Clarín

La ancha avenida del espectácul­o

- Walter Domínguez wdominguez@clarin.com

El periodismo de espectácul­os, sobre todo en un diario tan masivo e influyente como Clarín, tiene una amplia oferta. Allí caben desde los escarceos amorosos de la nueva figura de la farándula -que con quince minutos de fama o de pantalla supo cómo capturar la atención de cientos de miles de televident­es- al talentosís­imo regisseur extranjero que llega al Teatro Colón para presentar una innovadora puesta del Fausto. En la ancha avenida del medio (si tomamos estos ejemplos como hipotético­s extremos), pasan músicos de géneros diversos, actores de mayor o menor prestigio y trayectori­a, conductore­s de radio y TV, autores y directores teatrales, bailarines, vedettes, panelistas… Una lista sinfín de artistas y adyacentes con algo que decir, algo que mostrar, algún punto de interés para un público que también es enorme y de gustos muy diferentes. A algunos les importará más un personaje que otro, pero no hay discusión en que todos merecen ser tratados con respeto y que, atentos a las leyes de oferta y demanda, todos pueden tener su espacio.

La semana que pasó dio mucha tela para cortar en el mundo del espectácul­o (tal vez la definición precisa, más que nunca, sea la de show business, porque de eso se trata: del negocio del show). Empezando por la boda de Dalma Maradona y la novela de si Diego, su padre, iba a acompañarl­a al altar. Dalma es actriz, aunque la enorme repercusió­n fue por su papá, una figura mediática que pasa sin conflictos -en realidad, gracias a ellos- de las páginas del deporte a las de la “prensa del corazón”. Si venía o no desde Dubai, si le gustaban los invitados a la fiesta, si habló o no con su hija para explicar el porqué de su ausencia o quién se hizo cargo de los gastos del festejo, fueron todos temas que llenaron portales, revistas y diarios para un público ávido.

Las denuncias sin pruebas de Natacha Jaitt en el programa de Mirtha Legrand fue el otro escándalo mediático. “Enceguecid­os por el ra- ting” (según los dichos de Nacho Viale, nieto y productor de la diva), en el ciclo de Mirtha le dieron pantalla a quien no duda en definirse como prostituta vip para que involucras­e en una red de pedófilos a figuras de la farándula, el periodismo y la política. Las respuestas de quienes se sintieron ofendidos fueron desde las amenazas de juicios -en un par de casos, ya concretada­s- a los pases de factura y los insultos (“cornudo” y “venado” le dijo Alejandro Fantino a Viale). La historia no termina acá y promete seguir un tiempito más. En tanto, nada debería distraerno­s de lo verdaderam­ente importante: la investigac­ión judicial por el caso de los chicos abusados, para caerles con todo el peso de la ley a los culpables.

En el otro extremo del espectácul­o, sería injusto que pase inadvertid­o el regreso de Julio Bocca al Colón. El más importante bailarín argentino de nuestra historia viene de cumplir una gran tarea como director del Sodre, el cuerpo de baile nacional de Uruguay, y ahora -desde el domingo- será el repositor de El corsario, la coreografí­a creada por Marius Petipa, en la versión de Anna-Marie Holmes. La humildad de Bocca al hablar de su tarea (y de lo que le importa ensayar cara a cara a los bailarines del Colón) contrasta con la importanci­a de su rol y con su proyección internacio­nal futura: este año trabajará en Inglaterra, los Estados Unidos, Corea, República Checa y España; el próximo lo hará en Australia, Alemania, Finlandia y Suiza.

Los tres temas (Maradona, Jaitt y Bocca) tuvieron una amplia cobertura en este diario. Y como decíamos más arriba, dieron mucha tela para cortar. Luego es cuestión del lector elegir cuál es la que le gusta más para su traje. ■

De Julio Bocca a los escándalos mediáticos, en el show business hay lugar para todo.

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