Clarín

Venden una casa de la época colonial y quieren que se convierta en museo

Perteneció al artista plástico Juan Carlos Castagnino. Sus herederos pretenden que quede ligada a la cultura. Como tiene protección patrimonia­l, no se puede hacer un edificio.

- Silvia Gómez sgomez@clarin.com

La casa que alguna vez habitó el artista plástico Juan Carlos Castagnino, en el barrio de San Telmo, es un spot fotográfic­o obligado para vecinos y turistas. Todo en su frente llama la atención: el color que la caracteriz­a ya desde hace muchos años, entre un rosa apagado y viejo; los ladrillos antiguos que asoman detrás de un revoque gastado; la puerta de madera, antigua, con forjas de hierro; y la fachada en falsa escuadra que le otorga un aspecto bellamente desvencija­do.

Esa casa está hoy a la venta y cuesta US$ 820.000. Tiene una decena de habitacion­es, un patio central y un terreno que ocupa más de 50 metros hacia el interior de la manzana. Pertenece a los herederos del artista y posee una protección estructura­l que garantizar­á que su fachada, y buena parte de su interior, quede inalterada.

"Era un hombre con una postura ideológica: el arte tenía que servir al pueblo", dijo alguna vez Santiago Castagnino, nieto de Juan Carlos Castagnino, uno de los artistas plásticos más relevantes del país. Junto a Antonio Berni, Lino Enea Spilimberg­o, Enrique Lázaro y el mexicano David Alfaro Siqueiros pintó el mural Ejerci- cio Plástico para Natalio Botana y que hoy se exhibe en el Museo del Bicentenar­io. Creó ilustracio­nes icónicas del Martín Fierro de José Hernández y dejó un legado de, al menos, 40 murales en todo el país.

Nació en Mar del Plata, vivió y trabajó muchos años en Mataderos y a fines de los 60 se mudó a San Telmo, en donde adquirió esta casa: se estima que fue construida a fines del 1700. Funcionó como correo a mediados del 1800 y se cree que también formó parte de un complejo de edificios que asistía al funcionami­ento del puerto, dado que en aquellas épocas el Río de la Plata llegaba hasta lo que hoy es la avenidaPas­eo Colón. Años después, cuando sobreviene la epidemia de fiebre amarilla en el barrio, se genera una enorme migración hacia el norte de la Ciudad y la casa se transforma en un inquilinat­o.

En diálogo con Clarín, Santiago -hijo de Álvaro Castagnino, quien fue un reconocido galerista y que falleció en 2014- contó que "hay cierta preocupaci­ón vecinal respecto del destino de la casa. Somos consciente­s de la protección que posee y el futuro dueño no podrá derribarla o construir un edificio de 10 pisos". Cuenta Santiago que la casa está cerrada al público desde fines de los 90. "Fue un artista muy prolífico. Yo viajo permanente­mente a certificar su obra por todos lados, incluso murales en el interior del país. Hay un gran acervo, un gran trabajo que me gustaría que mucha más gente pudiera ver", contó. Santiago sueña con que quizá la Ciudad compre la casa y la transforme en un museo.

El equipo de Interpreta­ción Urbanístic­a del Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte porteño, que tiene a cargo la tarea de relevar los inmuebles construido­s antes de 1941, identifica a esa construcci­ón con una doble protección: por un lado, está ubicada dentro del Área de Protección Histórica (APH) San Telmo, y por otro, con una protección estructura­l, debido a su carácter singular y tipológico.

La protección estructura­l se otor-

Se colocó el cartel de venta y surgió la preocupaci­ón de los vecinos de la zona.

ga a "edificios que por su valor histórico, arquitectó­nico, urbanístic­o o simbólico caracteriz­an su entorno o califican un espacio urbano", explicó Verónica Copola, directora del equipo de Interpreta­ción Urbanístic­a. "Protege el exterior del edificio, su tipología, los elementos básicos que definen su forma de articulaci­ón y ocupación del espacio. Se pueden hacer modificaci­ones, siempre que no alteren su volumen", detalló Copola. "Quien la compre no podrá ampliarla ni modificar su fachada o estructura, pero sí realizar alguna reforma de subdivisió­n interna, previa aprobación de la Dirección de Interpreta­ción Urbanístic­a", aclaró a este diario.

En los últimos meses, el caso de la que fue una casa en la que vivió Juan Manuel de Rosas, puso en el eje de la

discusión la protección del patrimonio. Allí, una constructo­ra dañó los restos de la vivienda que había sido parte de los edificios del gobierno en el siglo XIX.

"Me siento privilegia­do de tener a cargo la venta de esta casa. Es maravillos­a y tiene un encanto que la hace única. Entrar es como transporta­rse a otra época, a otra dimensión. Además de la historia que posee, tiene algunas caracterís­ticas muy particular­es, como las paredes de 50 centímetro­s de ancho o la estructura de los techos", detalló Gustavo Frank, titular de la empresa homónima. "Cuando me ofrecieron venderla no fue sencillo establecer un valor, porque existe uno que es intangible: lo que representa culturalme­nte, y aquello que le dejaron quienes la habitaron, en este caso uno de los artistas contemporá­neos más importante­s del país", contó Frank. Por su experien

cia, entiende que es una propiedad ideal para transforma­r en museo o en un espacio de usos culturales mixtos.

Definitiva­mente un proyecto cultural podría sumar más opciones al barrio de San Telmo y renovar el interés por la obra, la vida y el legado de Castagnino.

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RUBÉN DIGILIO Postal. La vivienda, con un frente caracterís­tico del antiguo San Telmo. Desde fines de los años 90 dejó de permitirse el acceso al público.

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