, dos menos que el tandilense. Zabaleta estaba dos sets a uno y con la ventaja de 3-1 en el cuarto ocurrió la hecatombe.

La gente ubicada detrás del argentino comenzó a tirarle monedas y cuando éste quiso levantar una para llevársela al umpire brasileño Carlos Bernardes, un ball boy se le adelantó y se la metió en el bolsillo. Ante las quejas de Zabaleta, la gente se enardeció.

Hubo advertenci­as de Bernardes y del dominicano Tony Hernández, el poco experiment­ado árbitro general. Nada importó. Zabaleta dejó la cancha y lo siguieron el capitán Alejandro Gattiker y el resto del equipo argentino.

Comenzaron a volar sillazos, botellas y cualquier cosa que hubiera a mano. A Carlos Zabaleta, el padre de Mariano, una silla le rompió la cara. Mientras los jugadores y los dirigentes decidieron a la noche no seguir la serie ni a puertas cerradas, el chileno José de Camino, presidente de la Federación de su país, logró que el match se le diera por ganado a su equipo. A Chile no le salió barato: por dos años no pudo jugar la Davis de local.

“Tuve miedo”, aseguró Mariano Hood, hoy subcapitán argentino pero que hace 18 años se quedó sin jugar el dobles del sábado junto a Sebastián Prieto. “Lo de 2000 fue muy extraño, había un ambiente muy extraño”, contó Massú antes de la serie número 17 entre argentinos y chilenos, que se anticipó con el lema “Rivales, no enemigos”. Es que nadie quiere que aquello vuelva a ocurrir. ■

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina