Pavón y Reynoso, amigos desde Córdoba, volvieron a juntarse por otros sueños
Brillaron en las inferiores de la T y eso los proyectó al fútbol grande. Se elogian y se complementan.
Emanuel Reynoso nació en el barrio Ituzaingó de la ciudad de Córdoba en noviembre de 1995. En enero de 1996, en Anisacate, nació Cristian Pavón. En 2010 se juntaron en las Inferiores de Talleres y en 2013 fueron campeones en el torneo Preparación de la Primera A de la Liga Cordobesa jugando para El Tallerito que dirigía Daniel Albornos. El camino lo dejó a Bebelo en la T para lograr ascensos pero Kichán emigró rápido: Boca, un paso por Colón y este presente de estrella en el conjunto de Barros Schelotto. De la pensión en Córdoba a los mates en Casa Amarilla, la dupla cordobesa que disfrutan los Mellizos es de lo mejor del presente de Boca en la Superliga y en la Copa Libertadores.
“Con Bebelo estuvimos en la 4ª de Talleres y nos hicimos amigos; jugamos juntos hasta que me tocó subir a Primera pero quedó una gran relación porque es una gran persona. Hizo todos los méritos para llegar al club, ojalá que pueda demostrar en Boca lo gran jugador que es”, describió Pavón, quien debutó en Talleres en 2013 y nunca más paró hasta llegar a la Selección mayor. A Bebelo, en cambio, la vida le puso como obstáculo un tiro en su rodilla izquierda tras un asalto en 2014 y eso retrasó su despegue.
Albornos, aquel DT que los vio crecer, aporta desde Córdoba: “Son dos desfachatados, que disfrutan de la tenencia de la pelota y siempre quieren hacer un gol. Les veía mucha proyección y este presente de ambos me está dando la razón”.
“Compartimos las Inferiores y fue un momento muy lindo. Desde chico se notaba que Pavón tenía mucho futuro. Cristian es un gran compañero, tiene una familia muy humilde que me ayudó y es un orgullo para todos nosotros cada vez que es convocado a la Selección porque sabemos del esfuerzo que hizo para estar en el lugar que se ganó”, relató Reynoso con Clarín. El zurdo llegó a Boca pedido por Barros Schelotto y con una madurez distinta a la de Kichán, quien primero debió ir a jugar al ascenso para ascender con el Colón de Mostaza Merlo.
En Inferiores, Bebelo siempre jugó de enganche pero con el tiempo se fue convirtiendo en un mediocampista que puede ser parte del 4-3-3 que tanto le gusta a Guillermo. “Me gusta jugar suelto pero si el equipo lo necesita puedo empezar desde la mitad de la cancha por la derecha”, comenta sin problemas el jugador que dibujó un caño frente a Junior que le valieron sus primeros aplausos en la Bombonera. El compañero de Pavón en ese ataque de las Inferiores de Talleres era Victorio Ramis (hoy en Godoy Cruz), otro amigo en común. “La idea de juego que tenemos es ofensiva y eso nos favorece. Me siento cómodo por la izquierda, con un 9 en el área para tener opción de pase y con un lateral que me pase por las espaldas. Creo que Bebelo puede ayudarnos a la elaboración”, analizó Pavón.
Para Reynoso todo es nuevo. Llegó y entre las lesiones y urgencias del equipo, debió aparecer antes de lo imaginado. “Me tocó jugar los dos partidos de la Libertadores como titular y es un gran desafío para mí. Boca es un equipo que intenta jugar al fútbol, que siempre busca ir para adelante y tenemos a Cristian que sabemos que en algún momento nos puede aportar un gol”, puntualizó Bebelo, quien descansará el fin de semana pero que volverá a ser titular en San Pablo, frente a Palmeiras, en la tercera fecha de la Copa. Pavón es inamovible. Lleva 61 partidos consecutivos pero más allá del cansancio lógico, el de Anisacate lo toma como un premio: “El equipo está haciendo un buen trabajo. Si puedo convertir es porque todos mis compañeros me dan confianza. Estoy pasando por un momento único”.
De Talleres a La Boca. Juntos. Con tonada cordobesa. ■