“Poner la energía en un plan de infraestructura para un país mejor”
Según los mitos griegos, Pandora abrió la caja (su regalo de bodas) y salieron todos los males del mundo. Al cerrarla prontamente, sólo la esperanza quedó adentro. Una interpretación lógica es pensar que si la esperanza estaba en la caja es porque ella también era un mal. Eso siento 30 años después de que la presidencia de Alfonsín nos trajo de vuelta la esperanza perdida con la dictadura. Como en una montaña rusa de inflación, recesión, corrupción, hiperinflación, conflictos limítrofes, blindajes, depresión económica, guerra perdida, saqueos, tarifazos, crecimiento modesto, préstamos stand by, estanflación, subsidios, fondos buitres, precios controlados, libre importación, retenciones, deuda “eterna” y planes canjes para autos, heladeras y televisores para mundiales... se me fue apagando la esperanza.
Hoy veo un Gobierno que contagiado y entretenido por la ola denunciadora que tanto rédito le dio a algunos políticos para posicionarse en los más altos cargos de la República, ha dejado pasar dos años de la oportunidad de proyectarnos hacia un país mejor. En su momento, Alberdi dijo “Gobernar es poblar”. En otros años era extender las fronteras agrícolas y ganaderas. Mas acá, construir un proyecto industrial, que sostenga la explotación del petróleo, la industria química, la siderurgia, la metalmecánica, etc. Pero hoy veo que la energía gobernante está puesta en el pasado.
¿Cuántas denuncias y juicios faltan para que se vuelva a poner la energía en un plan de futuro? ¿Por qué no se refunda un Banco de Desarrollo como supimos tener y que como el Bandes sostiene los proyectos mas ambiciosos en Brasil? ¿Por qué seguimos sin un verdadero plan de infraestructura, con más gasoductos, oleoductos, puertos de aguas profundas, extensión de las líneas férreas, marina mercante y más escuelas para sostener la jornada extendida, más urgente que necesaria? Si alguna duda tienen las autoridades, lean la Constitución Nacional, que en ella encontrarán un verdadero plan de gobierno.
Deposito pues mi “nueva esperanza” en que otras generaciones de dirigentes sepan y quieran leer nuestra Carta Magna, de lo contrario seguiremos otros 50 o 100 años enredados en las páginas de expedientes judiciales que me temo, terminan en nada, o peor... en la desesperanza. Miguel Angel Reguera miguelreguera@yahoo.com.ar