Clarín

La secuela de un fallo y queja de Lorenzetti

- Ricardo Kirschbaum

Más con el polémico fallo de los camaristas Ballestero y Farah liberando a Cristóbal López y cambiando la carátula de fraude a evasión, que con la acordada casi contemporá­nea de la Corte volteando la expectativ­a oficial de trasladar a jueces de otros fueros al federal para licuar el poder y las sorpresas de Comodoro Py, la Justicia desalentó casi cualquier perspectiv­a de auto regeneraci­ón. Fue hace unos veinte días atrás. ¿Cuál es ahora la situación? Un borrador circula entre los jueces de la Corte para “reglamenta­r”, si el término lo describe bien, lo que quisieron limitar antes. Se permitiría el pase de jueces de la misma jurisdicci­ón, pero cuando ésta cambie precisará el acuerdo del Senado. Esta fórmula fue producto de conversaci­ones de miembros de la Corte con Germán Garavano, ministro de Justicia. La segunda novedad es que Ballestero, uno de los camaristas apuntados, está buscando una salida a la encerrona. La eventualid­ad de su renuncia -de hecho pidió una entrevista con el ministro y éste le habría respondido que lo vería si le lleva una propuesta concreta- es una alternativ­a posible.

La remoción por jury promovido por el Consejo de la Magistratu­ra tendría un trámite más lento y difícil, estiman en fuentes oficiales.

Las fricciones de los últimos tiempos han dejado huellas en la trama de la relación, siempre sinuosa, entre el Poder Ejecutivo y la Corte. El hecho principal ha sido la decisión de promover la conformaci­ón de un nuevo tribunal oral para Cristina Kirchner. En la Corte, se niega cualquier intención, pero en la Casa Rosada se asegura lo contrario. El juicio por el acuerdo con Irán tiene, además, consecuenc­ias para el juez que lo promovió, Claudio Bonadío. Si se exculpa a la ex presidenta y a los otros encausados (Zannini y Timerman), cabría la posibilida­d de que el acusado fuera el juez por las detencione­s ilegales de éstos últimos.

Aquella acordada se difundió luego de una reunión de Ricardo Lorenzetti con Macri, en la que el titular de la Corte, ante una pregunta del Presidente, le restó importanci­a a la decisión del Tribunal que iba a derribar la estrategia judicial oficial. En esa reunión, se asegura, Lorenzetti volvió a reclamar por la inacción de la Casa Rosada para desactivar el pedido de juicio político que le ha planteado Lilita Carrió. Ese planteo se ha convertido en obsesión para Lorenzetti, que también sostiene una disputa abierta con Horacio Rosatti. El ex ministro trabaja sin pausa para convertirs­e en el nuevo presidente del Tribunal. Trabaja para captar apoyos internos que antes estaban con su actual rival.

Por la delicada relación que Macri tiene con Carrió no parece probable que el Presidente haga alguna gestión en la dirección que reclama Lorenzetti.

La diputada tampoco concederá graciosame­nte ese gesto.

Garavano está también bajo el fuego de Carrió. Lo acusa de ser “un poste político”. La eventual renuncia de Ballestero, si se concreta, quizá sea una respuesta (¿suficiente?) a esa acusación.

Se espera ahora que la Corte precise los alcances de la acordada anterior, para aliviar tensiones con el Gobierno

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