Un acuerdo parlamentario que busca músculo político
En dos semanas, Sergio Massa y Florencio Randazzo harán su primera actividad pública en conjunto. El plan es visitar alguno de los distritos del conurbano bonaerense y organizar un encuentro con vecinos que describan de qué modo los afectó alguno de los puntales de la política económica de Cambiemos. La foto de ese encuentro -hasta ahora hubo sólo algunos encuentros en oficinas cerradas- dejará satisfecho un pedido de Miguel Ángel Pichetto, que en los prolegómenos del encuentro en Gualeguaychú, reclamó que suban su perfil público los posibles candidatos del nuevo espacio del peronismo.
La reunión de Entre Ríos contiene varios proyectos en potencia. Massa, por caso, quiere armar una mesa de coordinación parlamentaria para llevar adelante casi una decena de proyectos de ley en conjunto. De allí, dice el jefe del Frente Renovador, podrían surgir dos interbloques que reúnan en el Senado y en Diputados a los legisladores que responden a los gobernadores no kirchneristas y al massismo. Juan Manuel Urtubey tendrá que definir si acelera su plan de convertirse en candidato presidencial o si prefiere optar por la boleta de senador nacional por Salta. Pichetto se ve a sí mismo como armador de una alternativa del peronismo al kirchnerismo y Randazzo, por estos días de viaje en España, aún no avisó cuáles son sus intenciones para 2019.
Lo cierto es que este nuevo espacio se quedará corto si se limita a consensuar proyectos de ley. Es posible que eso alcance como programa para este año, pero las elecciones de 2019 los obligarán a fortalecerse si es que pretenden pararse como alternativa al kirchnerismo. La idea que anima a varios dirigentes del espacio es generaer una “PASO atractiva” a nivel presidencial que seduzca a más votantes que los que participen en la de Unidad Ciudadana. Esa gran elección interna hoy no es más que un proyecto lejano y lo cierto es que corre contra una historia de PASO con precandidatos muy desbalanceados.
En el documento que se terminó de escribir el jueves y que demandó largas intervenciones por whatsapp de los dirigentes más conocidos, los convocantes se autodefinieron como una fuerza “de centro”, en un lenguaje que recuerda a la avenida del medio que propuso Massa en la última elección, en una estrategia que no le sirvió para romper la polarización entre Macri y el kirchnerismo.
El Presidente peleará así por su reelección con una oposición dividida, un sueño para cualquier político del mundo. Es un regalo de la fortuna que, si bien fue regado y fertilizado con paciencia por el Gobierno, Macri nunca podrá atribuirse. Es más bien un resultado del modo ridículo pero incruento que tuvo la transición presidencial, con Cristina Kirchner dejando la Casa Rosada de modo furtivo pero con un apreciable porcentaje de aprobación popular. En el Gobierno no dejan de celebrar en silencio esa circunstancia, más fácil de explicarcon las herramientas del psicoanálisis que con las de la sociología. ■